Desmilitarizan el INA pero profundizan la represión
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
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Después de dos meses de fuertes tensiones, las oficinas regionales del Instituto Nacional Agrario (INA) fueron desmilitarizadas y el personal pudo regresar a su trabajo. El SITRAINA advierte sobre el doble discurso del gobierno hondureño, que aparenta buscar la reconciliación y al mismo tiempo profundiza la represión selectiva contra las organizaciones campesinas.
El pasado 20 de enero, las instalaciones del INA en el departamento de Colón fueron desmilitarizadas.
Los uniformados abandonaron el lugar, dando por terminada la intervención decretada hace dos meses por Porfirio Lobo, supuestamente para buscar armas e irregularidades administrativas.
“Los trabajadores y trabajadoras nos reunimos como siempre frente a las instalaciones del INA para mantener la presión. Sorpresivamente, los miembros de la Comisión Interventora nos dijeron que ya iban a levantar la intervención administrativa -dijo a Sirel la presidenta de la seccional de Tocoa del Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario (SITRAINA), Esly Banegas-.
Entregaron las instalaciones al director del INA, César Ham y finalmente pudimos acceder a nuestras oficinas. No nos dieron ninguna explicación de lo ocurrido, pero fue evidente la decepción de lo militares y los policías al no encontrar absolutamente nada de irregular, mucho menos armas”, destacó la dirigente sindical
Suciedad, deterioro y computadoras dañadas fue lo que encontró el personal al entrar a las instalaciones tomadas por la fuerza de las armas.
“Lo que ha pasado es absurdo. No dudamos que el objetivo era golpear al sindicato y que el ataque a nuestra seccional era la primera etapa de una escalada a nivel nacional. Por algún motivo que desconocemos no pudieron hacerlo y no concretaron sus planes. Lo único que lograron fue perder dos meses de trabajo sin ningún motivo -continuó Banegas-, atrasando los proyectos de reforma agraria y afectando a las familias campesinas”.
La directiva del SITRAINA dijo también que el Sindicato está listo para reanudar el diálogo con el director del INA, y así superar el fuerte conflicto del año pasado.
“Nunca nos opusimos a un plan de reestructuración del INA siempre y cuando se respete lo que prevé el Convenio Colectivo. Ya conversamos con César Ham y demostró una actitud más abierta. Ojalá sea sincero, pero el SITRAINA no va a bajar la guardia”, dijo Banegas.
El doble discurso
Pese a ese desenlace positvo y a una posible reactivación de la negociación entre el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y el gobierno, para el cumplimiento de los acuerdos firmados en abril de 2010, no cesa la represión en el Bajo Aguán.
De acuerdo con un comunicado de la Red Popular del Aguán, el pasado 2 de enero, el joven Franklin Padilla, de la comunidad El Despertar, fue herido de gravedad por guardias de seguridad de los productores palmeros Miguel Facussé y René Morales.
El 8 de enero fue secuestrado el directivo del MUCA y del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Chinchilla. Después de dos días de cautiverio logró escapar de sus secuestradores.
El 17 de enero, desconocidos intentaron secuestrar a Sergio Pineda, simpatizante del MUCA y persiguieron con armas en mano al miembro de esta misma organización, Celeo Rodríguez, quien había salido de su casa al escuchar los disparos.
El 18 de enero, el dirigente magisterial y directivo del FNRP, Wilfredo Paz, denunció la presencia de desconocidos vigilando su casa, mientras que el 22 de enero, el profesor René Turcios y Rudy Hernández, dirigente del MUCA, fueron perseguidos mientras se dirigian hacia un asentamiento campesino.
Ese mismo día, dos vehículos entraron al asentamiento de Elixir y dieron persecución disparando al joven campesino Jorge Santos, quien finalmente logró escapar.
Una represión que se expresa también a través del ataque sistemático a las conquistas sociales del campesinado, como la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declaró la inconstitucionalidad del Decreto 18-2008, emitido por el ex presidente Zelaya para resolver el delicado tema de la mora agraria".
“Se demuestra una vez más la doble cara de este régimen: por un lado aparenta buscar la reconciliación y por el otro profundiza la represión contra las organizaciones campesinas y la Resistencia. Quieren asustarnos, desmovilizarnos, crear un clima de terror, pero no lo están logrando. Por el contrario están obteniendo una mayor unidad en la lucha”, concluyó Esly Banegas.
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