viernes, 26 de octubre de 2018

NICARGUA: Báez, el monseñor del golpismo


Por Fabrizio Casari*

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, de corazón somocista y más acostumbrado a leer Twitter que el Evangelio, ha caído en su ego. No tenía la menor idea de que lo estaban grabando y, al intervenir en una reunión, ante la inquietud de actuar como guía política para el golpismo, tropezó en su propia lengua, exponiendo trama, protagonistas y objetivos del intento de golpe de Estado y los movimientos futuros de su congrega.
En la grabación se escuchan frases inequívocas sobre su responsabilidad y de casi toda la Conferencia Episcopal de Nicaragua en el intento de golpe de estado que durante meses ha ensangrentado a Nicaragua. Además de declarar el deseo de enviar al presidente nicaragüense Daniel Ortega y la vicepresidenta, Rosario Murillo, al pelotón de fusilamiento, ha instado a la oposición a que integre sus filas con cualquiera: "abortistas, homosexuales, drogadictos, narcotraficantes y cualquier persona disponible", especificó.
Agradeciendo a Estados Unidos ("nos ayudan", dijo) por las leyes piratas que afectan a los dirigentes de Nicaragua, expresó su desprecio por el Ministro de Relaciones Exteriores y el Ejército y llamó a la oposición a una organización mas beligerante. Sin embargo, siempre concertando sus pasos con la iglesia. ¿La consigna? Elecciones anticipadas o terror.
Básicamente, Báez confirma cómo la Conferencia Episcopal ha sido el auténtico liderazgo político del fallido golpe de estado y que también guía el proceso político que debería llevar a la oposición a las elecciones de 2021. Nadie de buena fe consideraba que las jerarquías eclesiales nicaragüenses no estaban relacionadas con el plan de golpe de Estado, menos todavia el obispo Báez, a pesar que se propone oficialmente como mediador en el conflicto entre el gobierno y el golpismo.
El clamoroso error cometido por Báez es propio de un conspirador chismoso y narciso, que reivindica haber dado origen y forma tanto a las barricadas o tranques donde se cometieron las peores atrocidades (Báez los llamó "una idea extraordinaria") como de la autodenominada Alianza Cívica, asignando a la Conferencia Episcopal de Nicaragua la paternidad ("la inventamos y la construimos").
El papel de Báez, como el del obispo Mata y del obispo Álvarez, fue el de ser jefes de la Curia y de la Contra, y esto no es nuevo para los que han seguido el curso de los eventos nicaragüenses. Un trío de fanáticos del horror que invocaron la guerra hasta que la policía fue retirada a los cuarteles y luego apelando a la paz cuando las fuerzas de seguridad salieron para restablecer el orden en el país. Los obispos, cubiertos por la inmunidad diplomática, trataron de proponer una cara respetable al intento de golpe de Estado.
Mientras se propusieron como mediadores, amenazaron de muerte al presidente, instigaron los enfrentamientos, difundieron mentiras sobre los hechos y participaron directamente, como muestran algunos videos, incluso la tortura infligida a los militantes sandinistas y los policías que cayeron en manos de los terroristas. Intervinieron directamente en apoyo de los líderes del golpe y aseguraron la logística con la que contaban los terroristas que desde detrás de las barricadas aterrorizaban a la población. Sin modestia y sin decencia, al extender la bandera del Vaticano en sus jeeps, llevaron comida, ropa y dinero a los golpistas; escondieron arsenales y dinero en el sótano de las iglesias y disfrazaron a los representantes de los maras como religiosos para dejarlos escapar de la ira de la población.
Báez públicamente exhortó a los líderes golpistas a no abandonar la pelea.
Báez recibió la solidaridad la de los empresarios del Cosep y de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que en una declaración confirma su apoyo al obispo, como lo confirmó Brenes personalmente en una entrevista radial, donde se queja de que Báez ha hablado sin sospechar que lo estaban grabando.
Pero la solidaridad incondicional ofrecida por la CEN a Báez, sin siquiera expresar una incomodidad por lo que se hizo público, confirma que no nos enfrentamos a declaraciones de un prelado ambicioso y narciso, indecente como imprudente; no se trata de una responsabilidad personal (que las hay, obviamente), sino que nos enfrentamos con la confirmación directa, aunque involuntaria, del plan de golpe concertado por la CEN. La iglesia, como muchos habían entendido y ahora todos, incluso los más ciegos, pueden ver, fue un elemento central y activo en la subversión terrorista.
Actuó en concierto con los otros actores del golpe: Cosep, liberales, conservadores, MRS, ONG nicaragüenses y extranjeras, la embajada de los Estados Unidos en Managua, y su papel de liderazgo subraya su profunda identidad. De hecho, se trata de líderes golpistas, no de mediadores en el conflicto entre gobierno y oposición, que en el marco de la intentona fue un conflicto entre legalidad e ilegalidad, entre constitucionalidad y golpe de Estado. Exactamente porque el papel de la Iglesia en el intento de golpe de Estado es tan evidente, a la inversa, es aún más comprensible y compartible la decisión del Presidente Ortega de negar a los golpistas en sotana cualquier función de mediadores y testigos en un posible diálogo nacional.
Entre las declaraciones registradas de Báez también está la ironía con la que recuerda que hace meses el Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, que quería informar al Vaticano de lo que estaban haciendo los prelados, no pudo reunirse con el Papa. Con más urgencia el Vaticano, que también había defendido, en parte inevitablemente, el trabajo del CEN, tocará ahora tomar nota de cuan correctas eran las acusaciones que el gobierno nicaragüense formulaba hacia los obispos. No hubo una acusación política generalizada, sino una responsabilidad penal verificada de los obispos. No desempeñaban un papel pastoral, sino criminal.
Para la Santa Sede, la oportunidad de disociarse de un grupo obsceno de golpistas vestidos como prelados es propicia. Es de esperar que en San Pedro puedan comprender que el trabajo de las jerarquías eclesiásticas locales es la causa de la progresiva redución a un rol marginal de la Iglesia en el panorama sociopolitico y del masivo abandono popular de las actividades religiosas en Nicaragua. Porque sí, es un país de fe y sabe perdonar, pero sabe leer en la oscuridad y no quiere olvidar.
(*) *_Periodista de la agencia Otra Noticia. www.altrenotizie.org_*


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viernes, 14 de septiembre de 2018

Xerrades: Situació actual de Nicaragua i Xilé a 45 anys del cop.a Barcelona



DISSABTE 15 SETEMBRE

11:30H XERRADES:
-SITUACIÓ ACTUAL A #NICARAGUA. amb Jaume Soler, president de SOARPAL.
-XILÉ A 45 ANYS DEL COP. amb Leo Lamich, militant de UP.

LLOC: Local UGT DE CATALUNYA

RAMBLA SANTA MÒNICA,10 Barcelona.

11 a 16h.


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miércoles, 22 de agosto de 2018

NICARAGUA: GOLPE ESTA SIENDO DERROTADO, DICE CARLOS FONSECA TERÁN

“Los grupos que utilizan las fuerzas de la derecha nicaragüense, subordinada a Estados Unidos, están debilitados”, afirmó hoy en La Habana el Secretario de Relaciones Internacionales del FSLN, Carlos Fonseca Terán… “La derecha ya no tiene gente, ya a sus marchas y convocatorias no va casi nadie, porque muchas personas abrieron los ojos percatándose de la manipulación de la que fueron víctimas’, declaró a Prensa Latina, en la edición XXIV del Foro de Sao Paulo… “Estamos enfrentando el intento de golpe por parte de las fuerzas de la oligarquía nacional al servicio del gobierno de Estados Unidos, de hecho, esa acción fracasó”, dijo Fonseca… “Este es el formato que aplica Washington a los países que no responden a sus intereses, a los gobiernos que constituyen estorbos para ellos, que son considerados los adversarios”, argumentó.
… SUBRAYADO…
“A través de la manipulación inculcan la mentira y ella conduce al odio, a la culpa y hacia el miedo, y ese es el recorrido de la manipulación a través de la guerra psicológica. Hicieron atrocidades en las ciudades que llegaron a controlar, dedicándose a cazar sandinistas, a torturarlos, violar a las mujeres, eso fue algo terrible lo que vivimos. Los sandinistas organizados en apoyo a las fuerzas policiales hemos logrado recuperar las ciudades tomadas por las fuerzas contrarrevolucionarias, y ya hemos podido eliminar traques y barricadas, solo queda un pequeño reducto de ellos en una zona de la capital”. Carlos Fonseca Terán.


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martes, 14 de agosto de 2018

TEMAS DE ACTUALIDAD EN NICARAGUA: paramilitares, Reconciliación, Diálogo, 6%, Reformas Seguridad Social, etc...


ALGUNOS TEMAS DE ACTUALIDAD EN NICARAGUA
Carlos Fonseca Terán.

Ha transcurrido casi un mes desde la gran victoria obtenida por el sandinismo contra el plan golpista de la derecha vendepatria. Durante este tiempo han surgido algunos temas que considero necesario abordar, y estos son: el uso de términos tales como paramilitarismo y golpe de Estado; la justicia, la reconciliación y ciertas políticas a seguir al respecto; el diálogo nacional; el 6% para las universidades; y finalmente, un tema que no ha sido bien analizado y que es incluso, prácticamente desconocido, pero cuyo análisis es importante retomar, y es el de la reforma a la seguridad social, que fue usada por la derecha como pretexto para dar inicio a sus planes golpistas; reformas que incluso, debido a la desinformación que aún existe sobre ellas, algunos sandinistas piensan que eran incorrectas o al menos, que eran un mal necesario, pero aquí demostraré que no es así y que por el contrario, eran beneficiosas para el pueblo nicaragüense.
1. Los “paramilitares” y el golpe de Estado.
La derecha golpista y terrorista nos acusa de haber usado fuerzas “paramilitares” contra la población civil que se manifestaba pacíficamente. El término “paramilitar” se usa para fuerzas militares irregulares afines al gobierno y por tanto, paralelas a las fuerzas armadas y policiales legalmente constituidas, o sea que no actúan subordinadas a esas fuerzas institucionales para la defensa militar, el orden y la seguridad, ya que si lo hicieran, no serían fuerzas paralelas, sino auxiliares de las fuerzas armadas y policiales, como era el caso de los Batallones de Infantería de Reserva en la década de los ochenta, integrados por combatientes voluntarios, y que sostuvieron el peso de la guerra hasta 1984, cuando comenzó a implementarse el Servicio Militar Patriótico, integrado por tropas de combatientes reclutados del mismo modo que se reclutan las fuerzas armadas en muchos países donde existe el servicio militar, y que así como los reservistas, no eran militares profesionales, sino gente del pueblo que era organizada y armada por el Estado para la defensa militar del país en el marco de una guerra de agresión impuesta por el imperialismo norteamericano.
Los combatientes que acompañaron a las fuerzas policiales en la ofensiva de la caravana de la libertad para la liberación de las ciudades secuestradas por el terrorismo golpista y fascista de la extrema derecha, son por tanto una fuerza auxiliar de la Policía Nacional, subordinada a ésta y por tanto, parte orgánica de esta institución, y no una fuerza paramilitar, como la ha pretendido presentar la derecha. Esa fuerza auxiliar, legítima y orgánica, es la que era conocida en los años ochenta como la Policía Voluntaria, a la cual – al igual que a los Batallones de Reserva – tuve el honor de pertenecer.
Sin embargo, las fuerzas militares organizadas por la derecha en este intento de derrocamiento de nuestro gobierno sí pueden ser consideradas como paramilitares, ya que a diferencia de lo que sucede con los movimientos armados antigubernamentales en otras circunstancias, estas fuerzas estuvieron dirigidas por ex militares sandinistas, traidores a la causa revolucionaria al igual que muchos ex dirigentes políticos del sandinismo en los años ochenta y que como ellos, forman parte de esa especie de secta ideológica que comenzó como reformismo socialdemócrata y terminó como ultraderecha, llamada Movimiento Renovador Sandinista.
Digo que en este caso sí es válido referirse a fuerzas paramilitares, porque aunque son fuerzas opuestas al gobierno, la idea de reclutar a sus integrantes, su organización, entrenamiento y dirección han estado a cargo de un personal cuya formación militar proviene de las fuerzas armadas y policiales constituidas como tales, razón por la cual también es legítimo llamar golpe de Estado a este intento de derrocamiento del gobierno sandinista, ya que por golpe de Estado se entiende el derrocamiento de un gobierno usando para ello una parte de las fuerzas institucionales del mismo Estado al que pertenece ese gobierno, ya sean militares (fuerzas armadas, policía, a través de sus integrantes activos o en retiro; en este caso fueron algunos en retiro) o políticas (poder legislativo, poder judicial).
Vale aclarar aquí que aunque ese grupo de ex militares traicionaron al sandinismo organizando esas fuerzas paramilitares en contra de nuestro gobierno revolucionario, las fuerzas armadas y policiales de Nicaragua han demostrado su apego a la legalidad y un elevadísimo nivel de conciencia patriótica, popular y revolucionaria, en correspondencia con su origen y con el carácter del poder revolucionario como poder del pueblo.
2. Justicia y reconciliación.
Es irónico que quienes pretenden presentarse como fuerzas cívicas que protestan pacíficamente, tengan “comandantes” en sus filas, como es cínico el hecho de que la derecha golpista y terrorista se queje y nos condene por acusaciones y órdenes de captura contra sus “comandantes” autoconvocados y autonombrados, porque… ¿cómo vas a querer ser “comandante” de un intento fallido de derrocamiento de un gobierno y después esperar que no te echen preso, si además asumís que te estás enfrentando a una “dictadura”? Es igual a lo que sucede con los supuestos “presos políticos”, como le llaman ahora a los violadores de derechos humanos, torturadores y agresores de la población civil en la etapa de los tranques golpistas, que actualmente están detenidos y siendo procesados legalmente por los crímenes que cometieron, y cuya peligrosidad ante la sociedad hace que su puesta en libertad sea inadmisible.
A propósito de esto, es importante reiterar el llamado al diálogo y la reconciliación en el seno del pueblo, entre familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo que estuvieron en bandos opuestos durante la crisis recién vivida, ya que la gran mayoría de quienes estuvieron en el bando opuesto al sandinismo fueron personas manipuladas por la guerra psicológica que forma parte del diseño de estos planes de derrocamiento de gobiernos no afines a los intereses del imperialismo norteamericano y por tanto, son víctimas de la derecha golpista; pero sabiendo distinguir entre manipulados y manipuladores, y entre simples participantes en actividades pacíficas en contra del gobierno y quienes cometieron crímenes, ya que la reconciliación no puede ser sinónimo de impunidad, pues la libertad de estos criminales, aparte de ser un peligro para la sociedad sería un precedente funesto en la necesaria aplicación de las leyes a quienes las transgreden, además de que entre quienes cometieron crímenes en el bando golpista, hay también delincuentes que ya desde antes formaban parte del crimen organizado, por lo cual tienen en su contra también otra cantidad de delitos graves en su trayectoria de malhechores.
En el caso de los funcionarios del Estado, es absolutamente legítimo que quienes hayan participado en acciones violentas en contra del gobierno o se hayan manifestado contra lo que consideran una dictadura, sean excluidos de las instituciones de este gobierno y del Estado en general, ya que de no hacerse esto, el gobierno y el Estado estarían aceptando en sus instituciones a funcionarios cuya actuación va en contra de sus políticas, además de ser evidentemente, potenciales boicoteadores en el desempeño de las instituciones públicas, lo cual perjudica principalmente al pueblo.
En el caso de los médicos despedidos, por ejemplo, esto no se debió a que curaran heridos en las marchas, como ellos y sus defensores alegan, sino a que eran los médicos de las tropas contrarrevolucionarias del terrorismo golpista, organizando puestos médicos que formaban parte de la estructura militar de las acciones violentas contra el Estado y el pueblo nicaragüense, de lo cual hay evidencia gráfica en abundancia.
Sería incorrecto, sin embargo, excluir a funcionarios de las instituciones públicas por el solo hecho de no ser sandinistas, siempre que sean buenos trabajadores, pues a los malos trabajadores se les debe corregir o en casos extremos, excluir de las instituciones, pero independientemente de que sean o no sandinistas, tomando en cuenta que hay casos en los que compañeros sandinistas hacen mal su trabajo por falta de mística revolucionaria, amor al pueblo, sentimiento del deber y amparados en la incorrecta idea de que por ser sandinistas son intocables. Los sandinistas no somos una cofradía politiquera al acecho del poder para repartírnoslo a título personal, sino un movimiento revolucionario que lucha por el poder y su preservación en manos del pueblo, como un medio para la transformación revolucionaria de la sociedad y con ello, alcanzar el bienestar material y espiritual de todos los seres humanos.
Finalmente, hay que estar alerta frente a la posibilidad de que haya ciertos oportunistas y malos dirigentes que pretendan aprovechar la situación actual para excluir a compañeros sandinistas – o incluso, a trabajadores del Estado no sandinistas –, motivados por razones de índole personal y en ocasiones, para que no haya quienes los señalen por sus malos actos. En ese sentido, y también en general para velar por el uso de criterios adecuados en todas las decisiones, y por una conducta consecuente con los principios revolucionarios, es fundamental el correcto funcionamiento de las estructuras orgánicas de base del FSLN, que no deben ser sólo para el activismo, sino para velar por el buen desempeño de las instituciones en el caso de las estructuras organizadas en este ámbito, y para promover la participación popular en la gestión de gobierno, en el caso de las estructuras organizadas en el ámbito territorial, para lo cual es indispensable practicar la crítica y la autocrítica, que requiere criterios cuya existencia y puesta en práctica sólo es posible con formación ideológica y estudio político, que debe ser otro de los contenidos fundamentales de trabajo de nuestras estructuras a todos los niveles.
3. El diálogo.
La misma derecha que boicoteaba el diálogo, utilizándolo como tribuna de su discurso político radicalizado por las ambiciones de poder de sus voceros autonombrados como tales, o suspendiéndolo sus mediadores parcializados cada vez que querían, ahora pide diálogo, y está bien, porque es la manera civilizada de resolver las diferencias de cualquier tipo, y por eso mismo hemos sido los sandinistas sus principales impulsores.
Pero hay dos problemitas. Uno de ellos es la idoneidad de los mediadores y otro, la representatividad de los interlocutores o contraparte del gobierno. Como todo el mundo sabe, los obispos como mediadores – salvo honrosas excepciones – han estado explícita y activamente a favor del plan de derrocamiento del gobierno. Por su parte, los representantes del golpismo en el diálogo han sido cúpulas autonombradas: 1) Los dueños de los caramancheles ideológicos llamados ONGs, dirigidos por las mismas personas desde su fundación – en algunos casos desde hace casi treinta años, como el CENIDH –, a las que nadie ha electo en muchos casos ni siquiera a lo interno de esos organismos, ni mucho menos como representantes de los nicaragüenses que están en desacuerdo con el sandinismo, aunque ellos se presenten a sí mismos como representantes de la “sociedad civil”; 2) Los “representantes estudiantiles” no electos por los estudiantes y a quienes casi nadie conocía ni en las universidades hasta antes de esta crisis; 3) Los representantes de la empresa privada que sólo representan a una parte de los grandes propietarios individuales, pero cuyo peso en la economía, aún si los representaran a todos, es de cerca de un 30% del Producto Interno Bruto, pues el resto está distribuido entre pequeños y medianos empresarios e inversionistas extranjeros.
Cuando en el diálogo se les demandaba el levantamiento de los tranques, estos representantes ilegítimos y fraudulentos se oponían, pero no sólo porque no les convenía que los tranques se levantaran, sino porque aún en caso de haber estado de acuerdo o de haber tenido la voluntad de hacerlo como un aporte a la paz, no habrían podido, porque la gente que estaba en los tranques – como la inmensa mayoría de las personas que de alguna manera participaron en las acciones violentas o en las protestas en contra del gobierno – no les iban a hacer el más mínimo caso. Por el contrario, fueron y son abundantes las manifestaciones de rechazo a esta falsa cúpula por parte de la misma gente movilizada, convencida o manipulada por la derecha.
La aceptación de estos interlocutores y la propuesta a la Conferencia Episcopal de ejercer mediación no fue más que una muestra de buena voluntad de parte del gobierno sandinista para superar la crisis por la vía del diálogo, que no fue tomado en serio por la contraparte, cuya expectativa era la toma del poder, contrario a la del gobierno, que era superar la crisis a través de la búsqueda del consenso, lo que fue imposibilitado por el comportamiento soberbio y fundamentalista de la derecha golpista. En igual sentido se puede hablar de la invitación a la CIDH, cuya parcialización a favor del golpe fue descarada a más no poder.
El diálogo sólo podría funcionar si se diera entre auténticos representantes de los dos verdaderos bandos opuestos: el sandinismo y el antisandinismo, y por tanto en él deberían participar los grupos políticos de todos los signos ideológicos que existen en el país, pero a partes iguales entre el sandinismo por un lado, y todos los demás juntos por el otro, tomando en cuenta que el sandinismo representa al gobierno y que por esta razón y muchas otras, su peso político es mucho mayor que el de cualquier otra fuerza política organizada. Otros actores de un diálogo serio y productivo tendrían que ser las organizaciones sociales de la verdadera sociedad civil: sindicatos obreros, gremios productivos, comerciantes, transportistas, estudiantes, entre otros, incluso el COSEP, pero sin arrogarse la representación de toda la empresa privada.
En cuanto a la mediación, y sólo para poner un ejemplo que tome en cuenta la importancia que tendría mantener en ella la presencia de la Iglesia Católica – puesta en peligro por los mediadores principales de la Conferencia Episcopal –, un posible buen mediador podría ser el Vaticano a través del Nuncio, quien tiene a su favor haber actuado con la prudencia que debía ser propia de los mediadores en la reciente crisis, aunque para el fortalecimiento de esta difícil labor sería lo mejor que estuviera acompañado de otros actores con la legitimidad y el prestigio suficientes, pero dejando fuera a los ya fracasados obispos golpistas, que han fracasado también como mediadores, provocando además una verdadera y silenciosa estampida de feligreses.
4. El presupuesto universitario.
Sin duda y sobre todo al comienzo de la crisis recién pasada, muchos estudiantes universitarios fueron manipulados por la guerra psicológica emprendida por la derecha como parte de su plan golpista. Ahora sólo una minoría del estudiantado universitario persiste en su rechazo al gobierno sandinista, pero se trata de un sector que siempre ha estado opuesto a nosotros por razones ideológicas, pues la mayoría de los estudiantes han logrado darse cuenta de la realidad.
Esto se debe entre otras cosas, a que sólo el sandinismo ha hecho posible en Nicaragua el acceso a la educación superior para los sectores populares, lo cual se manifiesta en el 6% del Presupuesto General de la República, destinado a las universidades por iniciativa del FSLN desde hace ya muchos años, y que siempre les fue negado cuando gobernaba esa misma derecha que pretende continuar manipulando a los estudiantes, razón por la cual en determinado momento y de la manera más cínica, se quiso poner como defensora del 6% que supuestamente se le estaba negando a la UCA, bandera que se le cayó al momento mismo de ser levantada, pues las autoridades correspondientes han dejado claro que el 6% está garantizado para todas las universidades incluidas previamente en el mismo, a pesar de las grandes pérdidas económicas causadas al país por esa misma derecha que ahora se quiere presentar como defensora de los intereses estudiantiles, y que fue respaldada también por las autoridades de las universidades privadas.
O sea, destruyen la UNAN-Managua y después reivindican el 6% para la UCA – que se le dará, como ha quedado claro –, universidad que como las demás privadas, no fue tocada por los golpistas, a excepción de la UPOLI. Esta reivindicación demagógica surgió de la interpretación que hizo la derecha de ciertas declaraciones tendenciosas de las autoridades de esa universidad cuando declararon que no reanudarían aún las clases como consecuencia de atrasos en los desembolsos del gobierno, totalmente comprensible en vista de los daños acusados a la economía por el intento de golpe. Hemos sabido que la UNAN-Managua no podrá reanudar las clases este año debido al alto nivel de destrucción ocasionado en sus instalaciones por la derecha golpista, que por otra parte, si hubiera llegado al poder les negaría el 6% a las universidades. Este es el resultado de la acción de algunos grupos estudiantiles, entre los cuales hay muchos que ya han logrado comprender qué intereses se han movido detrás del intento de derrocamiento del gobierno sandinista.
En otras palabras, sólo la derecha es quien ha perjudicado siempre al estudiantado universitario, mientras el sandinismo es la única fuerza política que ha revindicado y garantizado la universidad para los nicaragüenses de escasos recursos, defendiendo y poniendo en práctica el carácter gratuito de la educación y asegurando la entrega del 6% a las universidades públicas y a las parcialmente subvencionadas con dicha partida presupuesta.
5. Las reformas a la seguridad social.
El tema de las reformas a la seguridad social ha sido ignorado en los análisis con respecto a la reciente crisis, debido a su derogación inmediata al comienzo de ésta, pero su necesidad misma, así como su papel como pretexto de la derecha para llevar a cabo las acciones que dieron inicio al frustrado proceso de derrocamiento del gobierno, hace que este tema sea relevante y deba ser retomado.
Una de las causas fundamentales de la crisis financiera del INSS es que la seguridad social en Nicaragua, a partir del regreso del sandinismo al poder en 2007, cubre una mayor cantidad de sujetos beneficiarios y de beneficios para los asegurados. Entre los sujetos asegurados que antes no lo estaban, están las víctimas de guerra y los beneficiarios de la pensión reducida, que fue creada por el gobierno sandinista para beneficiar a quienes habiendo llegado a la edad de jubilación (60 años), no hubieran completado las 750 semanas establecidas para recibir su pensión de jubilación, bastando con 250 semanas para recibir este beneficio, que ha salvado de la miseria a muchos nicaragüenses que por ser sandinistas, fueron despedidos en los gobiernos de esa misma derecha que ahora pretende representarlos.
Entre los beneficios que antes no recibían y ahora sí reciben los beneficiarios de la seguridad social están: exámenes de tomografía y resonancia magnética, hemodiálisis, quimioterapia, exámenes radiológicos, atención en el extranjero, medicamentos antes no incluidos, entre otros.
Pero hay otro factor en la crisis financiera del INSS, que es el fraude habitualmente cometido contra esta institución por los grandes empresarios privados, el cual consiste en autonombrarse o nombrar a familiares y testaferros, en cargos fantasmas donde ganan sueldos ficticios, con el objetivo de beneficiarse de la seguridad social. Pero esto no sería negocio si no fuera porque el actual sistema incluye un techo salarial de C$82,953.22, a partir del cual el asegurado no debe pagar más, pero sí recibe más beneficios, lo que obviamente, beneficia a los que ganan más.
Una de las reformas consistía precisamente, en eliminar este techo salarial para las cotizaciones, con lo que ya los grandes empresarios no podrían seguir defraudando al INSS y contribuyendo así a su crisis financiera. Las otras reformas eran aumentos en las cotizaciones a trabajadores y en mayor medida, a empresarios, además del establecimiento de la cotización para los jubilados.
El aumento de las cotizaciones de los empresarios (del 19% al 22.5%, para un aumento del 3.5%) era bastante mayor que el aumento de las cotizaciones de los trabajadores (del 6.25% al 7%, para un aumento del 0.75%), pero algo que no se dice en la reforma y que sus detractores ocultan es que el aumento en las cotizaciones de los trabajadores y el establecimiento de las cotizaciones a los jubilados (del 5%, las menores de todas) eran muy inferiores a los beneficios adicionales que ambos grupos de beneficiarios (trabajadores y jubilados) reciben de la seguridad social en comparación con los que recibían antes del regreso al poder por parte del FSLN, y sobre todo en el caso de las personas de la tercera edad que reciben la pensión reducida, dado que ésta no existía en la época neoliberal. Es decir, para trabajadores y jubilados el resultado era a su favor, ya que seguían recibiendo mucho más que antes y a la vez, se salvaba al INSS de la crisis financiera actual, lo que garantizaba la continuidad de dichos beneficios; no así en el caso de los empresarios, a quienes se les subía la cotización, y en el caso de los que ganan altos salarios, a quienes ya no se les iba a permitir recibir más y aportar menos, medida con la que también se terminaba el negocio fraudulento de los empresarios que saquean la seguridad social.
Esto explica por qué fue el COSEP y no los sindicatos quienes se manifestaron en contra de las reformas, y es esto lo que resuelve la gran incógnita que correctamente veían tanto dentro como fuera de Nicaragua, y aún desinformados, quienes no se tragaban el cuento de la derecha, debido a que estaban conscientes de la imposibilidad de que los empresarios defendieran los intereses de los trabajadores y los jubilados.
La otra opción para salvar al INSS es la propuesta del FMI y la empresa privada, que consiste en aumentar la edad de jubilación, aumentar la cantidad de semanas cotizadas, eliminar la pensión reducida y excluir a las víctimas de guerra, y de remate manteniendo el techo salarial del que se aprovechan fraudulentamente los grandes empresarios. Debido a las características neoliberales de esta otra propuesta, nuestro gobierno la consideró inaceptable – sobre todo en lo concerniente a eliminar la pensión reducida y excluir a las víctimas de guerra –, optando por aplicar las reformas ya conocidas, y esto explica por qué, si las reformas aplicadas por el gobierno eran neoliberales – como muchos decían –, Estados Unidos – promotor del neoliberalismo a través del FMI y el Banco Mundial – se mostraba tan benevolente con la falsa reivindicación en contra de las mismas, asumiendo luego un papel tan beligerante en la campaña contra nuestro gobierno, además de financiar a los golpistas a través de los ONGs que viven del presupuesto asignado por la USAID y la NED.
Pero independientemente de todo, sigue siendo necesario – y ahora más que nunca, por el deterioro de la situación económica causado por la derecha golpista – hacer algo para salvar la seguridad social en nuestro país, de modo que en algún momento deberá plantearse este tema en el marco de la búsqueda de consenso que siempre ha caracterizado a nuestro gobierno de reconciliación y unidad nacional, o bien como parte de un eventual relanzamiento del diálogo, incierto a estas alturas debido al autoritarismo de la derecha y a lo fallido de su estrategia.
A la derecha le fue fácil manipular las reformas con el cuento de que se les estaba quitando dinero a los trabajadores y a los ancianos, cuando era todo lo contrario, tal como acabo de demostrar, pero esa manipulación fue posible por la desinformación en el estudiantado y pueblo en general acerca de lo beneficiosas que eran en realidad esas reformas para ambos sectores de la sociedad (trabajadores y jubilados), y esa desinformación se debe al debilitamiento tanto de la participación popular en las decisiones gubernamentales como del trabajo político de las estructuras orgánicas del FSLN, sobre todo a nivel territorial, lo cual sin embargo, no se debe a fallas de nuestras estructuras como tales, sino a ciertos estilos de trabajo y métodos de conducción política que deben ser corregidos.
En consecuencia, el gran reto que tenemos como sandinistas es fortalecer nuestro modelo político de protagonismo popular en la gestión pública y mejorar el contenido de trabajo de las estructuras políticas del FSLN como vanguardia revolucionaria del pueblo nicaragüense, además de asegurar organizativamente todo lo que fortalezca ese carácter de vanguardia, incluyendo nuestra institucionalidad como organización política, haciendo que funcionen organismos de dirección tales como el Congreso y la Asamblea Sandinista Nacional, retomando la importancia de nuestro Programa y Estatutos – que deben ser analizados, reformados en caso necesario y aplicados – y asegurando el carácter colectivo de la dirección revolucionaria a la vez que fortaleciendo el liderazgo sandinista a todos los niveles, además de fortalecer el trabajo político y retomar la formación ideológica, el estudio político, la crítica y la autocrítica como prácticas cotidianas en nuestras estructuras, que deben garantizar el buen desempeño de las instituciones públicas y la participación popular en las tomas de decisiones del gobierno y en la definición de las políticas públicas, para de esa manera tener, como decía Germán Pomares, “el campo sembrado y la libertad asegurada” que nos permitirán, como decía Ricardo Morales Avilés, “cambiar tantas cosas… primero el poder, la propiedad, nosotros; y después: aire fresco y maíz para todos, aire y flores para todos”.



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viernes, 10 de agosto de 2018

La humillante derrota y fracaso político de los golpistas en Nicaragua.

Por: Carlos Alberto Escorcia Polanco

Las echaron todas, hicieron hasta lo imposible. Recibieron millones de dólares de la misma potencia que desde 1855 agrede e interfiere en los asuntos internos de Nicaragua.
Contrataron la basura moral de la sociedad como son las pandillas, los lumpen proletarios, para agredir al pueblo.
Hicieron un “plus” esfuerzo por derrocar al gobierno legítimamente constituido del presidente Daniel Ortega, siguiendo el libreto del golpe suave del ideólogo de la Agencia Central de Inteligencia, C IA, Gene Sharp y fracasaron.
Alguien tendrá que responder por los 85 mil empleos perdidos en la fiesta de los “autoconvocados”, apodo que utilizaron para esconder la carencia total de una dirigencia con autoridad para convocar a los “así mismos convocados”.
Alguien, no solo el gobierno, tendrá que responder por los centenares de muertos, alguien tendrá que ir a la cárcel por el terrorismo.
Alguien tendrá que responderle a los ancianitos jubilados, porque ya nadie del sector golpista ni siquiera los menciona y los han lanzado al mas cruel de los olvidos. Porqué tanto escándalo para luego ignorarlos olímpicamente?
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, alegremente se lava las manos y se hace la sueca, con el argumento que ellos solo investigan violaciones a los Derechos Humanos cometidos por el gobierno, no por los ciudadanos “autoconvocados.”
Para eso están las instancias policiales y judiciales del estado nicaragüense para hacerlo.
Pero entonces aquí intervienen los obispos de la Conferencia Episcopal para ir a las estaciones policiales a exigir les devuelvan a sus muchachos, considerados como “la reserva moral de la patria” por el obispo golpista del romanismo, Silvio José Báez Ortega.
Pero eso no es lo peor. Pudimos ver con horror los videos en donde un sacerdote católico y un pastor evangélico, aparentemente estaban presentes durante las sesiones de tortura en la ciudad de León.
La oposición antisandinista nicaragüense ha cometido el más grave, el más serio y vergonzoso error estratégico de los últimos 30 años al saltar etapas y pretender derrocar mediante un golpe suave, al presidente Daniel Ortega, siguiente al pie de la letra el mismo guión mediático aplicado sin éxito en la hermana república de Venezuela.
Lo que los golpistas vandálicos de Nicaragua no entienden es que Estados Unidos no tiene ni amigos ni enemigos, sino solo intereses. Esa fue la triste lección que aprendieron demasiado tarde muchos dictadores de derecha, como Anastasio Somoza, Ferdinando Marcos en Filipinas, Hosni Mubarak en Egipto y Otto Perez Molina en Guatemala, solo para mencionar a los mas conocidos.
Aunque a largo plazo, Estados Unidos está embarcado en una gigantesca contra revolución continental para revertir los procesos revolucionarios, tal esfuerzo se está convirtiendo en una misión imposible. El arrollador triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en México es solo el último ejemplo de lo que afirmo.
Los pueblos de Brasil, Argentina, Colombia, Peru y demás naciones latinoamericanas, tarde o temprano elegirán gobiernos de izquierda revolucionaria porque esa es la tendencia histórica de los últimos 100 años, comenzando con el triunfo de la Revolución campesina en México en 1910, pasando por la gesta heroica de Sandino en 1927, el gobierno revolucionario del coronel Jacobo Arbenz Guzmán en Guatemala, derrocado por la CIA en 1954, la Revolución cubana de Fidel Castro en 1959, la victoria popular en República Dominicana en 1965, cuando miles de adolescentes dominicanos conocidos como “los tigres” salieron de todos los barrios de Santo Domingo y obligaron a retirarse a 42 mil “marines” estadounidenses, incluyendo a 150 guardias nacionales somocistas, hasta llegar al 19 de Julio de 1979 con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista y el triunfo de Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela.
Las revoluciones las hacen los pueblos y los pueblos son invencibles. Del mismo seno de los oprimidos salen los dirigentes carismáticos como Benjamín Zeledón, Augusto Sandino, Carlos Fonseca y Daniel Ortega Saavedra, cuyas madres fueron cortadoras de café y obreras de la costura.
Irónicamente en el caso de la Nicaragua del 2018, el hombre que más conviene a moros y cristianos es José Daniel Ortega Saavedra, líder indiscutible de la Revolución Popular Sandinista de los últimos 40 años. Ortega tiene en su haber, una victoria militar aplastante contra la tiranía somocista, otra victoria demoladora contra la Contra, la cual se desarmó y una impresionante victoria social y económica a partir de 2008. Los plumíferos criollos olvidan que aunque perdió 3 elecciones seguidas, Ortega ganó la guerra.
En el contexto actual, los intereses estratégicos de Estados Unidos buscan garantizar 3 cosas: 1- El control firme y efectivo del narcotráfico que fluye de Colombia a Estados Unidos; 2- El control del flujo migratorio de inmigrantes indocumentados hacia Estados Unidos y 3- un clima favorable a las inversiones norteamericanas en Nicaragua que garantice paz, seguridad y estabilidad a las corporaciones estadounidenses en el país.
La ironía política de este siglo es que el único que está en la capacidad de garantizar esos 3 elementos que tanto necesitan los Estados Unidos es el presidente Ortega. El triangulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) son la mas sonora evidencia de tal cosa. Los países del triangulo del Norte se han convertido virtualmente en narco estados fallidos, mientras Nicaragua fue, hasta el 18 de Abril un oasis de paz, estabilidad y progreso social.
Solo el gobierno de Ortega puede garantizar un alto al tráfico de cocaína procedente de Colombia. Solo Ortega ha demostrado que niños nicaragüenses no llegan a la frontera del Rio Grande sin sus padres. Solo Ortega ha sido capaz de garantizar un clima ideal para las inversiones norteamericanas.
El núcleo golpista claramente identificado como el verdadero “cerebro” del vandalismo criollo es el mal llamado Movimiento Renovador Sandinista, MRS, fundado por el ex -vicepresidente Sergio Ramírez Mercado y su principal “operadora” político-militar Dora María Téllez, inspirado más en ajustar cuentas con la pareja presidencial, por rencillas personales y amarguras de derrotas electorales a lo interior del partido gobernante en décadas pasadas, que en promover la democracia.
Pero junto con este núcleo de dirección, existe también en el resto del grupo golpista toda una amalgama de intereses y grupos disimiles, ninguno de los cuales se destaca ni por tener cuadros de liderazgo nacional capaces de competir con el presidente Ortega, ni por tener un plan de nación.
A todos les une un solo denominador común, derrocar a Daniel Ortega. Aparte de violentar la voluntad popular expresada en una elección presidencial reconocida por la OEA, no tienen nada que ofrecer. No hablan de ningún plan de nación, porque no lo tienen, nadie lo conoce.
La presencia en el país de organismos internacionales de toda forma, color y tamaño, sirve únicamente para bajarle un poco la elevada temperatura basal al paciente golpista, el cual se niega a admitir que ya perdió la partida. Los organismos internacionales no les van a hacer el mandado que los golpistas mismos no han podido lograr.
El grupo golpista se aferra con desesperación a los tranques, como forma de compensar su raquítico apoyo popular. Las multitudes pagadas o amenazadas de perder sus empleos por el COSEP (de todos modos los están perdiendo por miles cada día), jamás tuvieron las agallas de lanzarse a marchar contra El Carmen para “apresar al dictador o hacerlo huir” como sucedió ya en Egipto y en Guatemala, donde medio millón de manifestantes plantados día y noche lograron derrocar a Hosni Mubarak y Otto Pérez Molina, respectivamente.
Que lo intentaron, lo intentaron y lo han intentado varias veces.
Pero el pueblo no ha salido a bailar a las calles a como salió en León cuando entró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional a la primera capital de la Revolución, el 19 de Julio de 1979, o cuando esa misma Junta, encabezada por José Daniel Ortega Saavedra entró triunfante a la plaza de la Revolución en Managua al día siguiente, el 20 de Julio.
Los jefes contras Adolfo Calero, Arístides Sánchez, Azucena Ferrey, el ex vicepresidente de Somoza, Alfonso Callejas Deshon, Indalecio Rodríguez, Lucia Salazar y Marcos Zeledón, soñaron con entrar triunfantes a Managua. Jamás lo hicieron.
Hasta la fecha, el único líder todavía en funciones que ha entrado triunfante a Nicaragua en los últimos 40 años es el comandante Daniel Ortega Saavedra.
Los golpistas de 2018, vieron con amargura como el pueblo no se insurreccionó masivamente, ni marchó contra El Carmen multitudinariamente, como deseaban los golpista y tuvieron que proceder al contrato de mercenarios y pandilleros de los barrios pobres de Managua, quienes lo único que lograron fue sembrar el terror en la población civil y tomar al pueblo de Nicaragua como rehén.
O renuncia Ortega o matamos de hambre al pueblo y torturamos a quien se oponga.
El resultado fue el más rápido y relampagueante desempleo masivo para el pueblo de Nicaragua y la quiebra de centenares de empresas pequeñas y grandes. Lo más ridículo de todo fue que culparon al gobierno de Nicaragua por la obra de sus propias manos esperando que el pueblo les creyera semejante disparate.
Tomado inicialmente por sorpresa, el presidente Ortega hizo de tripas corazón y pacíficamente resistió la embestida. Pasando por alto el articulo 97 de la Constitución, Ortega replegó a sus cuarteles a las fuerzas policiales, por insolente exigencia de la conferencia episcopal.
Simultáneamente con el anticonstitucional acuartelamiento de la policía, las fuerzas golpistas tejieron de tranques arterias urbanas y carreteras en abierta violación del artículo 31 de la Constitución que garantiza la libre circulación de la ciudadanía.
A diferencia de Somoza, jamás vimos los temidos bombarderos T-33, ni los push n pull de fabricación israelí, ni las ametralladoras Galil, provenientes de Galilea, la tierra de nuestro Señor Jesucristo.
La oposición golpista inauguró niveles de barbarie jamás vistos en Nicaragua, ni siquiera en la época de la tiranía Somocista. Las redes sociales dieron cuenta de prácticas de tortura realizadas públicamente ante las cámaras de los teléfonos celulares en donde la crueldad de jóvenes bajo el efecto de las drogas, desnudaban y latigaban a indefensos pobladores, sospechosos de ser Sandinistas, mientras los tenían atados de pies y manos, tal como sus madres los echaron al mundo.
Los tranques se constituyeron en el sustituto del apoyo popular.
El pueblo se “encuevo” en sus viviendas y no salió. Cerraron mercados, pulperías, escuelas, pequeños negocios, mientras la oposición, mostrando su torpeza política decía “el dictador esta c. y alista maletas para huir a Cuba.”
Pero la tan ansiada huida de Ortega jamás ocurrió, ni la entrada triunfal, como la gloriosa entrada del 20 de Julio de 1979 a la plaza de la Revolución tampoco jamás ocurrió.
Desesperada, la oposición junto con los obispos católicos, quienes cometieron suicidio pastoral al parcializarse descaradamente contra el gobierno, se aferró con terror a los tranques como única tabla de salvación. El masivo y multitudinario apoyo popular para “dar al traste con la dictadura” jamás se materializó. Entonces había que castigar al pueblo, había que maltratarlo por no unirse en la aventura golpista y eso si lo lograron con creces, ultrajar al pueblo.
Simultáneamente, la oposición cosechó derrota tras derrota en el plano de la diplomacia internacional. Subestimando la astucia y sabiduría política del comandante Ortega, los golpistas creyeron que con el fuerte cabildeo y respaldo político de Estados Unidos, lograrían aislar a Ortega y conseguirían una condena de parte de la Organización de Estados Americanos, OEA, contra Ortega, pero fracasaron.
Estados Unidos prácticamente dejo solos a los ineptos “diplomáticos” de la oposición nicaragüense y por el contrario emitió una declaración conjunta con el gobierno de Nicaragua. La oposición golpista vandálica nicaragüense fue a Washington por lana y volvió trasquilada. Sus esfuerzos de cabildeo en el congreso igualmente fracasaron, solo los congresistas y senadores Cubano-Batistianos los recibieron y otros senadores incluso republicanos se negaron a recibirlos.
La amarga respuesta de la oposición ante su escandaloso fracaso diplomático en Washington fue tranques y más tranques, torturas y más torturas a jóvenes desnudos, flagelándolos al mejor estilo del narcotráfico colombiano y las maras mexicanas y salvadoreñas.
Las ejecuciones de Sandinistas con un tiro en la cabeza y las sesiones de tortura filmadas por celulares que terminaban en las redes sociales, fueron un fiasco de relaciones públicas para los golpistas.
Así las cosas, perdiendo terreno tanto en el plano internacional como en el campo doméstico, la oposición cifró entonces sus esperanzas en la presencia de organismos internacionales como la CIDH, la Unión Europea y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la Misión Especial de Seguimiento e Investigaciones, MESENI de la OEA.
Pero a pesar de una falsa victoria mediática con la lectura en Washington de una mera lista denuncias de la oposición, los organismos internacionales, rápidamente bajaron de las nubes a la oposición dejando claro que ni eran mediadores, ni fiscales, ni procesadores para judicializar la lucha de los golpistas en el plano internacional.
Los organismo internacionales, quizás sin proponérselo, reivindicaron la vigencia de las autoridades nacionales y ratificaron la relevancia de los organismos policiales y judiciales nicaragüenses para resolver los asuntos de delitos y crímenes cometidos en el territorio nacional.
Igualmente se hizo relevante que Nicaragua no es signataria del Estatuto de Roma (tampoco lo es Estados Unidos), razón por la cual los sueños de la oposición de ver a Ortega esposado y enfrentado a un proceso judicial internacional, se han visto ensombrecidos al carecer la Corte Penal Internacional de jurisdicción sobre Nicaragua.
A lo anterior se suma el hecho que la OEA no aprobó el informe de la CIDH sobre la lista de quejas de la oposición por ser un informe amañado como lo denunció en el mismo seno de la OEA, la embajadora de Venezuela, dejando a la oposición como una serpiente desdentada. La amarga oposición golpista quedó entonces sin ninguna fuerza de imponer su virulento discurso incendiario de tierra arrasada.
La única capacidad que les queda es la de martirizar, hostigar y hacerle la vida miserable al pueblo en los tranques e incendiar las casas d los Sandinistas y a cuanto ciudadano ose no someterse a su violenta dictadura fascista.
El diálogo tutelado por la Conferencia Episcopal, la que sufre el mayor de los descréditos porque de mediadora no tiene nada, se ha convertido en un ejercicio simbólico irrelevante en donde la oposición solo llega a lucirse y robar cámara, con la esperanza de acumular puntos ante sus jefes políticos de la embajada Americana.
No lograron derrocar al presidente Ortega, no tienen fuerza política, ni tranquera, ni pandilleril para forzar su salida.
Eso si, han maltratado al pueblo, han asesinado al pueblo, han flagelado ante las cámaras a un pueblo pobre y humilde, han secuestrado a un pueblo pacífico pero este sufrido pueblo, les pasará la cuenta en las próximas elecciones presidenciales.
Como lo dijera el presidente Ortega en su discurso del Sábado 7 de Julio, si quieren alcanzar el poder, que se organicen de acuerdo a tiempo y forma como lo mandata la constitución, formen sus partidos políticos y oferten su visión ante el pueblo, ya que no lo han hecho, solo saben repetir el barato estribillo de “que se van se van”, torpe slogan fracasado que no constituye ningún plan de nación y luchen por sacar a Ortega del poder, (ya lo han derrotado electoralmente antes), pero no a trancazos ni morterazos sino con el ejercicio civilizado del voto popular.
Así las cosas, lo mejor que puede hacer la oposición es retrotraerse, volver a sus cuarteles donde dibujaron su estrategia, hacerse un profundo, pero verdaderamente profundo examen de conciencia, tratar de reinventarse, pedirle perdón públicamente al pueblo por tanta sangre derramada, tanta pobreza y tanto desempleo provocado por ellos y reconocer que este poder es del pueblo, este poder es Sandinista y que en Nicaragua siempre será 19 de Julio.


Carta abierta, sobre Nicaragua, a D. Juan Luis Cebrián

“Cuando en nuestras posesiones se cuestiona la quinta libertad (la libertad de saquear y explotar) los Estados Unidos suelen recurrir a la subversión, al terror o a la agresión directa para restaurarla”
(Noam Chomsky).
                                                                                                          9 de agosto de 2018

Estimado amigo:

            Hemos leído con especial atención su artículo “Noticias de América” en El País (6 agosto 2018). Deseamos expresar públicamente nuestra opinión, muy distinta por cierto, a la que Vd. vierte sobre la crisis actual de Nicaragua.

            Crisis que no puede entenderse sin haber seguido el recorrido de sus últimos 40 años. Nicaragua se reviste de dignidad con el triunfo de la revolución sandinista, que inició en el 1927 César Augusto Sandino, continuaron luego Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge y fue abrazada y sostenida en todo tiempo por la población nica, hasta lograr el triunfo en 1979.

             Quien conozca medianamente ese recorrido, jamás olvidará estas cosas elementales:

1. Que el objetivo de esa lucha fue alcanzar la soberanía nacional.
2. Que el enemigo a batir fue la política imperialista de Estados Unidos.
3. Que en esa lucha, el precio a pagar fue la vida de más de 50.000 nicas, cruelmente combatidas y aniquiladas por el imperio USA.
4. Que, alcanzada la victoria en julio de 1979, los sandinistas, con Daniel Ortega, elegido primer presidente, renunciaron a la venganza - primera revolución en la historia donde no había represalias, paredón ni fusilamientos - aplicándose por primera vez, según escribe Gunter Grass, el perdón del Evangelio.
5. Que pese a tanto daño, sufrimiento y ruina por una parte y tanta humanidad, generosidad y grandeza ética por otra, el presidente Reagan siguió con su furia imperialista creando y armando a la Contra. Sus palabras: “Luchar contra el sandinismo es luchar por la humanidad y los que tal hacen son paladines de la libertad”.

            Los sandinistas, tras 10 años de guerra auspiciada y financiada por los EEUU, perdieron el poder en las urnas en 1990. Muchos de ellos lloraron seguramente por haber ido perdiendo calidad y aplicación de los principios y valores del sandinismo.

            Gobernar democráticamente demuestra que hay pluralidad y libertad y que la política no siempre –aún la más revolucionaria como la sandinista- se mantiene pura y coherente.

            Fueron pasando los años y Nicaragua fue avanzando en sus altibajos de soberanía, progreso social y derechos humanos. Pero sin que nunca, el imperio gringo renunciase a poner bajo su poderío lo que había perdido.
             Ha sido esa la dinámica constante de la Política USA hacia los países de nuestra América Latina -La Patria Grande- , como lo acreditan sucesivamente las más de un centenar de  intervenciones para invadir, destituir, eliminar líderes populares, sembrar el terror, recuperar su hegemonía.

            El presidente Daniel Ortega, con fallos, abusos y contradicciones, con pactos neoliberales, que algunos analistas han interpretado como contrarios al sandinismo, ha ido manteniendo, no obstante, un crecimiento económico y unas mejoras sociales que conferían a Nicaragua una estabilidad superior a la de otros países de la zona, sin sospechar atisbos de levantamiento popular.
           
Pero, Daniel acrecentaba en su política exterior una línea inequívocamente antiimperialista yanqui: sus relaciones de colaboración con Rusia, China, Irán, Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil, etc., que alcanzaba repercusión internacional en la ONU, con la excepcional presencia en ella de su Ministro Miguel D´Escoto.

            Todo eso no pasaba inadvertido a los guardianes del Destino Manifiesto, que les faltó tiempo para dictar sentencia contra Ortega por haber pisado las líneas rojas, entregando a China nada menos que la gran obra del canal interoceánico.

            Nosotros –los abajo firmantes- , no miramos a otra parte, para esquivar la espiral ético-emocional producida por la represión de estos meses en Nicaragua. Pero tampoco desviamos nuestra mirada para dejar de percibir que esa explosión de indignación y radical repudio de Ortega, no ha brotado espontáneamente en el quehacer y sentir cotidianos de los ciudadanos nicas.

             La violencia ha sido innegable, pero ha sido presentada por los medios como una orden del presidente, Daniel Ortega, acusándolo por todos sus oponentes y en particular la derecha nicaragüense de asesino, dictador, sandinista renegado, peor que Somoza.

            Se escondían así dos preguntas clave: (1) la de averiguar cuáles han sido las factores que han provocado este ciclo de violencia y muerte, y (2) conocer cuáles han sido los medios y conexiones ideológicas y económicas externas con que han contado cada una de las dos partes enfrentadas.

            Y han sido los medios de comunicación quienes, calculadamente han dirigido su ferocidad contra un presidente Ortega, crecientemente demonizado Contra él, todo valía Y para encauzar la crisis y darle solución se contaba con la ayuda de entidades muy diversas, casi todas ellas ligadas a EEUU, a la OEA, y a otros organismos desde tiempo preparados y bien financiados por USA.

            La historia real de Nicaragua está escrita, muy recientemente por cierto, con la sangre de miles y miles de nicas, que defendieron su dignidad y libertad incluso con la muerte antes que seguir viviendo como esclavos.

            Y la historia continúa. Estamos por la soberanía, justicia y libertad de Nicaragua, que ante todo debe construirse entre los mismos nicaragüenses, oteando siempre al enemigo mayor que intenta dividirlos para erigirse él como amo.

            Somos solidarios con la vida de todos y cada uno de los nicas, pero la historia nos enseña que hay imperios que no aceptan esa soberanía, justicia y libertad. Imperios que se solapan bajo 3 el disfraz de ser campeones en defender la dignidad de todos los humanos, su libertad y derechos, cuando su política real canta todo lo contrario.

            Sr. Juan Luis Cebrián: al leer su artículo, muchos más lectores de los que Vd piensa, descubrirán que está desinformado y es ignorante de la realidad histórica de Nicaragua, al afirmar en su artículo, sin fundamento real que Daniel Ortega es “,… un matarife traidor a la utopía revolucionaria que en su día lideró, y auténtica reencarnación del Somoza derrocado por el Frente Sandinista”. [1]

            Decir eso, así tan a la ligera, en un diario como El País, es un descrédito mayúsculo para el Diario y, principalmente, para Vd. pues no hace sino repetir tópicos, que circulan hoy y mañana desaparecen.

             Para construir esa Sociedad Nueva que todos afirmamos querer construir, hay que dejar a un lado los apriorismos y tratar de ser veraces, buscando en cada momento la verdad frente a la mentira.

            Su responsabilidad, de cara a la gente que lee El País, es muy grande: Vd., tan sólo en una docena de líneas, se ventila pontificalmente un tema que merece riguroso análisis ante el enredo creado por los medios. Vd. asume acríticamente en eco escrito lo que los magnates de la prensa divulgan y dictan creer. ¿Con qué consecuencias?


[1] NOTICIAS DE AMERICA, EL PAIS, Juan Luis Cebrián, 6 de agosto de 2018


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