domingo, 13 de marzo de 2011

LLAMAMIENTO A LOS PUEBLOS REVOLUCIONARIOS DE AMÉRICA LATINA:Sobre la revolución árabe, Libia y la V Internacional

La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero; las leyes de la historia son más poderosas que los aparatos burocráticos. Cualquiera que sea la diversidad de métodos de los social traidores (de la legislación “social” de Blum a las falsificaciones judiciales de Stalin), no lograrán quebrar la voluntad revolucionaria del proletariado" León Trotsky, el Programa de Transición
La V Internacional
El 20 de Noviembre de 2009, Más de 150 delegados de partidos de izquierdas de más de 45 países suscribieron el llamado” compromiso de Caracas".
En dicho compromiso, consta el acuerdo de la celebración del congreso fundacional de la V Internacional Socialista. A dicha propuesta, además del PSUV, rápidamente se adhirió el FMLN de El Salvador, seguido de otros grupos y corrientes de izquierda, también muchos grupos de la IV Internacional se mostraron dispuestos a contribuir en este proyecto. Se generaron debates y simpatías por doquier y en algunas organizaciones obreras de masas del mundo surgieron desde sus bases tendencias de presión para que las direcciones aceptasen adherirse a la V Internacional, como en el caso del PC francés. Dicho congreso fundacional debía de haberse celebrado el pasado 23 de Abril de 2010. La fecha fue pospuesta sine die, y nunca más se supo.
Luchas en Europa contra el desmantelamiento del estado del bienestar
Desde entonces, en plena crisis capitalista, ha quedado más patente que nunca el fracaso de las políticas reformistas en Europa, donde reforma en realidad significa contrarreforma. La necesidad de la unidad de la clase obrera por encima de fronteras nacionales es un hecho cada vez más incuestionable. La imagen de pancartas en Grecia, junto a la Acrópolis y el Partenón, con la consigna de ¡PUEBLOS DE EUROPA, ALZAOS! despertó conciencias en todos los rincones del mundo. Después de Grecia, los trabajadores de España, Francia, Italia, Portugal, Rumanía, Hungría, República Checa, Gran Bretaña, Países Bálticos,… se alzaron en luchas contra las consecuencias de la crisis de este sistema y comenzaron a comprender que nos enfrentamos a algo que abarca mucho más allá que nuestros respectivos gobiernos, es decir, el FMI, la UE y el propio sistema capitalista.
Lo sindicatos GCEE de Grecia y el CGIL italiano rompieron el hielo promoviendo en el Confederación Europea de Sindicatos una acción común para hacer frente a las medidas antiobreras, que se concretaron en una jornada de lucha europea en la que se sintieron de forma efectiva las voces que desde hace tiempo claman a favor de una HUELGA GENERAL EUROPEA. El 29 de septiembre de 2010 fue una jornada de luchas a nivel europeo, con huelga general en el estado español y paros parciales y manifestaciones en el resto de Europa. Una lucha europea que se mundializó cuando el Sindicato Mexicano de Electricistas hizo suya la reivindicación del 29 S y la llevó adelante. Manifestaciones como las de México DF se produjeron también en Panamá, Buenos Aires, Santiago de Chile, Perú, Canadá.... la idea del internacionalismo, comenzando por México y el SME, traspasó las fronteras continentales. Este proceso continúa abierto, los ataques continúan, y esta vez, con la experiencia de las revoluciones de los países árabes, volverán a alzarse. Grecia ha comenzado a dar los primeros pasos.
¿Qué habría ocurrido en Europa de haberse llevado a cabo el congreso fundacional de una Internacional que agrupase a organizaciones de masas, corrientes, tendencias y movimientos sociales? Una Internacional auténtica, con presencia en cientos de países. Una organización mundial en la que poder defender el programa del socialismo revolucionario y desde la que lanzar un llamamiento a los trabajadores de todos los países en lucha para que formasen comités de huelga con enlaces internacionales entre sindicatos, comités de empresa, barrios, asociaciones...de toda Europa con el fin de organizar la lucha a nivel continental y fomentar, con una V Internacional en marcha, la solidaridad recíproca de las luchas europeas con las revoluciones de América Latina, situar en el orden del día el debate sobre el derrocamiento del capitalismo, causante de esta crisis, y trabajar conjuntamente para que esta acción común se concretase en la primera huelga general anticapitalista en Europa, o más allá.
Espiral revolucionaria en los países árabes
Sin embargo, si unos meses atrás aquella V Internacional era tan necesaria, ahora es absolutamente imprescindible. Asistimos hoy a los albores de una auténtica revolución en los países árabes. Túnez, Egipto, Libia, Irán, Bahréin, Marruecos, Argelia, Jordania, Yemen, Siria…. Las dictaduras de Egipto y Túnez, apoyadas por el imperialismo internacional con la excusa del fundamentalismo islámico, han sido derrocadas por unos pueblos que exigían libertad, empleo, salarios decentes, dignidad…no sin antes pagar el elevadísimo coste de los mártires, cuya sangre no ha hecho más que avivar el fuego de la revolución.
Estos días, hemos visto surgir elementos de doble poder, órganos de control obrero para la autodefensa, el abastecimiento de las ciudades, la gestión del tráfico, organización de hospitales de campaña, recogida de basuras, comités populares,…y el pueblo en armas en sustitución de los ejércitos. Es el embrión del nuevo mundo que está por venir y que el pueblo tendrá que potenciar y desarrollar para la toma del control obrero de los medios de producción.
Desinformación y contrainformación:
Del mismo modo que al capitalismo, en épocas de crisis, se le cae la máscara y nos muestra su verdadero rostro, la maquinaria goebeliana intensifica su trabajo para intentar crear toda la confusión posible y difundir toda clase de mentiras y prejuicios mientras las maniobras lampedusianas se ponen en marcha.
Por un lado, los medios de comunicación han sobredimensionado el papel de Internet y las redes sociales en las revoluciones del mundo árabe para ocultar con terror a la clase obrera organizada. Tanto los tiranos de los países árabes como el imperialismo, los primeros para evitar la caída de sus regímenes, y los segundos para controlar y manipular los procesos de transición, esgrimieron en un principio el espantapájaros del fundamentalismo islámico. Es un elemento que incluso el régimen iraní ha intentado alimentar y movilizar en su propio beneficio, maniobra en la que Teherán no sólo ha fracasado, sino que se ha convertido en su contrario. Hombres y mujeres, cristianos y musulmanes, han mostrado al mundo, en la unidad de la lucha, cuál es la verdadera composición de estos pueblos y sus auténticas aspiraciones un vez que se han alzado, sobrepasando y anulando con la ola revolucionaria a cualquier minoría radical.
Fracasadas las teorías sobre el fundamentalismo, los dirigentes árabes han optado por escudarse en el “conspiranoicismo”. Así pues, sería el imperialismo quien estaría detrás de estas revoluciones, una teoría que incluso se ha llegado a solapar con las del fundamentalismo y se han lanzado conjuntamente, llegando a rozar el ridículo.
Son teorías desesperadas que generan toda una serie de contradicciones, pues los tiranos, tratando de ganar el apoyo popular, tienen que enfrentarse a sus verdaderos amos y señores. En el caso de Yemen, Ali Abdalá Saleh se ha visto obligado a disculparse ante la Casa Blanca por afirmar en un discurso ante profesores universitarios en Sanaa que "todas estas protestas están orquestadas por Washington, las financian los sionistas en Israel y se dirigen en una sala de operaciones en Tel Aviv". Ali Abdalá no debió morder la mano que le ha dado de comer durante años y que aún no le ha abandonado del todo.
El caso es que las teorías conspiranoicas, ya sean rechazadas por Washington o no, cumplen su servicio al imperialismo, especialmente en el caso de Libia. Si algo ha quedado patente en esta época y en lo que coincide todo el mundo, es que no podemos fiarnos de lo que dicen los medios de comunicación oficiales. No obstante, hay que tener en cuenta que si en su momento las revelaciones de wikileaks dejaron al imperio con los pantalones bajados, éste ya ha tenido tiempo suficiente de subírselos y buscar la forma de darle la vuelta al asunto (sin que nadie se entere, por supuesto). En ocasiones, la mejor forma de mentir es diciendo la verdad, y tal vez sea esa la única forma de mentir que les quede a unos medios que se saben desprestigiados. Súmenle a esa verdad la falta de imágenes, súmenle algunas exageraciones, y ya tenemos una confusión en toda regla. Una organización de la clase obrera a nivel internacional sería una herramienta más para suplir estas carencias informativas.
Libia y la confusión en la izquierda:
Así, pues, ¿de qué debemos fiarnos? Ni más ni menos, que de nuestra capacidad de interpretar los hechos con los materiales que contamos, deshaciéndonos de prejuicios e ideas preconcebidas. ¿Qué sabemos de Libia? Sabemos que en Libia existe un régimen que se hace llamar socialista. Sin embargo en Libia se inició hace años un proceso de privatización de todas las empresas estatales, la apertura de la economía a la inversión extranjera, una política de colaboración con el imperialismo en la "lucha anti-terrorista", ha establecido alianzas con la Unión Europea en materia de inmigración, ha eliminado los subsidios estatales a los productos básicos y ha potenciado la entrada de las empresas multinacionales (BP y Shell) en el negocio petrolero y del gas. A la vanguardia de este proceso estuvo el imperialismo británico que además vendió todo tipo de armas y material anti-disturbio que ahora se está usando contra la población civil. Sólo el primer semestre del 2010, España exportó a Libia material de defensa y militar por valor de más de 6,9 millones de euros según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Fueron estas políticas, que desmantelaron las políticas sociales del primer período del régimen de Gaddafi, las que provocaron el brutal aumento del desempleo (hasta la cifra insostenible del 30%) y las profundas desigualdades sociales que afectan a su población. Sabemos que por estas causas se alzaron los pueblos de Túnez y Egipto, y muchos deseábamos y esperábamos que esos alzamientos se produjeran en el resto de países árabes, sin excluir a Libia. Si buscamos un origen de los inicios de las primeras protestas en Liba, no los busquemos en Estados Unidos ni en Israel, sino en las revoluciones de Túnez y Egipto. Nada indica que las razones por las que se luchan en Libia hayan de ser muy diferentes a las del resto de países árabes.
Esto son los datos, los hechos conocidos que hemos de tener en cuenta antes de interpretar las noticias que nos puedan llegar desde cualquier fuente de información. “Interpretar” es la única forma de no ser manipulados por los Mass media. Creer en todo lo que publican los periódicos o negar cualquier información que difundan de forma sistemática, son dos formas de estar condicionados por la prensa. La tercera vía, esperar sentado a que las cosas se aclaren por sí solas para tomar posiciones no es una tarea operativa, precisamente por su inoperancia. Dejemos eso para los historiadores, los cuales necesitan un periodo de unos 50 años para aclarar bien los hechos, mientras que la tarea de un revolucionario es incidir Historia.
No obstante, aún sin conocer bien lo que se cuece en los despachos, podemos afirmar que si el imperialismo apoya a los rebeldes, un apoyo que representa un regalo envenenado para los revolucionarios, es porque los gobiernos imperialistas han sido más hábiles y rápidos que los prudentes gobiernos de los países del ALBA en política internacional, quienes deberían haber apoyado a los revolucionarios desde un principio y ofrecerles la vía del socialismo y todo el apoyo que necesitasen para construirlo. No es menester esperar a la confirmación de bombardeos o matanzas.
Desconocemos hasta qué punto las masas en Libia, tras décadas de confusión ideológica, pueden rechazar el socialismo. En cualquier caso, citando a Trotsky, "La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero (…)”
Nadie afirma que en Libia se esté produciendo una revolución socialista, lo que está claro es que estamos ante unas reivindicaciones justas y necesarias que cualquier socialista debería defender y encabezar. También está claro que se trata de una revolución con los elementos de poder popular que la caracterizan. Libia es un capítulo más de la revolución árabe, la continuación de las revoluciones de Túnez y Egipto, en las que observamos los pueblos no han terminado las luchas y rechazan los gobiernos que les quieren imponer. Es un rechazo al continuismo, en otras palabras, al imperialismo que intenta mantener intactos sus intereses. No es poco. Ya no se trata de dictadura o democracia, como intentan engañarnos los Mass media burgueses, sino de alcanzar las conquistas sociales y económicas a las que aspira el pueblo. En otras palabras, aunque aún ni siquiera las masas lo vean aún claramente, aún con otros símbolos o banderas y con consignas meramente democráticas, se trata, en el fondo, de socialismo o capitalismo.
Tenemos el ejemplo de China, un ejemplo con el que Gaddafi se ha comparado justificando la matanza de la plaza de Tiananmen. Sabemos que los manifestantes de Tiananmen no pedían capitalismo, sino reformas democráticas dentro del comunismo, aunque los medios occidentales ocultaron y tergiversaron esta realidad. Basta ver las imágenes de la plaza Tiananmen llena de banderas rojas y los manifestantes entonando el himno de la Internacional con el puño en alto. También lo ocultaron los líderes chinos. En estos casos, el estalinismo y el imperialismo son los que se alían en un perverso contubernio contra la revolución y las libertades de los pueblos.
Así pues, no sería de extrañar encontrarnos con el régimen de Gaddafi acusando de imperialistas a los revolucionarios, mientras el imperio les tiende la mano para conducirlos por la vía de la servidumbre al capitalismo. Dos viejos amigos, Washington y Trípoli, ahora enemigos pero unidos en la misma mentira con distintos objetivos. No es nuevo en la Historia. La diferencia está, tal y como ha afirmado recientemente el Comandante Fidel Castro, en que “El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera”.
Defender la revolución Libia no significa creer todo lo que dice la prensa burguesa, ni negar que el imperialismo tenga sus propios planes y aproveche el río revuelto. ¡Por supuesto que los tiene! ¡Y seguro que planea la forma de intervenir, directa e indirectamente, y de manipular todo lo que pueda! ¡Incluso los fundamentalistas o Al Qaeda deben estar reunidos para ver qué se pueden llevar a casa de todo esto!
Las revoluciones las hacen las masas, es una situación que no se puede controlar y menos provocar en los despachos de los servicios secretos de ningún país, de lo contrario ya habrían alzado al pueblo cubano contra su gobierno, si no lo han hecho no será por que no lo hayan intentado anteriormente. Sobre una revolución, no existe ninguna otra fuerza más poderosa que la de las leyes de la Historia, unas leyes ante las que han sucumbido todos los imperios y emperadores, desde al antiguo Egipto hasta los césares de Roma.
Hay que tener en cuenta también, a la hora de establecer teorías, el hecho de que el imperialismo, hasta ahora, tenía muy bien ordenadas todas sus piezas en esa zona, por no mencionar los efectos impredecibles de estas luchas en el resto del mundo. La consigna del imperialismo no es modificar el equilibrio de fuerzas, sino, como consecuencia de los estallidos sociales, cambiar todo lo que se tenga que cambiar para mantener intacto ese equilibrio de fuerzas.
Los efectos de la revolución árabe en América:
En Wisconsin, en el corazón del imperio, se han visto manifestaciones contra las medidas antiobreras en las que la policía se unía a los manifestantes en lugar de reprimirlos. En declaraciones de los manifestantes, ha sido el pueblo egipcio el que les ha servido de ejemplo. Manifestaciones y huelgas cómo estas se extienden por todo los Estados Unidos. Ohio es el último estado en despojar a los trabajadores de sus derechos sindicales.
Luego está Irak, auténtico protectorado estadounidense tras su invasión, que también ha sido afectado por la espiral revolucionaria. En Europa no tardarán en resurgir las luchas, continúan los ataques contra la clase obrera, aunque esta vez cuentan con la experiencia de las luchas de los países árabes. Si algo necesitaba Europa, tras sufrir derrota tras derrota, en un sistema que intenta hacernos creer que la lucha no sirve mientras se asiste con sensación de impotencia al desmantelamiento del estado del bienestar, es la lección de una lucha triunfal contra un régimen que parecía inamovible. Después de esto, ¿Parecen el FMI, la Unión Europea, el imperialismo americano, incluso el capitalismo, tan poderosos como en meses anteriores? ¿Puede realmente el imperialismo estar detrás de todo eso?
Puede que ahora inflen los datos de violencia en Libia para sus propósitos, o que no les haga falta hacerlo porque la represión existe. En cualquier caso, las amenazas de Gaddafi y sus proclamas para aplastar a los revolucionarios están ahí, con bombardeos o sin ellos. Y si alguien está ayudando a los imperialistas a tener excusas para movilizar portaaviones es la resistencia de Gaddafi a abandonar el poder.
Sobre socialismo y revolución
Hay quien aún cree que en Libia hay socialismo, incluso quien la compara con Venezuela, lo cual es ridículo. No es posible comparar ambos gobiernos. En Venezuela las masas se echaron a la calle para defender a su legítimo presidente, abortar golpes de estado y avanzar en la revolución bolivariana. Eso es revolución, cuando los pueblos se alzan para ser dueños de su destino. Es penosa la actuación de parte de la izquierda, y por desgracia no sólo la reformista, lo que sería de esperar, sino de la supuestamente "revolucionaria", que no tienen claro que Gaddafi hace ya años que se pasó al otro lado de la barricada. Es como si no hubieran leído los periódicos en los últimos diez años. No tienen claro que en una revolución, que siempre tiene elementos de "río revuelto" el imperialismo intenta pescar en su beneficio. Y buena parte de esta ceremonia de la confusión a la que asistimos se trata de esa "izquierda" que hace años dejó de creer en la revolución, se hizo posibilista y ahora que la tienen ante sus ojos, se los frotan sorprendidos y la niegan para que no quede en evidencia su completa bancarrota teórica y su oportunismo. En Libia las masas se echan a la calle contra el régimen para protestar contra la miseria y la tiranía, eso son los hechos. También hay quien critica que en Libia no se vean banderas comunistas entre los manifestantes. A parte de que el régimen reprimió, encarceló y asesinó a comunistas y sindicalistas durante décadas, también es cierto que, como afirmaba Lenin, quien espere ver una revolución en estado puro y sin contradicciones, no la verá jamás. ¿Quiénes son, entonces, los verdaderos revolucionarios en Libia, el régimen o los manifestantes?
África subsahariana
África negra parece estar olvidada por el resto del mundo. Si embargo, son países que llevan décadas ejerciendo en silencio las peores de las dictaduras. Países poblados principalmente por jóvenes desesperados por sacar sus familias adelante, muchos de ellos con estudios y hartos de la tiranía de sus dirigentes. En Zimbabue, el dictador Robert Mugabe gobierna desde hace tres décadas con puño de hierro. Según la CIA, es el país con la tasa de paro más alta del mundo, casi el 95%. En Camerún, Uganda, Angola, Guinea Ecuatorial o Congo llevan soportando más de un cuarto de siglo a los mismos tiranos. En Togo o Gabón los presidentes son los hijos del antiguo dictador. El escritor y bloguero ecuatoguineano Juan Tomás Ávila Laurel inició una huelga de hambre contra el régimen de Teodoro Obiang Nguema, animado por las protestas del mundo árabe. Sostiene que en varios países africanos se dan los contextos necesarios para una revolución. Mientras en Egipto el pueblo tomaba el cielo por asalto, una periodista francesa afincada en Johannesburgo (Sudáfrica) recibió una llamada de un colega desde Gabón. “¿Qué demonios hacéis? Aquí estamos saliendo a la calle para protestar y nadie dice nada”, le espetó. La policía disparó gases lacrimógenos y detuvo a treinta personas antes de ahogar la protesta. Actualmente, los médicos de los hospitales de Lagos, capital de Nigeria, unos 1,000 se encuentran en huelga por cuarta semana, y en la prensa occidental no se ha escrito una sola línea.
Tras todo lo expuesto, la pregunta es: ¿Existe un mejor contexto mundial para la fundación de una V Internacional? o Mejor dicho ¿Ha existido alguna vez una necesidad tan urgente de la existencia de una Internacional formada por las organizaciones tradicionales de masas de los trabajadores, por partidos, corrientes tendencias…, como herramienta de lucha internacional y en la que poder defender el programa del socialismo revolucionario?
Decir imperialismo es decir Internacional, pues el capitalismo nos oprime a nivel mundial. ¡Los trabajadores necesitamos contar también con una auténtica Internacional para contrarrestarlo y vencerlo!
Llamamiento a los pueblos revolucionarios de Latinoamérica.
Es justo reclamar que se retome el proyecto de la V internacional tal y cómo se propuso en el compromiso de Caracas. Los dirigentes de la revolución bolivariana adquirieron con él una responsabilidad para con el movimiento obrero mundial que debe ser asumida. Es preciso también hacer un llamamiento al Partido Comunista de Cuba y al Movimiento Al Socialismo de Bolivia para que se adhieran a ella. Es necesario que las bases de todas las organizaciones de izquierdas del mundo cuenten con una herramienta internacional de lucha para enfrentarnos a un enemigo que nos ataca a nivel mundial. Estamos viviendo una época revolucionaria, ¿Quiénes serán los responsables de que en estas circunstancias carezcamos de dicha herramienta? Para bien o para mal, la Historia hará los juicios pertinentes sobre esto.
En estos momentos, Fidel Castro, líder de la revolución cubana, y Hugo Chávez, de la revolución bolivariana, nos advierten correctamente de los movimientos de tropas que el Imperialismo está realizando para intervenir en la zona. ¡Ninguna intervención imperialista! Pero en cuanto alrégimen de Libia, sus declaraciones son todavía algo tibias y dubitativas, e incluso más ambiguas en el caso de Chávez. Hay quien afirma que el presidente Chávez antepone sus intereses de hombre de estado, debido a los intereses comerciales que tiene en al zona, a los ideales revolucionarios. De ser así, tampoco sería un estadista muy audaz, teniendo en cuenta que el régimen libio tiene los días contados, algo que Obama sí tuvo claro desde el principio. En manos del gobierno venezolano está el desmentir estas acusaciones.
A todos aquellos que esten de acuerdo con lo que aquí se expone, se les hace un llamamiento a que suscriban este llamamiento y lo repliquen por toda la red:
Esto es un llamamiento para el compañero Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías y los dirigentes del PSUV para que se retome sin demora el proyecto de la fundación de una V Internacional Socialista tal y cómo estaba previsto.
Es un llamamiento al Presidente del Consejo de Estado de Cuba Comandante Raúl Modesto Castro Ruz, y al Secretario del Partido Comunista de Cuba, Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz, ambos líderes de la Revolución Cubana, a que se adhieran e impulsen el proyecto de la V Internacional Socialista, la cual será el balón de oxígeno que las conquistas sociales de Cuba necesitan para resistir y avanzar, y al presidente de Bolivia y máximo dirigente del Movimiento al Socialismo, Juan Evo Morales Ayma y demás dirigentes del partido, a que se adhieran e impulsen el proyecto de la V Internacional Socialista.

Es un llamamiento al internacionalismo revolucionario para conminar a los países del ALBA, a las Revoluciones de América Latina, a que continúen condenando cualquier intervención imperialista y que condenen sin reservas al régimen de Muammar al Gaddafi por sus reiteradas traiciones desde hace años a su pueblo, a su revolución, al socialismo y los principios revolucionarios más elementales. Que proclamen la consigna de ¡Todo el poder a los comités populares! y que ofrezcan todo su apoyo a los revolucionarios que combaten por sus libertades, les proponga la vía del socialismo como única solución a sus problemas y se comprometan a otorgarles toda la ayuda posible para la construcción de un auténtico proyecto socialista.
Es también un llamamiento para las bases de estos partidos y para los pueblos revolucionarios de América Latina. ¿Oís el clamor popular que se alza en los pueblos hermanos de los países árabes contra la tiranía, la miseria y la explotación? El internacionalismo, ese sentimiento que recorre las venas de todo el continente desde que Simón Bolívar soñara con una América Latina unida por encima de fronteras nacionales, esa antorcha que llevó Máximo Gómez Báez desde su natal República Dominicana a Cuba, que José Martí avivó haciendo del internacionalismo el fin último de la independencia de Cuba, y que el Che Guevara hizo brillar desde el Congo hasta Bolivia en su idea de “combatir el imperialismo donde quiera que éste se encuentre” es ahora más necesario que nunca.
Que la espada de Bolívar galope rauda y veloz a lomos de la solidaridad internacionalista hacia las tierras lejanas de África y Oriente en auxilio de nuestros hermanos, especialmente en Libia, donde derraman su sangre en una lucha que es la nuestra, unas causas que son las nuestras, contra un enemigo que es el mismo que el de todos los desheredados de la Tierra: El capitalismo.
Daniel Guerra.04/03/2011

Publicado por Daniel Guerra

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