Mientras en San Salvador los presidentes latinoamericanos -sin la presencia de Ecuador- celebran el regreso de Honduras a la OEA y prometen velar por los derechos humanos, en el Bajo Aguán corre nuevamente la sangre por manos de la policía y los grupos paramilitares al servicio de terratenientes y productores palmeros. Las organizaciones campesinas aseguran que seguirán con su lucha por el acceso a la tierra y una vida digna.
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