Pablo E. Barreto Pérez
Hiroshima y Nagasaki fueron evaporadas, sí, convertidas en vapor y lluvia radiactiva por bombas atómicas o nucleares lanzadas desde un avión, los días 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente, por órdenes del presidente norteamericano genocida, ignorante y bestial, Harry Spencer Truman, quien inició en Estados Unidos imperialista y neocolonialista, la veloz y odiosa carrera de la fabricación de decenas de miles de bombas nucleares de uranio, de plutonio, de hidrógeno, o “termonucleares”, de neutrones y “sucias”, entre otras, hasta sumar actualmente entre 32 mil y 45 mil proyectiles explosivos de exterminio masivo, en poder del llamado “Club Nuclear”. Todo este terror contra la Humanidad en nuestra Madre Tierra.
Sí, la gran mayoría de seres humanos, animales domésticos, hierbas, matorrales y árboles de Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades japonesas, todos los seres vivos, fueron evaporados por bombas atómicas o nucleares de 15 y 22 kilotones cada una.
Han pasado 66 años desde aquellos fatídicos días seis y nueve de agosto de 1945, cuando, de forma espantosa, por un infierno de explosión nuclear fueron asesinados alrededor de 250,000 seres humanos: niños, mujeres, ancianos, adolescentes, jóvenes y adultos, en Hiroshima y Nagasaki, en pleno día, mientras aquellos habitantes de estas ciudades caminaban presurosos por las calles hacia sus trabajos, o se disponían a trabajar dentro de sus viviendas, en escuela, universidades, centros industriales, cuarteles militares, universidades, etc..
Estados Unidos, su gobierno genocida, es el único que ha usado armas atómicas o nucleares para matar centenares de miles de seres humanos en dos ciudades japonesas, acontecimiento horrible, espantoso, que se conmemora o recuerda en todo el Mundo en los primeros días del mes de agosto de cada año.
Fuego nuclear de 10 millones de grados
Según profesionales físicos, especialistas en esta materia, en el centro de estas explosiones atómicas o nucleares se producen temperaturas inauditas de hasta 10 millones de grados centígrados, mientras el destello fulminante de la explosión es como soportar al unísono una luz brillantísima de decenas de soles, y al instante mismo una reacción en cadena que empuja con potencia colosal el aire y resto de gases meteorológicos hacia el cielo, y de esa manera aparece el característico hongo blanco subiendo hacia las nubes.
Las bombas atómicas o nucleares que mataron a centenares de miles de seres humanos en Hiroshima y Nagasaki eran apenas de 15 y 22 kilotones. Hoy son de hasta 20 megatones o más, según lo que he leído en publicaciones extranjeras: revistas, periódicos, boletines de agencias noticiosas y en Internet. Es decir, hoy estas bombas atómicas o nucleares son un millón de veces más potentes, por supuesto, fueron fabricadas para matar gente, seres humanos, como en Hiroshima y Nagasaki
¿Qué nos parece este horror, este terror, esta posibilidad de exterminio masivo en contra de la Humanidad y la vida en nuestra Madre Tierra?
¿12 mil megatones contra la Humanidad?
Publicaciones especializadas en revistas como “Muy Interesante”, en libros y multitud de artículos en Wikipedia y en Internet, aseguran que el arsenal atómico o nuclear en poder del llamado Club Nuclear es de entre 32 mil y 45 mil bombas atómicas y nucleares, las cuales tienen o tendrían una potencia, todas juntas, de 12 mil megatones, suficiente infierno explosivo para exterminar masivamente unas diez veces a la Humanidad de siete mil millones de habitantes, ha sostenido por su lado Fidel Castro Ruz en varias ocasiones.
De acuerdo con esas publicaciones mencionadas, los propios miembros del Club Nuclear, integrado por Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India y Pakistán, han admitido, en la década del 2000, que tenían aproximadamente, entre todos, unas 32 mil cabezas nucleares.
En “Muy Interesante”, de un mes del 2006, se publica que Estados Unidos admitía tener activas, en silos, submarinos, aviones y buques de guerra móviles, un total de 10, 500 bombas atómicas o nucleares; Rusia, 18,000; Reino Unido, 200; Francia, 350; China, 400; India, 90; Pakistán 52.
Sin embargo, en estas mismas publicaciones se sostiene que en realidad el arsenal atómico de exterminio masivo es mucho mayor, y que aparentemente los acuerdos para el desarme total, pactados con las Naciones Unidas a través de la Comisión de Energía Atómica, sólo han sido una especie de “juego de piernas”, porque el gobierno norteamericano sigue desplazando armas atómicas en Europa y por el mundo entero, especialmente donde tiene casi 1,000 bases militares, para continuar chantejeando a la Humanidad como ya lo hicieron descarada y malvadamente al lanzar las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki y continuaron amenazando con usarlas contra la Unión Soviética y el régimen socialista europeo durante la “guerra fría”, que ellos mismos, los gobernantes gringos, fabricaron para meter miedo o terror en todo el Planeta.
¿Régimen sionista también tiene bombas atómicas?
Quienes cuestionan estos asuntos de la “no disminución y destrucción del arsenal nuclear”, sostienen que más bien el gobierno genocida de Estados Unidos le ha facilitado, presuntamente, más de 200 de estas bombas nucleares al régimen sionista criminal de Israel, para que mantenga activado el terror contra Palestinos y en todo el Medio Oriente.
En noticias internacionales recientes se ha venido sosteniendo asimismo que el mismo gobierno de Estados Unidos también le ha suministrado bombas nucleares al régimen italiano, ¿con qué fines?
También han abundado las denuncias de que el gobierno socialista de Corea del Norte tiene, presuntamente, varias bombas nucleares en su poder, mientras se han calentado las relaciones entre Corea del Sur y Corea del Norte.
Asimismo, en esas publicaciones internacionales mencionadas se sostiene que Japón, aspirante a convertirse en potencia nuclear, presuntamente tiene igualmente intenciones de fabricar bombas atómicas, pues tiene grandes posibilidades, debido a que fabrica grandes cantidades de combustible nuclear “enriquecido” por el funcionamiento de numerosas centrales de energía nuclear.
Es conocido en todo el Planeta que el gobierno genocida de Estados Unidos ha manipulado como le ha antojado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y a la ONU misma, desde que esta fue fundada por ellos e instalada por ellos en territorio norteamericano, al mismo tiempo que iniciaron veloz carrera, desde 1945, para construir bombas nucleares cada vez más potentes, ¿para qué?, ¿para seguir matando seres humanos de forma masiva como hicieron en Hiroshima y Nagasaki?
¿Revancha o venganza por Pearl Harbor?
En aquellos días de agosto de 1945, un poco después de esta matanza genocida en Hiroshima y Nagasaki, el propio Harry Spencer Truman, hombre ignorante, vengativo primitivo y bestial, argumentó en un discurso leído a la nación norteamericana que el lanzamiento de ambas bombas atómicas fue en venganza por el ataque japonés a Pearl Harbor (Puerto en Hawai, Océano Pacífico, robado por Estados Unidos), para que Japón se rindiera, para que se supiera que Estados Unidos tenía este tipo de bombas, y anunció que se continuarían fabricando en grandes cantidades y más potentes. Allí está su discurso apocalíptico en libros de Historia, en Internet y en sus periódicos privados monopólicos norteamericanos.
También se argumentó que los nazifascistas alemanes genocidas, encabezados por Hitler, terrorista por naturaleza y criatura monstruosa del imperialismo más reaccionario, estaban ya fabricando en secreto este tipo de bombas atómicas.
Japón estaba virtualmente vencido. No tenía escapatoria. Los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, incluyendo Estados Unidos, tenían a Japón acorralado, pues los regímenes nazifascistas alemán e italiano ya habían sido vencidos.
La matanza planificada cuidadosamente por el presidente Truman y su aparato militar norteamericano, con exterminio masivo al instante, con un infierno de fuego atómico o nuclear de centenares de miles o millones de grados en el centro de la explosión, jamás sufrido por ser humano alguno, ocurrió hace 66 años en Hiroshima y Nagasaki, y si eso volviera a ocurrir, sería, repito, un millón o varios millones de veces peor que en agosto de 1945, pues los fabricantes de estas bombas terríficas pareciera que tienen el alma conquistada por el demonio mismo en contra de la existencia de la Humanidad entera y de la vida misma en nuestra Madre Tierra.
La bomba atómica (de uranio 235) lanzada y explotada contra Hiroshima era de tan sólo 15 kilotones, ocurrida el seis de agosto a las ocho y 15 minutos de la mañana, bajo un sol radiante. La bomba lanzada contra Nagasaki era de 22 kilotones, a las once y un minuto de la mañana.
El piloto y su copiloto, era un avión bombardero B-52, describieron que la bomba atómica o nuclear explotó a 600 metros de altura sobre Hiroshima. Detonó junto encima, en dirección al suelo diría yo, de la Clínica Quirúrgica de Shima, y al instante la temperatura, en el centro de la explosión nuclear, se elevó a un millón de grados centígrados.
Hongo de fuego atómico de 3,500 metros de diámetro
Creó una bola o torbellino infernal de fuego atómico de 274 metros de diámetro, y al mismo tiempo un hongo de fuego se extendió a 3, 500 metros de diámetro, mientras el enorme poder reactivo expansivo de los 15 kilotones, más fuego a varios miles de grados centígrados, devoraba y evaporaba los cuerpos de decenas de miles de seres humanos, animales domésticos, árboles, hierbas y matorrales, mientras centenares de edificios y decenas de miles de casas eran asimismo derrumbados por la explosión y arrasados por el fuego.
Todo esto ocurrió en segundos, mientras un hongo brillantísimo, como de unas decenas soles juntos brillando o lanzando su luz hacia el cielo, se elevaba hasta los 800 metros de altura, y cuando ese hongo se fue disipando en pocos minutos, comenzó a caer una lluvia negra, radiactiva, que era al mismo tiempo, parte de lo que el fuego atómico había disuelto en la superficie de Hiroshima.
Según los mismos pilotos que lanzaron esa bomba atómica sobre Hiroshima, encabezados por el capitán Robert Lewis, la explosión rompió vidrios y ventanas y se sintió una vibración fuerte y prolongada en un radio de 16 kilómetros de distancia.
160 mil muertos al instante
Los informes posteriores indican que 80,000 seres humanos murieron al instante, y 70,000 fallecieron al siguiente día, en los días siguientes, debido a que los cuerpos tenían quemaduras espantosas, imaginémonos quemaduras por varios miles de grados centígrados, en pieles sensibles de los seres humanos y animales domésticos.
En Nagasaki, la bomba atómica de 22 kilotones (de plutonio 239) explotó a 469 metros de altura, a las once de la mañana con un minuto del nueve de agosto, de 1945, tres días después de Hiroshima. Fue más dañina, pues explotó más cerca del suelo, encima de la Ciudad de Nagasaki. Aquí, en Nagasaki, la destrucción fue total, pues, según los registros en libros, revistas y periódicos, en Wikipedia y en Internet, los puertos, centros industriales, fábricas, escuelas, cuarteles militares y casas, eran casi totalmente de madera, con piso de azulejo.
Al instante hubo 80,000 muertos, y otros 40,000 al siguiente día en y en días posteriores. Esta bomba atómica era más potente, de 22 kilotones.
Y los muertos continuaron en años posteriores, y siguen apareciendo afectados por cáncer y leucemia, como consecuencia de las radiaciones atómicas, las cuales continuaron cayendo después en forma de “lluvias radiactivas”, “lluvias negras”.
Poco después de este genocidio bestial, la Unión Soviética, varias naciones europeas y un Comité de Energía Atómica en Estados Unidos, propusieron a Truman paralizar todo tipo de trabajos e investigaciones que llevaran a continuar fabricando estas armas atómicas de exterminio masivo.
Maratónica carrera atómica iniciada por Truman
No hubo medio. Harry Spencer Truman, presidente de Estados Unidos, demócrata y “cristianísimo” como ningún otro, ignorante, arrogante y borracho de poder por el miedo impuesto por el uso de las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, y juntando los intereses guerreristas y clasistas brutales de oligarcas y militares de Estados Unidos, más bien ordenó que se acelerase la carrera ya veloz para continuar fabricando bombas atómicas o nucleares.
Truman, repito, se negó a paralizar estos proyectos diabólicos, o infernales en contra de la Humanidad. En el gobierno de Estados Unidos hasta se hablaba de la “diplomacia atómica”, es decir, ya se chantejeaba al resto del Mundo con la existencia y la posibilidad de uso de estas bombas nucleares, como ya se había hecho en Hiroshima y Nagasaki.
Ante esta amenaza del desalmado gobierno imperialista norteamericano, el régimen socialista soviético también inició veloz carrera, en 1949, para fabricar bombas atómicas cada vez más potentes, con el argumento, justificado o no, de que en el mundo capitalista, especialmente entre los jefes del imperialismo en general, tenían como planes exterminar a la Unión Soviética y a su régimen socialista, el cual había enfrentado ya una guerra cruel de las potencias imperialistas y sus aliados contrarrevolucionarios rusos internos entre 1917 y 1921.
Gran Bretaña, madrecita colonial de Estados Unidos, corrió asimismo y apareció haciendo pruebas de bombas nucleares, en 1952 y 1957, en territorio australiano, antigua colonia del Reino Unido, la cual sigue siendo dominada por los ingleses.
Francia hizo explotar bombas atómicas en el Desierto de Sahara, ante lo cual protestaron países africanos. El mismo gobierno francés hizo ensayos con superbombas nucleares en el Océano Pacífico, no importándoles cuántos animales marinos podían matar y de cómo alteraban la ecología en el Océano.
En China los ensayos de bombas atómicas se produjeron en 1964 y 1967. En la India en 1974.
Por supuesto, el más acelerado en esta fiebre de poseer arsenales atómicos de exterminio masivo, era el gobierno de Estados Unidos, y fueron famosos los ensayos en el Desierto de Arizona, en Montana, en las cercanías del Golfo de México, en la Islas Marshal, donde, en 1946, una superbomba de hidrógeno, de 10 megatones, dejó un cráter o hueco de dos kilómetros de diámetro.
Ensayos atómicos fatales en Océano Pacífico
Allí mismo, en las Islas Marshal, en el Océano Pacífico, de las cuales se apoderó Estados Unidos, en los Atolones Bikini y Rongelap, se hicieron otros ensayos de explosiones de bombas atómicas o nucleares. Estos ensayos dejaron resultados fatales para varios centenares o miles de pobladores que vivían en Rongelap. Lluvias ácidas y polvo amarillo radiactivo les caían constantemente encima y los estaba matando a todos. Tuvieron que ser evacuados de Rongelap hacia otros lados del Océano Pacífico.
Actualmente, se conoce que Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Rusia, por ejemplo, tienen estos arsenales atómicos o nucleares en silo o plataformas en sus territorios respectivos, listos, para dispararlos desde esos silos con cohetes o máquinas voladoras poderosas de largo alcance, de alcance medio y alcance corto.
Asimismo, estas armas de exterminio masivo las tienen montadas en submarinos, en barcos de guerra, en aviones y colocadas en bases militares suyas en el extranjero. Es muy conocido por el Mundo entero que Estados Unidos y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) tienen asimismo desplegados estos arsenales nucleares en Europa, particularmente en Alemania.
Como es sabido en el mundo entero, la ONU ha estado abogando de manera permanente para que este arsenal nuclear, de exterminio masivo, sea desarmado y destruido definitivamente, pues a la hora de un enfrentamiento con estas bombas, sencillamente la Humanidad estaría en peligro de desaparecer, incluyendo a los miembros del mismo Club Nuclear mencionado.
“Guerra de las Galaxias” del brutal Ronald Reagan
Recuerdo que en 1984, Ronald Reagan, presidente gringo tan brutal e ignorante como Bush y Truman, amenazó al mundo entero hasta con la llamada “Guerra de las Galaxias”, es decir, una guerra con estas armas de exterminio masivo en el espacio.
La Humanidad como tal jamás ha promovido guerras, ni colonizaciones, ni agresiones e invasiones militares. Quienes han promovido guerras han sido los colonizadores y neocolonizadores voraces, las potencias capitalistas o imperialistas actuales, que siempre han buscado cómo repartirse al Mundo, a las naciones pobres o en subdesarrollo económico, por la fuerza, y ese ha sido el espíritu geodominante del gobierno norteamericano.
Los seres humanos, los siete mil millones que somos actualmente, en 2011, abogamos por vivir en Paz y, por supuesto, le pedimos al Consejo de Seguridad y a la ONU misma que continúe las gestiones para que nadie en nuestra Madre Tierra tenga ni la más mínima posibilidad de usar nuevamente ni una sola bomba atómica o nuclear, pues ya vimos los resultados espantosos ocurridos hace 66 años en Hiroshima y Nagasaki, lo cual jamás debió ocurrir.
Vaya por este medio nuestro homenaje sincero a aquellas varias centenares de miles de víctimas del infierno atómico desatado entonces por la locura vengativa de Harry Spencer Truman, presidente de Estados Unidos.
Agosto del 2011.
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