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Resultados oficiales del Tribunal Supremo Electoral a las 8.20pm del 30 de noviembre
Las elecciones nacionales en Honduras del
domingo 24 de noviembre repiten su ahora acostumbrado patrón de caos en
el sistema electoral y de fraude en el conteo. Las últimas tres
elecciones han sido ejemplos de la pésima confiabilidad del sistema
electoral en Honduras. Hay una irónica simetría en el hecho de que en
2005 fue Pepe Lobo del Partido Nacional quien rechazó los resultados que
dieron la victoria a Mel Zelaya en aquel año. Ahora es Xiomara Castro,
candidata del Partido LIBRE y esposa de Mel Zelaya quien rechaza los
resultados en que ha salido victorioso el candidato del Partido
Nacional.
Aparte del fraude en el conteo de los votos y la militarización del
proceso electoral, abundan ejemplos de la inoperatividad e ineficiencia
del sistema electoral desde el mercadeo de las credenciales entregados a
los partidos pequeños, hasta las crónicas fallas en el padrón
electoral. Casi todas las diferentes misiones extranjeras de observación
electoral han notado estos tipos de problemas. Sin embargo, ni la
Organización de los Estados Americanos, ni la Unión Europea, ni el
Carter Center han cuestionado la validez de la victoria del candidato
del Partido Nacional.
Es lógico que las misiones de observación
electoral no cuestionen el resultado oficial porque se trata de una
diferencia entre el Partido Nacional y LIBRE de mas de 239,000 votos.
Esto representa más de 7% del total de los votos válidos. Hubo una
participación de alrededor de 60% de un electorado total de alrededor de
5.3 millones de votantes.
Con respecto a las cifras concretas del conteo, los datos
suministrados por Rixi Moncada, representante de LIBRE ante el Tribunal
Supremo Electoral, no van a revertir la ventaja electoral del Partido
Nacional sobre el Partido LIBRE. Aun con los reclamos de Salvador
Nasralla, del Partido Anti-Corrupción, no se va a revertir la elección
del candidato del Partido Nacional como Presidente. Es casi garantizado
que Juan Orlando Hernandez, candidato presidencial del Partido
Nacional, asumirá la Presidencia de Honduras en enero 2014.
En cambio, es muy posible que una
vigorosa campaña de rechazo del fraude de parte del Partido Liberal y
del Partido Anti-Corrupción podría revertir los resultados en disputa
por los escaños de los diputados en el Congreso Nacional. Entonces, es
lógico para el Partido LIBRE y del PAC de mantener su campaña de rechazo
de los resultados de la misma manera que Pepe Lobo y el Partido
Nacional lo hizo en 2005. En ese sentido, estas elecciones de 2013
siguen el patrón establecido en la cultura política en Honduras desde
hace mucho tiempo.
Lo que sí representa una revolución en la
vida nacional del país es la quiebra del viejo sistema fallado
bipartidario. El importante éxito del Partido Anti-Corrupicón de
Salvador Nasralla también indica la consolidación de la nueva etapa en
la vida nacional de Honduras que inició con el golpe militar de 2009.
Además, estas elecciones señalan el fin de los micro-partidos que juntos
no recibieron ni 1% de la votación. El enorme logro del Partido LIBRE
de consolidarse como una fuerza política a la par del Partido Nacional
en estas elecciones representa la muerte anunciada del control de la
oligarquía hondureña de la vida política de Honduras.
Con incontable dolor y sacrificio, el
Frente Nacional de Resistencia Popular y el Partido LIBRE han cumplido
el mismo papel revolucionario que el FSLN en Nicaragua y el Frente
Farabundo Martí en El Salvador. En Honduras, LIBRE tiene alrededor de
30% de apoyo popular, quizás un poco más. Como en Nicaragua en 1996 y en
México en 2006, las elecciones de 2013 en Honduras demuestran que,
contra la voluntad y el optimismo popular, pesan más las realidades del
poder político. Las protestas masivas programadas por LIBRE serán parte
del proceso de asimilar el hecho de que, en 2013, sus proyecciones no
correspondían a esas brutas realidades.
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