Chen Weihua-Pueblo en Línea
Cuando el pasado sábado circularon las noticias sobre el ataque aéreo de la OTAN que mató al hijo más joven del líder libio, Muamar Gadafi, y a tres de sus nietos, el presidente de EEUU, Barack Obama, hacía libaciones en el Hotel Washington Hilton, como parte de la cena anual que la Casa Blanca ofrece a los corresponsales que cubren su acontecer diario.
20110506151112-7wqae-300x225.jpgEn la ocasión, Obama expresó sus condolencias a los habitantes del estado de Alabama, que recién habían sufrido un devastador tornado, pero hizo caso omiso al ataque aéreo de la OTAN en Trípoli, que causó las muertes de los tres nietos de Gadafi, todos menores de 12 años.
Lo ocurrido, es preciso notar, no debe llamar a sorpresa, pues no es costumbre de los líderes políticos estadounidense disculparse por la muerte de niños en operaciones militares en sitios como Iraq y Afganistán.
Después del ataque aéreo, algunos funcionarios de EEUU se apresuraron a soslayar cualquier responsabilidad, calificando el bombardeo de operación de la OTAN. Con sabe cualquier hijo de vecino, es imposible que la alianza tome decisiones sin que se consulte al mando militar estadounidense.
Pero esa noche, los periodistas que cubren el acontecer de la Casa Blanca y el mandatario no aceptaron responsabilidad alguna. Los reporteros, lejos de inquirir con Obama sobre la matanza, se dedicaron a celebrar con las estrellas de Hollywood que también asistían al ágape.
Y es más, cadenas informativas como la propia CNN, que dedicó varios a días a divulgar un caso de violación en Libia hace un mes, también demostró poco interés por develar la muerte de los tres infantes.
Por el contrario, difundieron las desaforadas celebraciones de los rebeldes libios cuando oyeron las noticias.
Los titulares del Washington Post y el portal del New York Times sólo mencionaron la muerte del hijo de Gadafi, no las de sus tres nietos. El mensaje parece ser: es un crimen que otros asesinen niños, pero es perfectamente aceptable si lo hacen los EEUU y la OTAN.
Sin embargo, los comentarios dejados por los lectores fueron de unánime condena.
No hay duda que EEUU y la OTAN siguen convencidos de que las operaciones militares son las grandes soluciones a algunos de los problemas del mundo actual, aunque Irak y Afganistán los desmientan cada día.
Obama y la OTAN deberían condenar la muerte de esos tres inocentes, no importa si su apellido es Gadafi.
(Tomado de Pueblo en línea, China)