En este orden de ideas el gobierno del ex presidente Uribe Vélez, por medio de innumerables modificaciones a las universidades preparó el terreno para lo que hoy está adelantando el gobierno de Santos, que es la postulación a aprobación de una nueva ley de educación superior que pretende dar una estocada final al carácter público de muchas instituciones de educación superior y que además es lesiva también para las universidades de carácter privado porque pondrá en el escenario nacional una competencia agreste por el manejo y monopolización de la prestación del servicio de educación superior, y decimos servicio porque así es definido en el documento que se radicó el pasado 20 de Julio para su aprobación en el Congreso. Lo que trae de novedoso esta propuesta de ley es, entre otras cosas, la permisividad que desde el gobierno nacional se le piensa dar a los interesados en abrir instituciones con ánimo de lucro que presten el servicio de educación superior, por supuesto todo esto en desmedro tanto de las instituciones públicas y estatales, como en desmedro de la función de la educación superior en una sociedad como la colombiana, necesitada de profesionales éticos y comprometidos con una transformación a favor de los pobres y necesitados. Es curioso además saber que los interesados en la educación con ánimo de lucro son nada más y nada menos que multinacionales de la educación que funcionan en diferentes países del mundo y cuyo papel es la formación de mano de obra calificada para el mercado.
Esta realidad pone en evidencia que la educación colombiana atraviesa por una crisis de carácter estructural que está íntimamente relacionada con la dinámica del conflicto social y armado interno y con la política financiera trazada desde organismos del imperialismo como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismos que necesitan a Colombia sin impedimentos de ley y de hecho para el libre mercado y la competencia propia de la lógica capitalista. Es decir el país se ha ido amoldando a los requerimientos que le señalan cómo ser un país donde el libre mercado funcione a la perfección. Además el sostenimiento de esta guerra fratricida provocada por la oligarquía criolla en contra del pueblo, sacrifica la inversión social y por ende el presupuesto para la educación en todos sus niveles, así como la manipulación del pueblo a través de la imposición de modelos educativos enmarcados en el neoliberalismo sigue siendo una tarea que el Estado y la oligarquía gobernante ejecutan al pie de la letra, pues además de la privatización de la educación, sus contenidos se orientan al disciplinamiento social, a distraer las mentes en las modas y el consumismo, y en general, a la formación de personas aptas para la ejecución de órdenes y conformes con la realidad y el estado de cosas.
Ante esto, la necesidad más imperante en este momento es que el pueblo colombiano se piense un gobierno alternativo, un gobierno que represente a los más humildes y desfavorecidos de este país, un gobierno bajo el cual se construya un nuevo modelo educativo que este acorde a las necesidades de avanzar certeramente hacia un país con paz y justicia social, es decir hacia una nueva Colombia como la proponemos. Por ello, es fundamental que ahora mismo se comience la construcción de ese modelo de educación y para ello hemos venido construyendo una propuesta en torno a la forma como pensamos que debe ser la educación y a los parámetros que debe corresponder, propuesta que busca recoger los postulados centrales del pensamiento bolivariano y que ponemos a discusión.
El sistema educativo nacional debe ser público, y debe contener la garantía de una educación gratuita y con cobertura total, que se base en nuevos contenidos patrióticos orientados a promover la autonomía, la paz, la democracia revolucionaria, la cultura popular, la soberanía y la independencia nacional. Así mismo, proponemos una educación humanista y creativa para formar a las personas desde sus primeros años en un espíritu crítico, para desarrollar su inteligencia y que de ella se puedan tomar los elementos necesarios para un sano desarrollo de la personalidad, promoviendo valores como la solidaridad, la hermandad, el cultivo de la virtud; formando seres humanos con un profundo sentido de la justicia y la igualdad, y por tanto, dignos constructores de la Nueva Colombia.
El modelo educativo por el que estamos proponiendo luchar mancomunadamente debe llevar a la superación del analfabetismo, la ilustración de las masas para hacer valer sus derechos sociales y políticos, la formación y la investigación científica integrada a los procesos productivos y a la solución de las necesidades más sentidas de las mayorías; la educación debe formar para dotar de herramientas al pueblo para resolver sus problemas; y debe ser para el desarrollo y el fortalecimiento económico, científico y moral, en defensa de la libertad, la igualdad, la justicia y la democracia, pues debe tener como objeto el servir al bien social en lugar que a las multinacionales. Así, la educación debe ser popular y democrática, que por medio del trabajo para niños, jóvenes y adultos, se convierta en elemento de transformación social, técnica y moral, y rompa definitivamente con el modelo excluyente y desligado de la realidad nacional, que es el que impera hoy en nuestro País. Por ello debe trabajarse bajo pedagogías de liberación para superar el colonialismo intelectual a través del cual se reproducen esquemas de dominación.
Debe desarrollarse en el respeto y la recuperación de las culturas de las comunidades que habitan el territorio nacional como condición necesaria para la creación de las bases de una Nueva Colombia solidaria, libre y soberana.
Pero son las grandes mayorías las que deben dirigir al Estado para que el nuevo sistema responda a los intereses de los colombianos. El diseño educativo nacional ha de corresponderse a las necesidades, propósitos, posibilidades y condiciones de Colombia como nación soberana, ha de ser el justo para formar los científicos, los técnicos, los humanistas, con la idoneidad suficiente para encaminar nuestro país hacia el desarrollo económico, político, social y cultural autónomo e independiente que necesitamos con urgencia.
Seguros que el logro de la paz con justicia social que clama el país incluye el disfrute por parte del pueblo colombiano de bienestar social donde la educación tenga cuidado especial, desde el Movimiento Bolivariano invitamos al movimiento estudiantil y universitario y al movimiento social en general, a luchar por un modelo educativo que tenga como cimiento los anteriores postulados de Bolívar y Simón Rodríguez en torno a la “Nueva Escuela”, propuesta que se basa en un modelo de sociedad en el que el valor supremo lo constituya el ser humano y no el lucro.
“Por la nueva Colombia, un nuevo modelo de educación para el pueblo”
"Un hombre sin estudios es un ser incompleto. La ilustración es la felicidad de la vida; y el ignorante, que siempre está próximo a revolverse en el lodo de la corrupción, se precipita luego, infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre"
Simón Bolívar