Mi voto no será emitido el 22 de mayo, en esa farsa electoral, sino que fue emitido el 15 de mayo, en una manifestación de masas...
Manuel M. Navarrete | Para Kaos en la Red
Un amigo insiste mucho en algo: si critiqué a Torrijos (candidato a la alcaldía por Sevilla) por no ser coherente con el Código Ético de IU, debería hacer lo mismo con José Antonio Núñez (candidato a la alcaldía por El Coronil). De lo contrario, el incoherente sería yo, me dice mi amigo con sorna. ¿Por qué lo dice mi amigo? Porque en alguna ocasión, ante su insistencia en que vote a IU, le he dicho que no puedo hacerlo porque vivo en Sevilla capital, pero que si viviera en un pueblo del CUT (ya saben, el partido de Sánchez Gordillo, que es la única oveja negra que actualmente queda en Izquierda Unida), les votaría sin pensarlo. Normal en unas elecciones municipales, ¿no?
Pero de ahí mi amigo infiere dos cosas, ambas equivocadas: a) que soy del CUT y b) que entiendo la política como, por desgracia, mucha gente en el PCE: como puro borreguismo. Porque Núñez, el candidato de El Coronil, es del CUT y ha sido imputado, al igual que Torrijos. Pero mi amigo no puede comprenderme. Yo nunca opiné que Torrijos fuera culpable (al contrario, probablemente sea, como Lolo Silva, inocente), sino que, para cumplir el Código Ético (anunciado por PCE-IU prácticamente como su principal promesa electoral), debía ceder su puesto de candidato a otra persona de la organización. Por otro lado, ni Torrijos ni Lolo Silva son inocentes de otro cargo, para mí mucho más grave, y que es el siguiente: gobernar con el PSOE. Pero de eso hablaremos más adelante.
Inmediatamente aparecieron todo tipo de semánticos, recalcando que el punto 8 del Código Ético expresa que no podrán presentarse en las listas de IU “imputados y procesados”, pero Torrijos aún no ha sido procesado, de modo que, más que por la campana, Torrijos sería salvado por esa ye (antiguamente conocida como i griega). ¿Problema? Que da igual, porque desde 2006 está vigente otro código de Compromisos Éticos de IU; y en este documento, también en el punto 8 casualmente, se habla de “imputados o procesados”. Si la ye salvaba a Torrijos, ¿la o lo condena? ¿O ahora, repentinamente, dejan de importar los Códigos Éticos y sus matices semánticos y sale a relucir la conspiración de los jueces para destruir la revolución que IU, desde su gobierno en minoría con el PSOE, estaba realizando en Sevilla?
¿Y la cuestión de Núñez? Si yo fuera como mi amigo cree que soy, podría recordarle que Torrijos es del PCE, el partido impulsor del Código Ético, mientras que Núñez es del CUT (partido minoritario en IU y sin influencia para imponer códigos internos); o que el caso de Torrijos es infinitamente más grave (insisto: aunque sea inocente), ya que está siendo acusado por haber sido vicepresidente de Mercasevilla, empresa en la que se desató el caso de corrupción más grande de la historia de Andalucía. Pero no soy como mi amigo cree que soy. Yo mido a todo el mundo con la misma vara y por sus actos (precisamente por eso me parecen tan absurdos los pactos con el PSOE). El CUT pertenece a IU y, por tanto, ha de acatar sus principios (o bien abandonar IU). Si IU promete algo a nivel federal de cara a las elecciones municipales, todos los candidatos municipales de IU deben cumplirlo, y esto incluye a Torrijos, a Núñez y a todos los demás. Lógico.
Pero aunque mi amigo no podrá comprenderlo (por su manera de entender la militancia), incluso aunque yo fuera del CUT (no lo soy, aunque admiro su estrategia sindical en el SAT y su negativa a pactar con el PSOE), no tendría problemas para oponerme a decisiones concretas de mi partido, porque existe una cosa llamada “autocrítica”. De igual modo que me opongo a la extradición de Pérez Becerra por parte de Hugo Chávez o a los lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, sobre la necesidad de hacer reformas de mercado en la isla, según el modelo chino.
Aclarado esto, paso a explicar las diez razones por las que no voy a votar el 22-M.
1) Comencemos con una anécdota. Unos amigos y yo pegamos por La Macarena carteles de la manifestación de “Democracia Real Ya” del día 15, pagándolos de nuestro propio bolsillo y sacando el tiempo de donde no lo había, porque compaginamos a duras penas los estudios con el trabajo. A las 24 horas, todos nuestros carteles habían sido sistemáticamente tapados por otros de un tipo enchaquetado que nos pedía nuestro voto. Era Torrijos. Nosotros tuvimos cuidado de no tapar los carteles de IU; además, en las paredes había hueco de sobra para convivir; sin embargo… Para colmo, también fueron tapados por los torrijistas los carteles de la “Semana de lucha social”, organizada por el SAT. Todo un detalle.
2) Las dos grandes lacras del PCE-IU son una realidad especialmente trágica en mi localidad (Sevilla). Dichas lacras son los gobiernos conjuntos con el PSOE y la relación privilegiada con CC OO. Hasta que PCE-IU no dé un giro de 180 grados en estas dos cuestiones, no podrá contar con el apoyo de muchos de nosotros.
3) Hace poco, por cierto, un chaval de Democracia Real Ya me comentaba que fue “la pinza” la que produjo la catástrofe electoral de IU. ¿Cómo es posible manipular e invertir la historia reciente hasta este extremo? La IU de Anguita (que, visto con perspectiva, resultó ser un breve paréntesis entre los Pactos de la Moncloa y el Llamazarismo o la IU actual, pues defendía que existían dos orillas: la del bloque capitalista PP-PSOE por un lado, y la nuestra por el otro) llegó a tener 22 diputados; fue el pacto preelectoral Frutos (PCE)-Almunia (PSOE) del año 2000 el que motivó la catástrofe electoral. Los frutos del pactismo con el PSOE son realmente admirables: hoy día, IU cuenta con un solo diputado (y encima es Llamazares). La trampa del bipartidismo (“apoyemos al PSOE para que no gobierne el PP”), en la que tanta gente se empeña en caer, sigue funcionando con eficacia, pese a ser tan tremendamente obvia.
4) Con respecto a la cuestión de CC OO, sobran las palabras. IU podía haberse convertido en un referente para la indignación popular, simplemente manteniendo sus propuestas movilizadoras. Pero tras el recorte de las pensiones que firmaron CC OO y UGT el 27 de enero, vendiendo a la clase trabajadora (y especialmente a los jóvenes), IU llamó a “no confrontar con los sindicatos”, refiriéndose (imaginamos) a los mayoritarios, pero al mismo tiempo rechazando la participación en el sindicalismo alternativo. La contradicción es obvia: ¿cómo enfrentarnos entonces al pensionazo y otras agresiones que se aproximan (mejor dicho: que CC OO-UGT están negociando con el gobierno) como las cláusulas de descuelgue de la negociación colectiva? La cuestión es que sólo podría generarse un nuevo escenario si los sindicalistas del PCE que continúan en CC OO y son influyentes en el sector de los “críticos” se deciden a dar al fin un paso adelante valiente y decidido, en el sentido de abandonar CC OO y construir, junto a muchas otras voluntades o sindicatos alternativos, un Frente sindical o intersindical al estilo del PAME de Grecia. Lo contrario, el temor a salir de CC OO por acabar siendo “minoritarios”, es sacrificar el medio y el largo plazo por un corto plazo que, para colmo, tampoco es precisamente satisfactorio. ¿Le estaremos pidiendo peras al olmo? No lo sé, pero la trampa del sindicalismo amarillo no es menos eficaz que la trampa del bipartidismo, ni tampoco menos obvia.
5) Como digo, la IU de Sevilla capital, que es lo mismo que decir el PCE de Sevilla capital, se empeña en caer en ambas lacras (y nos tapa los carteles de Democracia Real Ya). Pero hay más. Cuando desalojaron el CSOA Casas Viejas, un auténtico punto de encuentro para los jóvenes antisistema en esta ciudad, Rodrigo Torrijos alabó la “exquisita profesionalidad” y la “humanidad” de la policía durante el desalojo, ante las denuncias de tortura por parte de los okupas. Sinceramente, no puedo votar a alguien que dice cosas así. O que demuestra tan escasa solidaridad hacia las marchas jornaleras, a las que ni siquiera proporciona agua y espacio cuando se lo pidieron bajo un sol de 40 grados (tal vez por estar organizadas por el SAT y no por CC OO, o tal vez para no molestar a los socios de gobierno “socialista”).
6) Los logros que Torrijos, las JCA y toda IU exhiben, tras 8 años de alcaldía conjunta con el PSOE en la ciudad de Sevilla, son cuanto menos cuestionables. Nos hablan del carril bici y las VPO como si constituyeran poco menos que una nueva reencarnación de la Unión Soviética. Yo soy usuario cotidiano del carril bici, y lo apoyo. También estoy de acuerdo con que se construyan VPO, de igual modo que estoy de acuerdo con el reciclaje de las basuras orgánicas o inorgánicas. Sin embargo, estamos hablando de medidas que podría haber tomado perfectamente el gobierno del PSOE en solitario, o incluso un gobierno del PP. De hecho, en 2007 el Ayuntamiento de Madrid anunció que dedicaría el 50% de las viviendas que se construyeran a VPO, lo que supone más de 80.000 nuevas viviendas protegidas. La política de vivienda del Ayuntamiento de Sevilla no es especialmente progresista, si la comparamos con las que se desarrollan en Euskal Herria, en ocasiones con la participación de Ezker Batua, pero avaladas, incluso, por la lehendakaritza golpista PP-PSOE… También intentan los compañeros de IU hacernos creer que las VPO suponen una auténtica expropiación de capitales a la burguesía, cuando en realidad el dinero público destinado a VPO acaba igualmente en manos de las grandes constructoras capitalistas, porque Emvisesa (la empresa municipal de vivienda en Sevilla) no hace otra cosa que subcontratar a constructoras para que las edifiquen.
7) El verdadero problema es, en realidad, la asunción de un estilo de trabajo político institucionalista y vertical. Los compañeros de IU no comprenden que el modelo de Marinaleda (viviendas de autoconstrucción de 200 metros con una hipoteca de 15 euros mensuales…) no se ha alcanzado a través de leves reformas desde la alcaldía, que, de hecho, no tiene las competencias necesarias para ello (aunque debería reclamarlas). Por ese mismo motivo, ha sido necesario transgredir dichas competencias y practicar la desobediencia civil (que echo en falta en los programas de IU). El proceso social vivido en Marinaleda incluye ocupaciones de fincas, huelgas municipales, huelgas de hambre, movilizaciones jornaleras, marchas de protesta, enfrentamientos con la policía y las instituciones… y, sí, también elecciones municipales. Pero no es esto último, obviamente, lo que nos da la clave. Conozco las dificultades que un proyecto tan pequeño encontraría para trasladarse a una ciudad como Sevilla. Pero, no obstante, o por eso mismo, se impone la necesidad de otro estilo de trabajo, otros hábitos políticos y otra consideración del porqué del trabajo institucional, para al menos apuntar en la dirección de Marinaleda, es decir, hacia la movilización popular y la desobediencia civil.
8) Las JCA sufren una peculiar esquizofrenia, que puede resumirse en: estalinismo folclórico armado el su imaginario y el funcionamiento interno, ultra-revisionismo institucionalista en la práctica política real y en el estilo de gobierno con el PSOE. Julio Anguita, desde el Colectivo Prometeo, denunció la falta de democracia interna del “modelo sevillano” del PCA. La respuesta de Carlos Vázquez, mezquina, tópica y maleducada, retrata la situación mejor de lo que yo podría hacerlo (eso sí, todo muy aderezado con palabras como “camarada”, banderas rojas y otras especies). Asimismo, ya son varias las ocasiones en que los compañeros de la JCA (o de la UJCE, porque aquí hasta ellos están divididos) me han formulado esa siniestra teoría, pretendidamente fiel al leninismo, de que las críticas a su partido sólo pueden efectuarse internamente, que es tanto como reconocerme que me están mintiendo como hipócritas y sin ningún tipo de consideración hacia mi persona. Curiosamente Lenin entendía exactamente lo contrario: para Lenin, la crítica no debía desarrollarse secretamente, dentro del Partido Bolchevique, sino abiertamente, de cara a toda la sociedad y a toda la clase obrera. Véanse, si no, las Tesis de Abril, publicadas en el Pravda (y que, de haber sido publicadas por un militante del PCA en lugar de por Lenin, habrían provocado su expulsión inmediata, o cuanto menos un discursito de Carlos Vázquez…).
9) No votaré a Torrijos, en suma, porque no va a hacer nada por mí, ni para combatir al sistema capitalista. Porque, si puede, va a pactar, por tercera vez consecutiva, con el PSOE (trampa bipartidista) y va a proseguir con su referencialidad sindical en CC OO (trampa amarilla), es decir, con nuestros enemigos de clase, con los que nos venden y tratan de engañarnos, como si fueran “de izquierdas” o “la alternativa al PP”, tendiéndonos dos trampas que son hoy día tan obvias, que sonroja ver cómo cierta gente se empeña en seguir cayendo en ellas. Y porque la posible salida de la alcaldía de IU no supondría el menor cambio en nuestras vidas, ya que incluso el PP seguiría construyendo VPO o carriles bici en esta ciudad. Incluso aunque, por una negativa de IU a pactar con el PSOE, dichos “logros” fueran eliminados (no lo creo) o revertidos por el PP, merecería la pena renunciar a ellos, sin exhibir una visión tan cortoplacista y estrecha de la lucha política, sabiendo que, de cara al futuro, es estrictamente necesario movilizarse, tener otro partido (que no pacte con el PSOE), otro sindicato (que no pacten con la patronal), porque, de lo contrario, nos esperarán épocas muy oscuras en las que veremos arrasados todos nuestras conquistas y derechos sociales alcanzados por un siglo de lucha y compromiso de clase.
10) Aparte de la candidatura de IU, no existe ninguna candidatura que merezca ni siquiera la consideración en estas líneas, es decir, ninguna candidatura compuesta por activistas de los movimientos sociales o del movimiento obrero. Nada.
En semejante contexto, como alternativa propongo la abstención activa y política. Las movilizaciones de Democracia Real Ya están generando un clima que no se vivía desde hace mucho tiempo en el Estado español. Es cierto que, en su origen, estamos ante un movimiento de la “clase media” (aceptemos, por un momento, este dudoso término), de licenciados universitarios que se dan cuenta de que no van a conseguir trabajo, ni casa, ni pensión. Pero eso no le resta el menor interés. Al contrario. Este movimiento está deslegitimando la democracia burguesa, y en su seno cada vez cobran más fuerza proclamas como “lo llaman democracia y no lo es”.
Considero un grave error la desconfianza de aquellos puristas que, por estar esperando el surgimiento de la revolución “pura” o perfecta, se pasarán la vida entera en sus casas. Que el movimiento sea ambivalente, que contenga ideas muy confusas (prejuicios antipolíticos o antisindicales) conviviendo con otras muy interesantes (nacionalización de la banca, expropiación de las viviendas construidas en stock) es precisamente la garantía de que no estamos ante las mismas caras de siempre, es decir, que hemos salido del gueto político de la izquierda.
El reto es, precisamente, convencer a la gente “normal” de que la hipoteca, el banco, el pensionazo, la reforma laboral, el militarismo, la destrucción de los recursos naturales del planeta y todo lo que vivimos no es una anomalía, sino la consecuencia lógica, directa e inevitable de nuestro sistema económico capitalista.
Mi voto no será emitido el 22 de mayo, en esa farsa electoral, sino que fue emitido el 15 de mayo, en una manifestación de masas; y seguirá siendo emitido a modo de democracia directa, en las asambleas públicas que ya se están organizando en mi localidad.
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