La celeridad con la que Juan pablo II se ha convertido en Beato es cuanto menos vomitiva…, pues en el fondo solo puedo observar la necesidad de los dirigentes de una institución atrapada en otros tiempo, de suministrar a su público un nuevo "santo" –por su dimensión mediática- que les permita continuar perpetuándose en el ideario social, que les permita continuar estando al servicio de los poderosos, las iglesia católica solo ha sido eso, un instrumento de coerción y persuasión al servicio de esos poderes que han sometido a los pueblos…
No es ningún secreto que durante su “reinado” florecieron estrecha relación de esa institución con repugnantes dictaduras, los escándalos financiero, e incluso la protección de los tristemente célebres efebófilos¹ –pederastas en realidad-; si amigos míos, fue durante ese su reinado que Ratzinger –el antiguo miembro de las juventudes nazi y hombre de confianza de Karol Wojtyla- ocultó sistemáticamente las denuncias de las víctimas de abusos sexuales, al punto que reubicaron a esos delincuentes en otras diócesis para que continuaran con su orgía criminal, todo con la venia de ese que quieren “santo”; y que la vez condenaba al único movimiento que podemos considerar digno dentro de esa estructura anquilosada, La Teología de la liberación, cuyos máximos representantes han sido condenados al olvido…
No olvidemos, que fue quien dio mayor relevancia y poder dentro del catolicismo a esa poderosa secta retardataria que conocemos como Opus Dei a la que pertenecía –hasta entonces aparatada precisamente por fundamentalista, y esto hace que me pregunte, ¿en que se basan los fundamentalistas para determinar que hay alguien o algo que tiene que ser apartado por ser fundamentalista?-, famosa por ejercer un control férreo sobre sus numerarios, que va más allá del simple adoctrinamiento… Curioso, pues siempre se nos ha querido presentar al sujeto como un prelado progresista, por aceptar públicamente la veracidad de la evolución, o por entonar el mea culpa y pedir perdón -como máximo representante de la iglesia católica– por los atroces crímenes cometidos durante la inquisición; pero no los pidió por el apoyo explícito a Hitler, Mussolini, Franco, Somoza, Pinochet, etc.
No me cuesta imaginar que bajo las blancas túnicas de Papa, había un cuerpo castigado por el látigo penitente que le acompañaba en cada viaje –práctica común de los miembro del Opus Dei-, además del medieval, macabro y cruel cilicio que portaba en una de sus piernas para purgar sus pecados, al menos es lo que ha manifestado el postulador de su causa de beatificación -Slawomir Oder, hombre de confianza del Karol- en el libro "Perché é santo" (Porque es santo.)
Con ésta información, podemos asumir que el papa que reprendió a Ernesto Cardenal por su implicación en la lucha del pueblo nicaragüense en contra de la dictadura Somocista, en sus fueros no era más que un fundamentalista, uno que hoy se encamina a formar parte del panteón de los “santos” católicos, y que nos legó afirmaciones condenables como esta:
“…la santidad de la mujer sobreviene al tener el octavo hijo…”
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1“Enamorarse de un adolecente masculino, con una cierta belleza femenina” (es la definición etimológica), en el diccionario aún no existe…
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