La impopular y brutal guerra de Gaza dará, probablemente, un nuevo ímpetu al movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) en la sociedad civil occidental, que querrá presionar a Israel por sus acciones ilegales hacia los palestinos. Un exhaustivo conjunto de sanciones europeas podría costarle a Israel unos 5.000 millones de dólares al año o incluso más. Aproximadamente una tercera parte del comercio israelí es con Europa y la Unión Europea (UE) es el mayor socio comercial de Israel.
Unite, el mayor sindicato británico, ya ha decidido hacer campaña en favor del BDS contra Israel.
El alcalde de Newry, Irlanda del Norte, miembro del Sinn Fein, está proponiendo a los pequeños comerciantes de la ciudad que boicoteen a Israel.
Aunque el gobierno irlandés se ha negado a imponer sanciones contra Israel durante la última guerra de Gaza, la sociedad civil irlandesa está, en líneas generales, disgustada por acciones como la actual campaña de Gaza, con su cruel indiferencia por el bienestar de los no combatientes:
Muchos negocios, encabezados por el restaurante “The Exchequer” de Dublín, y toda la población de Kinvara se han comprometido a boicotear los productos israelíes. El sindicato de trabajadores del comercio, Mandate, ha pedido a los comercios que no vendan productos israelíes y anoche Gordon D’Arcy, leyenda del rugby irlandés, tuiteó su apoyo al boicot.
El Exchequer no dispensará alcohol israelí. Algunos vinos israelíes son producidos en los ocupados Altos del Golán y, por tanto, son empresas ilegales.
Obsérvese que estas empresas, ciudades y activistas no solo están boicoteando a las empresas ilegales de la Cisjordania ocupada, sino a todos los productos israelíes.
La idea de ciudades y pueblos enteros de boicotear los productos israelíes se está extendiendo. Kinvara, en Irlanda, es una de ellas. Pero varias ciudades españolas, sobre todo aquellas que se inclinan hacia la izquierda, están considerando tomar iniciativas similares. Muchos activistas de la izquierda española quieren, además, presionar a la UE en su conjunto para que adopte medidas más enérgicas y sancione a Israel por sus políticas de apartheid y crímenes de guerra.
Pero lo más común en Europa es el BDS contra los israelíes de Cisjordania.
Después de que los israelíes se deshicieran en abril de las negociaciones de paz promovidas por John Kerry, 17 gobiernos europeos advirtieron a sus empresas de la conveniencia de no hacer negocios con las compañías ilegales israelíes que tienen sus actividades en la ocupada Cisjordania, según The Economist. De acuerdo con la legislación europea, estas empresas podrían ser demandadas por los palestinos en los tribunales europeos, acusándoles del robo de sus recursos por parte de los colonos y sus socios europeos.
The Economist toma nota del creciente boicot a los colonos israelíes de Cisjordania.
“Tesco: Ya no compramos fruta de Israel”, decía un titular refiriéndose a una cadena británica de supermercados, que ya no compraba fruta procedente del valle del Jordán. Otros han dejado de invertir en empresas o instituciones israelíes con activos relacionados con los asentamientos. Un gestor de un fondo de pensiones holandés, PGGM, y el banco más grande de Dinamarca, Danske Bank, han vendido sus participaciones en bancos israelíes que financian la construcción de asentamientos. La compañía pública de agua más grande de Países Bajos, Vitens, ha cortado sus vínculos con la compañía israelí del agua, Mekorot, que toma el agua de Cisjordania y luego lo vende a los palestinos.
El Fondo Soros ha vendido sus acciones en Sodastream, que tiene una fábrica en Cisjordania (que ya no emplea a ningún palestino). Lo mismo ha hecho el fondo soberano de Noruega. La Fundación de Bill y Melinda Gates también parece que está retirando sus inversiones en empresas ilegales de Cisjordania.
En Noruega, “la mayor confederación sindical del país, LO, ha propuesto el boicot a los bienes israelíes fabricados en los territorios ocupados y un etiquetado más claro de los productos israelíes”.
El movimiento BDS está creciendo claramente en Europa y podría tener graves consecuencias para los asentamientos ilegales de Cisjordania. Pero en la medida en que el propio Israel está cada vez más ligado a las empresas ilegales, parece inevitable que el boicot se extienda al mismo Israel. Esto será más probable, sobre todo, si Israel continúa reprimiendo a los palestinos ocupados.
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Juan Cole es profesor de historia en la Universidad de Michigan y comentarista especializado en Oriente Medio y sur de Asia. Edita el blog Informed Comment.
Traducción: Javier Villate
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