Damasco, 31 jul (PL) Algunos países occidentales y árabes niegan a las autoridades sirias el derecho soberano a defender a su población de los ataques de bandas armadas, a las que apoyan con logística militar, inteligencia y abundantes recursos financieros.
Es lamentable no escuchar de aquellos que se presumen preocupados por Siria ningún llamamiento a los grupos terroristas armados para que cesen sus operaciones, señaló la cancillería de Siria en sendas cartas enviadas al Consejo de Seguridad y al secretario general de la ONU.
Las autoridades de esta nación levantina piden a los que apoyan el caos y la violencia, retractarse y unirse al proceso político convocado por la propia ONU y aceptado por el Gobierno de Damasco, para poner fin al derramamiento de la sangre de los sirios. Recientemente, un comentarista internacional apuntaba que para Occidente, el gobierno nacional siempre sería el culpable de lo que aquí ocurre y no hay otra alternativa que ceder ante las presiones para favorecer el triunfo de algo que se da en llamar la Primavera Árabe.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el general Mowaffak Joumaa, quien encabeza el Comité Olímpico de este país, decía que tal propuesta representaría el triunfo del Otoño, en aparente referencia a días negros y convulsos que pueden llegar a la región.
Algunas fuentes consultadas en la ciudad de Alepo, centro del actual conflicto, indican que los grupos terroristas respaldados abiertamente por Arabia Saudita, Catar y Turquía, cometen crímenes contra civiles inocentes en esa ciudad.
Sin embargo, y pese a evidencias de que las bandas toman a los civiles como escudos humanos, las autoridades sirias son presentadas como culpables de tragedias anunciadas y publicitadas incluso antes de que ocurran por diversos medios occidentales.
Según trascendió de fuentes diplomáticas, la Asamblea General de la ONU votará el jueves un proyecto de resolución impulsado por los países árabes, el cual condena la presunta violación continua de los derechos humanos y de las libertades básicas de los ciudadanos por el gobierno del presidente Bashar al Assad.
El documento aunque manifiesta su contrariedad por todas las formas de violencia cualquiera que sea el sector que la ejerza, y reclama a todas las partes un cese del fuego, expresa con su condena la parcialidad existente contra Damasco.
Los promotores de la iniciativa dicen apoyar el plan del enviado especial Kofi Annan y comparten que el primer paso para el cumplimiento de ese objetivo debe ser dado por Damasco, con lo cual niegan el derecho soberano de defensa.
De las partes en conflicto, es el gobierno sirio el único que reiteradamente expresó su disposición a dialogar, pues la fragmentada oposición se niega a acudir a una negociación, incluso carece de interlocutores creíbles y no representa en realidad los intereses del pueblo sirio, estiman analistas del problema sirio.
En la ofensiva en todos los frentes contra Siria, ocupa un espacio destacado la agresión mediática.
Al respecto, el viceministro de Exteriores ruso Gennady Gatilov, dijo que algunos medios de comunicación efectúan una cobertura previa a los sucesos y es obvio, subrayó, que están tratando por todas las formas de compensar lo que la oposición no ha logrado alcanzar en el terreno.
La cancillería siria, al valorar la postura occidental, opina que inculpan al gobierno por la escalada de la situación en lugar de acusar a los terroristas que han atentado contra Damasco, Alepo y otras ciudades.
Aunque en Paris, Washington, Londres y otras capitales occidentales, lo niegan, es evidente que la parcialidad en la condena al gobierno de al-Assad persigue el interés en presentarlo siempre como culpable de la crisis.
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