La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha cargado hoy contra los llamados "indignados", los "camorristas" y los "pendencieros" que abogan "por un principio de democracia directa" bajo el que, ha advertido, "se puede esconder un golpe de Estado"...
Quincemero | Agencias
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha cargado hoy contra los llamados "indignados", los "camorristas" y los "pendencieros" que abogan "por un principio de democracia directa" bajo el que, ha advertido, "se puede esconder un golpe de Estado", como en la Francia de 1793.
Aguirre ha intervenido en la presentación del libro sobre la revolución francesa El primer naufragio, de Pedro J.Ramírez, junto al presidente del Congreso, José Bono, quien ha calificado la comparación de la presidenta madrileña de "despropósito" antes de hacer una encendida defensa de las elecciones democráticas.
"Si quieren negar el valor de las urnas (los indignados), aunque fuese perdiendo, me quedo con las urnas siempre antes que con las masas parisinas", ha señalado Bono al recordar un reciente intercambio verbal con un grupo de indignados.
Al acto ha asistido buena parte de la clase política, encabezada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy.
Su saludo ha sido frío, pero han posado juntos con el autor del libro; el presidente del Congreso, José Bono; el ministro de Industria, Miguel Sebastián; la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre; y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón.
Aguirre ha considerado que la obra supone una advertencia para los políticos de hoy en día, para que no dejen que "la demagogia de resentidos y minorías organizadas cambie fatalmente el rumbo de la historia".
Ha comparado los movimientos populares actuales con los de la revolución francesa y ha asegurado que cuando a la democracia se le añaden adjetivos como "orgánica, popular, directa, en realidad se está hablando de dictaduras".
Ha abogado así por mejorar el actual sistema democrático a partir de lo que ya existe, porque no hay "atajos revolucionarios" y "la manifestación, la toma de la calle y la mano alzada" suelen terminar con la imposición de "la voluntad de unos pocos manipuladores sin escrúpulos".
"También los indignados se consideran autorizados para decir quién es el pueblo y niegan legitimidad a los representantes" democráticos, ha subrayado la presidenta madrileña comparando su actitud con la de los jacobinos en 1793.
Ha denunciado en este contexto la concentración que realizaron ante el Parlamento de Cataluña y que haya dirigentes políticos que busquen su connivencia y digan públicamente, por ejemplo, que "un tribunal no debe corregir la soberanía del pueblo", en referencia, sin citarlo, al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Para Aguirre, las constantes apelaciones al pueblo pueden convertirse en la "coartada" para saltarse las reglas del juego del Estado de derecho, que "no puede bajar la guardia".
Bono no ha querido compartir sus palabras y ha considerado que "no sería justo arremeter contra los indignados" en un acto lleno de poder y no sólo político, también económico y mediático, citados todos ellos por el director de un periódico.
"Están el jefe del Gobierno, el que quiere serlo y El Corte Inglés, no falta nadie", ha bromeado el presidente del Congreso al inicio de su discurso, que ha acabado apelando al valor de la razón, que como ha subrayado, "ni es de Rajoy ni es de Zapatero, es de los españoles".
Han acudido también al acto la presidenta castellanomanchega, María Dolores de Cospedal y varios diputados del PP, además de empresarios como Luis del Rivero (Sacyr), Florentino Pérez (ACS) o Baldomero Falcones (FCC).
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