El pasado 19 de enero, fallecía en Santiago de Cuba el recluso
Wilman Villar Mendoza. Inmediatamente, los medios internacionales
divulgaban la versión de la llamada disidencia cubana, sostenida con
fondos del Gobierno de EEUU.
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El pasado 3 de
enero moría en una cárcel de Chicago (EEUU) una mujer que realizaba una
huelga de hambre (1). En noviembre de 2011, tres presos varones morían
en California también tras una huelga de hambre que movilizó a 12.000
prisioneros en 13 estados del país (2). Nada de esto fue noticia
internacional, ni provocó protestas diplomáticas contra el Gobierno de
EEUU.
El pasado 19 de enero, fallecía en Santiago de Cuba el recluso Wilman
Villar Mendoza. Inmediatamente, los medios internacionales divulgaban
la versión de la llamada “disidencia” cubana, vinculada al Gobierno de
EEUU: el recluso habría fallecido por una huelga de hambre en protesta
por haber sido encarcelado tras participar en una manifestación pacífica
(3).
Esta información, repetida hasta la saciedad en los grandes medios,
es absolutamente falsa. Wilman Villar Mendoza fue detenido en julio del
pasado año por la agresión con lesiones a su esposa, tras una denuncia
realizada por la madre de ésta. En el momento de la detención, Villar
agredió con violencia a los agentes, y en noviembre fue condenado a 4
años de prisión por los delitos de desacato, atentado y resistencia (4).
Una vez condenado –siguiendo un patrón ya clásico en los últimos
tiempos- entró en contacto con la “disidencia” cubana, con la intención
de ser beneficiado por las medidas de gracia del Gobierno cubano a
presos de este colectivo.
Villar fue atendido en el Hospital Clínico Quirúrgico “Doctor Juan
Bruno Zayas” y falleció por las complicaciones de una neumonía severa.
El Gobierno cubano asegura incluso que ni siquiera se encontraba en
huelga de hambre (5).
En contraste con el silencio diplomático tras las citadas muertes por
huelga de hambre en EEUU, las presiones diplomáticas contra Cuba tras
la muerte de este preso no se han hecho esperar. El Gobierno español,
por ejemplo, exigía al cubano “liberar a todos los presos políticos”
(6). Debemos recordar que Amnistía Internacional reconoce como presos de
conciencia solo a 3 personas en Cuba. Y lo hace en un comunicado
publicado –por cierto- al calor de estos últimos acontecimientos, ya que
la ONG no reconocía ningún preso de conciencia en la Isla desde la
última excarcelación, en marzo de 2011 (7). Organizaciones de la
“disidencia” cubana financiadas por EEUU sostienen, por otro lado, que
existen al menos 60 “presos políticos” en la Isla (8). Pero la propia
agencia de noticias norteamericana Associated Press (AP), poco
sospechosa de apoyar las versiones del Gobierno cubano, relataba que
estas 60 personas están presas por delitos “violentos, aunque
políticamente motivados, como sabotaje y secuestro de naves” (9). Estos
son, al parecer, los “presos políticos” que reivindica el Gobierno
español.
Si tomamos en consideración estos datos, los 3 presos de conciencia
en Cuba son bastantes menos que los más de 100 en cárceles españolas,
condenados solo por su filiación política al independentismo vasco, y
que jamás participaron en acciones violentas (10).
También habría que recordar que en julio de 2011 fallecía en la
cárcel de Teruel, en España, un preso tras cinco meses en huelga de
hambre. Su muerte no produjo denuncias diplomáticas, y los escasos
medios que informaron de ello lo hicieron de manera escueta y
oficialista (11). El pasado 20 de diciembre fallecía, en el Centro de
Internamiento para Extranjeros (CIE), de Madrid, una inmigrante
congoleña sin papeles, por una neumonía que no le fue diagnosticada
porque dicho centro carecía de servicios médicos (12).
Por todos estos hechos, el Gobierno cubano no ha dirigido ninguna
nota de protesta al Gobierno español. ¿No es hora de que comience a
hacerlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario