El ex corresponsal del diario “El País”, Mauricio Vicent, quien sigue percibiendo un salario mensual desde la empresa editora Prisa, propuso a la dirección del periódico que abriera una columna a la bloguera Yoani Sánchez, como sustitución a las fraudulentas crónicas que él acostumbraba a enviar desde La Habana.
La idea se enmarcaba a la perfección en el nuevo estilo del medio. Otro giro a la derecha más reaccionaria, acorde con los tiempos de neo fascismo que azota Europa, buscando la incomodidad del gobierno cubano ante la llegada de la estrambótica corresponsal a un diario de alcance internacional.
La maniobra tenía truco.
En realidad escondía una perfecta artimaña para que Vicent no dejara de cobrar sus estipendios habituales, incluyendo sus viajes en primera clase en Iberia y Air Europa.
El descontento sin embargo no afectó al gobierno de la Revolución, ya acostumbrado a este tipo de añagazas (otro diario como “El Mundo” abona tres mil euros al lamentable poeta cubano Raúl Rivero, ahijado espiritual de la franquista Esperanza Aguirre), sino a quienes creían en verdad que la “bloguera” más rica de la isla era la autora de las crónicas.
Desencanto general. Ella no escribe nada, ya que lo cierto es que quien redacta las notas de Yoani es el mismo Vicent, mientras ella se limita a dar al texto un aire “cubano”, por aquello de las suspicacias.
Mis contactos en la isla, cercanos a Mauricio al que conozco desde hace 30 años, me han asegurado el dato. Lógicamente no revelaré sus nombres. No ganan dinero por mentir, como la Sánchez o el Vicent.
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