domingo, 21 de diciembre de 2025

¿Es laSexta un canal de izquierdas? Entre la línea editorial y la percepción pública. Por Javier Huerta

Por Javier Huerta


¿Es laSexta un canal de izquierdas? Entre la línea editorial y la percepción pública

Desde su nacimiento en 2006, laSexta ha sido uno de los canales de televisión más debatidos en el panorama mediático español. La pregunta sobre si la Sexta es un canal “de izquierdas” se repite con insistencia tanto en redes sociales como en el debate político. Sin embargo, responderla exige ir más allá de etiquetas simples y analizar su línea editorial, sus contenidos informativos y su papel dentro del ecosistema mediático.

Para una parte significativa de la audiencia, laSexta es claramente un canal de izquierdas. Esta percepción es una etiqueta consolidada y se apoya, sobre todo, en sus programas de actualidad y política, como Al Rojo Vivo, laSexta Xplica o El Objetivo, así como en el tono crítico que muchos de sus periodistas mantienen hacia partidos conservadores, especialmente el Partido Popular y Vox. La insistencia en temas como la memoria histórica, la corrupción política, el feminismo o los derechos sociales refuerza esta imagen.

Además, algunos de sus rostros más conocidos —periodistas y tertulianos— han expresado abiertamente posiciones progresistas, lo que contribuye a la identificación ideológica del canal. En un contexto político tan polarizado como el español, esto ha llevado a que laSexta sea vista por muchos como “la televisión de la izquierda”, en contraposición a otros medios considerados más conservadores.

No obstante, calificar a laSexta simplemente como un canal de izquierdas puede resultar reduccionista. Más que una militancia ideológica explícita, el canal mantiene una línea editorial basada en la crítica al poder, especialmente cuando este se percibe como opaco, autoritario o alejado de ciertos consensos democráticos. Durante gobiernos del Partido Popular, esa crítica fue especialmente intensa, lo que consolidó su imagen progresista. Sin embargo, también ha habido momentos de confrontación con gobiernos del PSOE o con figuras de la izquierda política, aunque estos choques suelen recibir menos atención pública.

La clave está en que laSexta no cuestiona de forma estructural el sistema económico ni el modelo institucional, algo que sí haría un medio claramente ideologizado a la izquierda. Pertenece a Atresmedia, uno de los grandes grupos de comunicación privados de España, con intereses empresariales evidentes. Esto limita, de entrada, cualquier lectura del canal como “radical” o antisistema.

laSexta: del mito progresista al engranaje del poder mediático

Pocas ideas están tan arraigadas en el imaginario político español como la de que laSexta es “un canal de izquierdas”. La afirmación se repite como un mantra, especialmente desde sectores conservadores que han encontrado en la cadena un enemigo cómodo al que culpar de la polarización política. Sin embargo, cuando se analiza su historia, sus propietarios, sus figuras clave y sus contenidos concretos, el relato se resquebraja. Y lo que aparece no es un proyecto ideológico, sino una operación mediática perfectamente integrada en el sistema de poder.

Orígenes: irreverencia estética, no revolución política

La creación de laSexta estuvo marcada por una voluntad clara de romper con el tono acartonado de la televisión tradicional, no por impulsar un proyecto político de izquierdas. La implicación de Emilio Aragón y Andreu Buenafuente fue fundamental para definir ese ADN inicial: humor inteligente, lenguaje moderno, ironía y cierta distancia crítica con el poder. Pero confundir eso con militancia política es un error interesado.

Ni Aragón ni Buenafuente han representado nunca una amenaza real para el statu quo. Ambos han desarrollado carreras largas, exitosas y muy bien remuneradas dentro de los grandes grupos mediáticos. Su crítica ha sido siempre cultural y estética, no económica ni estructural. laSexta nació, por tanto, como una televisión “cool”, urbana y desacomplejada, no como una trinchera ideológica.

La política como formato estrella

El verdadero giro de laSexta llega cuando descubre que la política no solo informa: fideliza audiencia. Programas como Al Rojo Vivo o laSexta Noche convierten la actualidad política en un relato permanente de conflicto, con villanos claros y héroes circunstanciales. El caso Gürtel, los papeles de Bárcenas o la corrupción del PP fueron tratados con una intensidad que consolidó la imagen del canal como azote de la derecha.

Pero conviene preguntarse: ¿hubo la misma contundencia con otros escándalos? ¿Dónde quedó ese tono cuando estallaron casos que afectaban al PSOE, como los ERE de Andalucía? ¿O cuando el debate giraba hacia el poder financiero, las puertas giratorias o el papel de las grandes empresas energéticas? En muchos casos, la crítica se diluyó o se volvió tibia. El foco siempre estuvo en la política como espectáculo, no en el sistema que la sostiene.

Periodistas y tertulianos de derechas: la contradicción permanente

Si laSexta fuera realmente un canal de izquierdas, sería difícil justificar la presencia constante y protagonista de periodistas claramente alineados con la derecha. Francisco Marhuenda, director de La Razón, ha sido durante años un rostro habitual. Eduardo Inda, con una trayectoria marcada por el sensacionalismo y una clara afinidad con posiciones conservadoras, se convirtió en pieza clave de muchas tertulias.

Lejos de ser una anomalía, estas figuras son estructurales en el modelo de laSexta. No están ahí para aportar pluralidad real, sino para generar confrontación, ruido y momentos virales. El debate se convierte en un ring, y la ideología en un personaje. La derecha no solo está presente: es imprescindible para que el formato funcione.

Incluso figuras supuestamente neutrales, como Antonio García Ferreras, han quedado en entredicho tras revelarse sus vínculos con élites políticas y económicas. El famoso “esto es muy grave, pero no lo podemos contar así” se convirtió en símbolo de una realidad incómoda: laSexta critica el poder, pero negocia con él.

La compra por Antena 3: el final de cualquier ingenuidad

El golpe definitivo al mito llega con la compra de laSexta por Antena 3, culminada en 2012 y dando lugar al grupo Atresmedia, uno de los mayores conglomerados audiovisuales de España. Desde ese momento, pensar en laSexta como un canal independiente o ideológicamente subversivo resulta directamente ingenuo.

Antena 3 ha sido históricamente percibida como una cadena conservadora, cercana a los intereses empresariales y políticos del centro-derecha. La integración de laSexta en este grupo no solo no suavizó esa realidad, sino que la confirmó: laSexta pasó a ser el brazo “progresista” de un mismo cuerpo corporativo. Un reparto de papeles perfectamente funcional: Antena 3 informa “con moderación”, laSexta agita y polariza, pero ambas responden a los mismos intereses empresariales y publicitarios.

No hay contradicción ahí; hay estrategia.

Progresismo de plató, poder intacto

laSexta habla de feminismo, diversidad, memoria histórica y derechos civiles. Y lo hace con un lenguaje que conecta con sensibilidades progresistas. Pero cuando el debate amenaza con incomodar de verdad —redistribución de la riqueza, cuestionamiento del modelo económico, crítica frontal a los grandes grupos mediáticos— el tono cambia o el tema desaparece.

La izquierda que aparece en laSexta es cultural, no material. Emocional, no estructural. Una izquierda compatible con los consejos de administración y con los bloques publicitarios.

Conclusión: no es izquierda, es rol

laSexta no es un canal de izquierdas. Es un canal que ocupa el espacio simbólico de la izquierda dentro de un sistema mediático controlado por grandes intereses privados. Su función no es transformar la realidad, sino canalizar el descontento, convertir la política en entretenimiento y mantener la ilusión de pluralismo.

El problema no es que laSexta sea roja. El problema es que no lo es, pero actúa como si lo fuera. Y en ese juego de apariencias, la crítica se vuelve inofensiva, la indignación se consume en plató y el poder, lejos de sentirse amenazado, descansa tranquilo.

Porque mientras la política sea un espectáculo, nadie tocará lo realmente importante.

Entonces, ¿qué es realmente laSexta?

¿Es laSexta un canal de izquierdas? Depende de cómo se defina “izquierda”. Si se entiende como un medio alineado con valores progresistas y crítico con la derecha política, la respuesta sería sí, en términos generales. Pero si se espera un canal comprometido con una transformación profunda del sistema económico y social, la respuesta es claramente no.

Más que un canal de izquierdas, laSexta es un medio progresista dentro del marco del sistema, con una línea editorial marcada, pero no revolucionaria. La polémica que genera dice tanto del canal como de una sociedad donde la neutralidad absoluta parece cada vez más una ficción, y donde informar ya es, inevitablemente, tomar posición.

laSexta no es la televisión de la izquierda. Es la televisión del progresismo rentable, del inconformismo domesticado y de la rebeldía en horario de máxima audiencia. Un canal que habla el lenguaje de la izquierda cultural, pero opera con la lógica del mercado y del poder mediático tradicional.

Etiquetarla como “canal rojo” es tan falso como conveniente: falso porque simplifica una realidad mucho más contradictoria, y conveniente porque evita una crítica más profunda al verdadero problema. No que laSexta sea de izquierdas, sino que ha sustituido la política por un producto, y la ideología por un formato.

Y quizá por eso incomoda tanto: no porque sea revolucionaria, sino porque desnuda una verdad incómoda para todos —la política, en televisión, ya no se discute; se consume.



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