por Josep Cruelles
Se consumó el golpe de Estado en Paraguay. En menos de 30 horas, un
juicio “sumarísimo”, sin posibilidad prácticamente de defensa, mediante
un acuerdo tácito entre las dos principales fuerzas parlamentarias del
país: Liberales y Colorados.
Es inútil debatir si fue una trampa tendida a Lugo o
simplemente aprovecharon la ocasión, activando un plan preestablecido
para acontecimientos que lo permitieran. Aprovechando una legislación
que permite al senado juzgar directamente a su presidente, utilizando
pues la constitución como coartada, se activó la farsa y el senado más
corrupto de América Latina, dictó sentencia por “mal desempeño de sus
funciones”. El vicepresidente, Federico Franco asumió rápidamente. Ahora
este elemento del Partido Liberal es el nuevo presidente de Paraguay.
La matanza de Curuguaty
La Liga Nacional de Carperos (utilizan carpas en los asentamientos)
ocupó una hacienda propiedad de Blas Riquelme, ex senador del Partido
Colorado en Curuguaty, considerando que Riquelme se había apropiado
gratuitamente de esas tierras, 2000 hectáreas antes propiedad del Estado. Riquelme es dueño de la estancia Morobí de 70.000 hectáreas,
donde se encuentra la zona ocupada. Sus propiedades fueron adquiridas
de la forma más obscura durante la dictadura de Stroessner.
Según la versión oficial, un grupo de 300 policías pertenecientes a
los GEO, cuyos oficiales y miembros de élite fueron entrenados en
Colombia para la contrainsurgencia, entraron a desalojar a los Carperos.
Se supone, que los campesinos, emboscaron e iniciaron los disparos. El
resultado, diecisiete muertos de los dos bandos, de ellos seis policías y
ochenta heridos. Según versiones de las organizaciones campesinas, las
armas que tenían eran machetes, escopetas y algunos revólveres calibre
22 y 37, normales en el campo. Algo no cuadra.
Lugo cesó al ministro del Interior, perteneciente al Partido Liberal,
hasta el momento teórico aliado político y lo sustituyó por otro del
partido Colorado Rubén Candia Amarilla, ex miembro del Grupo de Acción
Anticomunista creado en los ’80 en los últimos tiempos de la dictadura.
Esto hizo que el Partido Liberal tomase la decisión de apoyar el juicio a
Lugo y hacerse con el gobierno a 10 meses de las elecciones. Una buena
oportunidad para ganar terreno a los Colorados favoritos en las
encuestas.
La Cámara alta de Paraguay convocó sesión tras los hechos de
Curuguaty. Juan Bóveda, de UNACE (escisión del Partido Colorado y tercer
partido en votos), instó a investigar al mandatario. Jorge Oviedo Matto
acusó directamente a Fernando Lugo por “inanición del Gobierno para
combatir y eliminar a los grupos violentos que intentan conseguir sus
objetivos mediante el caos y la violencia” .
Paralelamente, a petición de Olga Ferreira, del partido Patria
Querida, se convocó una reunión extraordinaria para tratar del violento
desalojo ocurrido.
Así se produjo esa parodia de juicio, de un solo día, con escasas dos
horas para preparar la defensa, sin posibilidad de intervención mas
allá del defensor, con acusaciones que según ellos no necesitaban
pruebas y con la bendición de la iglesia en revancha a su “obispo
descarriado”. En definitiva un golpe parlamentario que recuerda mucho el
hondureño, en versión revisada y mejorada.
La presencia de los cancilleres, en pleno, de UNASUR parece que no
impresionó demasiado a los golpistas, que junto a la OEA siguen el
guión de Honduras. La OEA hace de “policía bueno”, pidiendo garantías
para desviar la atención, pero no cuestionando lo esencial del proceso.
Lugo y la Reforma Agraria
Paraguay es el cuarto productor mundial de soja, que supone el 42% de
sus exportaciones y el noveno productor de carne bovina. Por el
contrario, tiene el PIB mas bajo de Sudamérica y el PIB per cápita menor
después de Bolivia. Según cifras de la CEPAL (2011), la pobreza en
Paraguay asciende al 53% de su población de casi 7.000.000 de
habitantes, de los cuales el 30% vive en la pobreza extrema. Según el
censo agrario de 2008, el 2,5% de las fincas detenta el 85% de la
tierra.
"El principal de los cuatro puntos del programa de Lugo era una
reforma agraria integral, pero ese ha sido su gran fracaso. Ni siquiera
se implementaron políticas serias de apoyo a las “colonias”, los
establecimientos campesinos creados en la década del 70. Estos se
quedaron sin carreteras, asistencia médica, escuelas y absolutamente
abocados a la miseria. En definitiva, el gobierno de Lugo no hizo nada
contra el poder real de Paraguay: los terratenientes y el sector
agroexportador". Las timidas medidas dirigidas a marcar límites en la
venta de tierras a extranjeros y de exigencia de títulos de propiedad,
tuvieron una respuesta airada por parte de los terratenientes y de la
misma diplomacia brasileña que salió en defensa de sus ciudadanos
brasileños (Brasiguayos). Lugo tuvo que suspender esta medida y
gaarantizó la “seguridad y respeto” a la propiedad privada.
La Federación Nacional Campesina y la Mesa Coordinadora Nacional de
Organizaciones Campesinas fueron las organizaciones que apoyaron a Lugo
en su elección. Las dos, en general, utilizaron métodos de protesta
pacíficos. Acordaron establecer una tregua ante la la nueva presidencia,
con la esperanza de una reforma agraria. De tal manera que el actual
Gobierno pasó a tener la menor tasa de ocupaciones de tierras de los
últimos 20 años"
En respuesta al incumplimiento de las promesas formuladas por Lugo, y
ante la política de acuerdo planteada por las organizaciones
tradicionales, nació hace dos años la Liga Nacional de Carperos. Estos
también fueron protagonistas entre noviembre y marzo pasado, de la
ocupación de las plantaciones de soja del Alto Paraná, grandes
extensiones monopolizadas por los llamados "Brasiguayos", ricos
agricultores brasileños instalados en la zona más fértil de Paraguay
desde hace 40 años y que tras la caída de Stressner compraron miles de
hectáreas en la región de la triple frontera con Brasil y Argentina. De
hecho, desde esa época, unos 10 millones de hectáreas pasaron
ilegalmente del INDERT (Instituto Estatal de desarrollo Rural y de la
Tierra) a particulares ligados a anteriores gobiernos, exmilitares,
cargos policiales….
La mano de Monsanto
Toda la soja cultivada en Paraguay es transgénica, con una producción
de 7 millones de toneladas. El agronegocio extractivista, en manos de
la oligarquía terrateniente y la trasnacional Monsanto, son la base
fundamental de la economía Paraguaya.
Monsanto facturó el 2011, 30 millones de dólares, libre de impuestos
solo por el uso de sus semillas transgénicas de soja en Paraguay. La
influencia de estos sectores en los tres poderes del estado es total y
afecta a todas las organizaciones, incluso a las que dieron apoyo a
Lugo.
La legalización de nuevos transgénicos se ha convertido en uno de los
ejes de la batalla entre el Ministerio de Agricultura y Ganadería
controlado por los liberales junto a la Unión de Gremios de Producción
(UGP), contra el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal (SENAVE)
que se ha negado a inscribir la semilla para algodón transgénico
Bollgard BT de Monsanto por carecer de los dictámenes de la secretaria
de Ambiente, como exige la legislación. El ministerio de Agricultura si
había autorizado su siembra.
El control por parte la UGP de los principales medios de difusión del
país y sobre todo del diario ABC, le han permitido iniciar una campaña
sistemática de desprestigio, acoso y derribo de todas las personas e
instancias que se han opuesto a sus planes. Han acusado de corrupción al
Ministro de Ambiente, de Salud y a Miguel Lovera, presidente del
SENAVE, es decir a todos los que se opusieron al uso comercial de la
semilla transgénica.
Paralelamente, para evitar el control de los funcionarios autónomos,
la cámara de diputados, donde Lugo no tiene ningún tipo de control,
aprobó un proyecto de ley para crear una dirección de Bioseguridad
dependiente del Ministerio de Agricultura que sustituirá a la “molesta” e
independiente Comisión de Bioseguridad actual. A partir de ese momento
no existirán problemas para dar luz verde a cuantas semillas
transgénicas proponga Monsanto.
La debilidad de Lugo
Fernando Lugo fue apoyado por los movimientos campesinos, para poder
llegar a la presidencia en 2008. Su organización, el Frente Guasú, es
relativamente pequeña, para nada homogénea y además se integró en una
coalición heterogénea llamada Alianza Patriótica para el Cambio. En
esta coalición el partido hegemónico es el Partido Liberal Radical
Auténtico.
Este es un partido de terratenientes, cuyo máximo representante es el
ahora presidente de facto Fernando Franco. Lugo solo contaba entre los
candidatos que salieron electos con unos pocos diputados y senadores
fieles. y gano su presidencia por la ilusión y el empuje del movimiento
campesino, obrero y estudiantil. Fue un consenso popular para el cambio
que no se correspondía con su estructura política organizada. Desde el
principio, Lugo fue objeto extorsiones y amenazas, fue un rehén
político en manos de un parlamento y senado hostil.
Con este punto de partida de debilidad, la presidencia de Fernando
Lugo nunca supo construir una verdadera fuerza popular organizada capaz
de enfrentarse a una derecha hegemónica en el parlamento, en su propia
coalición y en los poderes fácticos. La política de acuerdos de Estado
con sus opositores, herederos políticos de Strossner, les cedió
totalmente la iniciativa y anuló su principal capital político: El apoyo
de los movimientos sociales.
La Constitución reformista de 1992 que sustituyó a la del dictador
Strossner de 1967. Esta contiene un artículo, denunciado como contrario
a los principios de derecho internacional, que ha servido para amenazar
y finalmente destituir a Fernando Lugo. Paradójicamente, los
principales responsables de la dictadura de Strossner, hoy fiscales de
ese “juicio político”, nunca fueron encausados. Los mismos criminales
que se repartieron las tierras del estado destinadas una reforma
agraria, contenida en los principios de aquella constitución.
Simplemente se las repartieron en “familia”.
Pero Lugo tampoco llevó a cabo la siempre aplazada reforma agraria
que debería haber acabado con los privilegios adquiridos durante la
época de la dictadura y además aprobó una dura ley antiterrorista, bajo
presión de los EEUU e impulsó la militarización de las áreas
rurales con la excusa de combatir a un grupúsculo conocido como el
“Ejército del Pueblo Paraguayo
Por el contrario, durante el mandato de Lugo se consolidó y expandió
un modelo monoproductivo basado en la soja transgénica y el agronegocio,
en las antípodas del cooperativismo y la soberanía alimentaria que
reclaman las organizaciones campesinas. Definitivamente, se consolidó el
poder de los grandes propietarios, mientras cientos de miles de
campesinos pobres reclaman la devolución de las tierras que se robaron
al estado. La presión fiscal, de apenas un 13%, hace de este país un
paraíso para los “negocios”.
Fruto de ello, 2011, dio el crecimiento del PIB mas alto de América
Latina, eso si, como consecuencia del crecimiento del agronegocio,
sin contrapartidas en el reparto de la riqueza, ni en la reducción de la
pobreza. La segunda más alta de Sudamérica.
El rol estratégico de Paraguay
Paraguay se encuentra en una posición geoestratégica vital en la
región (prácticamente el corazón del Cono Sur) y cuenta con recursos
naturales y energéticos importantes. Recientemente se han descubierto
las reservas de Titanio más importantes del Planeta y otras enormes de
Uranio.
La Triple Frontera y su constante situación de descontrol, “por la que circulan contrabandistas, terroristas y narcotraficantes”,
fue la justificación para instalar la base militar estadounidense de
Estigarribia en la provincia de Chaco. Pero las reservas acuíferas, los
yacimientos ya mentados, los intereses de Monsanto, la ubicación
estratégica en la región para lo que se ha venido llamando guerra de IV
generación, son en realidad la verdadera razón. Los intereses de Estados
Unidos, que sin duda esta detrás del golpe no coinciden exactamente con
los de UNASUR,
De otra parte, la conexión y dependencia de la economía paraguaya de
la brasileña es fundamental. El 44% de las exportaciones se dirigen a
ese país, siendo los otros dos, en importancia, Uruguay y Argentina. Con
las importaciones solo cambia el orden, siendo Argentina el primer país
proveedor y Brasil el segundo. Paraguay exporta el 84% a Brasil de la
energía producida en la mayor central hidroeléctrica del mundo: Itaipú y
prácticamente el 100% de la producida en la de Yacyretá, compartida con
Argentina. Es decir, Paraguay es un país absolutamente dependiente de
sus vecinos, socios de Mercosur y miembros de UNASUR, que no reconoce el
juicio y destitución de Lugo.
Un cierre de fronteras, o medidas económicas por parte de estos
países, pondrían en serios problemas a la economía Paraguaya que además
no tiene salida al mar. La actitud de Brasil y Argentina, en este caso
es fundamental para dificultar el la continuidad golpista y animar la
resistencia ciudadana.
La resistencia al golpe
Miles de manifestantes llegaron desde los barrios de Asunción y en
autobuses desde el interior abarrotando la Plaza de Armas cercana al
congreso. Se cortaron carreteras en las provincias, donde los campesinos
son el principal baluarte de apoyo a Lugo. Miles de Paraguayos
residentes en Argentina se movilizaron y entraron al país con la
intención de parar el golpe.
La TV pública fue tomada por los trabajadores y en sus puertas una
concentración y asamblea permanente es transmitida instantáneamente. El
pueblo continúa así manifestándose días después y seguro que se
producirán ocupaciones e incluso conatos de resistencia armada. La
solidaridad internacional, especialmente de los movimientos sociales de
Argentina y Brasil cobra especial importancia en este caso, mas allá de
lo que puedan ser las acciones diplomáticas de sus gobiernos, de UNASUR o
del Alba.
Las acciones de apoyo a la resistencia Paraguaya desde las fronteras y
el corte y control de carreteras sin esperar al posible cierre oficial,
pueden emprenderse desde ya, de hecho están anunciadas al acabar de
escribir este articulo. La Liga Nacional de Carperos lanza una
convocatoria desde todas las provincias y todos los sectores para
marchar sobre Asunción.
Existe un Alba de los pueblos en América Latina. Paraguay no puede repetir la suerte de Honduras.
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