Fui el
pasado martes 22 de abril al auditorio del Forum de Barcelona,
a ver qué se contaba Correa. Sí: el Presidente de la República de
Ecuador, cuya gira española los medios de comunicación han
in-comunicado deliberadamente. La platea, a reventar. Del aforo, 90%
ecuatorianos a ojo de buen cubero. Se grita y se grita: “Correa
re-elección”. Banderas de Ecuador, claro. Pero también
bolivianas; y bolivarianas, y del Movimiento Al Socialismo, entre
otras. Un rostro femenino aimara, o quizás tupí, o guaraní,
cobrizo, sujeto un banderín ecuatoriano al moño del cabello y
portando, amplia, la estela de Bolivia. Esa gente disuelve por
instinto la lógica de la pequeña frontera, que es la lógica de
quienes, un par de siglos ha, las trazaron desde Europa.
PLATOS ENTRANTES
Síntesis
El entremés musical lo puso Shun-go, banda
de calidad que sintetiza la música terruñera gentilicia ecuatoriana
con el jazz, el funk y el rock. Sus escalas y notas son manifiesto
rotundo contra cierto fundamentalismo cultural que bajo excusa de lo
“multi” y de la “esencia propia” cosifica a los grupos
humanos al gusto e interés de los centros geográficos inversores y
exportadores de capitales: “Lo vuestro, indios preciosos, es tocar
la flauta de cañas; vosotros, indios románticos, no-electricidad,
no-conocer metal, no-técnica sofisticada productiva ni
instrumental”.
Pues no, señores antropólogos,
arqueólogos y etnógrafos del Sistema: indiecito ser muy
entrañable y bucólico, e indiecito ir a desarrollar
industrias, y megatones también, para defenderse, y mega-vatios para
movilizar la robusta Potencia colectiva. Ello no riñe con la
identidad. Es, mejor dicho, el super-conductor de flujo de identidad,
que, sin ir más lejos, sonaba sobre el escenario desde el fondo de
la historia, a cada riff,
compás y redoble. Sonaba como presente y futuro; no como residuo
perdido en el tiempo, in vitro. Herencia
y curso se auto-afirman y en la precisa afirmación se auto-superan
(Hegel) gracias a su conjunción con la materia que el grupo humano
puede socializar para sí. Y, como escribiera el poeta Celaya,
“Nosotros somos quien somos. Basta de historia y de cuentos”.
Al público no le acabó de cuadrar
Shun-go. Tranquilos,
chavales. “Hay quien nace póstumo”, dijo Nietzsche.
Comunidad
Los entremeses continuaron con una
exhibición de danza aimara, cuya primera parte fue Asia pura en
movimiento, en música, en vestimenta, en ademanes, en rasgos, en
pintura facial. La entrée
hizo evidente la unicidad gentilicia asiática de fondo, pluralizada
por aquellos nichos ecológicos americanos donde los primigenios
grupos migratorios se asentaron. En los intervalos subsiguientes,
policromía de capotes holgados y variedad participativa de edades en
la coreografía; composición con la que el inconsciente colectivo
(se) traduce la reciprocidad funcional múltiple conformadora
de la unidad social y conformada
en la misma.
Hay una sabiduría comunicadora de
complementariedad en ese organismo dinámico danzante de viejos,
adultos, mozos y niños. Complementariedad contra la enajenada y
utilitaria “co-existencia” propia de las pseudo-sociedades de
“individuos” (por llamarles a estos de alguna manera). Contra la
muleta moral de la “tolerancia”, la com-unidad
fluyendo a través de la danza nos estaba relatando aquel remoto
vínculo objetivo radicalmente igualitario generatriz de su reflejo,
el lazo inter-subjetivo. Tal como en los ritos de posesión, aquí la
música cíclica, insistente, repetitiva, favorece el auto-olvido; la
auto-objetivación. La indivisión del sí mismo con la Totalidad que
deja de ser alienada, “exterior”. Ritmos y pasos nos estaban
contando la primitiva verdad universal de nuestra especie, cuya
auto-devolución -para llegar a ser lo que somos-
pedimos a gritos y a danzas.
Y recordar también el grupo de salsa cuyos componentes trajeron
sabor costeño. En la orquesta se juntaban argentinos, colombianos,
venezolanos y ecuatorianos. El cultivo común de cultura
latinoamericana pone a las naciones de la Patria Grande a caminar
juntas con naturalidad. Con idéntica naturalidad, la política ha de
imitar al pueblo, deviniendo grand-política.
El fallo
La nota discordante del entremés
fue puesta por la publicidad de Turismo Ecuador
proyectada en pantalla: Ecuador de porcelana verde-esmeralda,
intocable, in-transgredible, in-soplable. Donde todos los
disfrutadores filmados eran de corte guay y foráneo. Divinidades en
el Paraíso. Esperemos que jamás Ecuador llegue a cosificarse en el
paraje turístico representado, porque, por fortuna, ya lo
es. Tiene que librarse de ese
“horizonte” vacuo (como el barcelonino de hoy día), porque la
república andina parte de esa riqueza -fastuosa, suntuaria, obvia-
para transformarla en muchas otras.
La Tierra respira atravesada por un
capitalismo mundial donde el principal polo imperialista necesita
orquestar en condición de Capital a cada “diferencia
consustancial” supuesta. Los árabes, con gidlaba, pastoreando
camellos e invirtiendo improductivamente en casinos que no crean
plusvalor sino que se limitan a hacerlo circular. Los andinos, a la
sombra de las altas nevadas cumbres, tirando de su llama y mirando
ladera arriba para cultivar el maizal. Con esa lírica el
imperialismo especializa al mundo por “regiones culturales” con
arreglo a tipos de intercambio. Sin competencia, y siendo los únicos
capaces de atender a las dependencias que han generado, las
burguesías monopolistas se dedican a exportar capitales y turistas
hacia sus privados monocultivos de café, de chatarras... y de
folk-agasajadores de
turistas. Invirtiendo en “la diferencia” mientras la aliena y la
enlata en un tenderete de productos “autóctonos” y “exóticos”
bajo propiedad de unos cuantos Padrinos, el imperialismo
estadounidense trata, a su vez, de suplir su inoperancia a la hora de
deslocalizar su propia producción, mostrándose ya incapaz de seguir
esparciendo por el mundo fragmentos de plantas industriales a
una rentabilidad cabal. Las
alternativas de acumulación capitalista ideadas por quienes agotaron
ya sus perspectivas clásicas de garantizarse Tasas de Ganancia
funcionales, consisten en reificar la diversidad a modo de un “sujeto
cultural” mezcla de bufón, animador, prostituta, quintaesencia
ecológica humana, lagarterana, guía museístico, Buen Salvaje
rousseauniano y hábil proletario productor de souvenirs
y de exquisitos objetos de importación. A todo esto hay que
responder, que los parajes ecuatorianos son bellísimos. También lo
son, señores, las centrales, los arsenales defensivos, la biga de
acero, la nano-tecnología, la aplicación informática de los
extractos de silicio y las perforadoras petrolíferas marca de la
casa.
EL PLATO FUERTE
Rato ha que había terminado de
hablar el Canciller Patiño -justo reconocimiento a la contribución
migrante en lo que atañe a haber paliado la crisis del 99, y
anunciación del soporte gubernamental ecuatoriano a sus nacionales
afectados por las hipotecas en España. Correa nos tenía en ascuas
cuando suena el himno nacional, todos en pie, y entra él desde una
de las “bocas” laterales del auditorio. Sus paisanos se lo comen,
y no precisamente a ostias. Contextualicemos que se trata de un
evento gratuito y abierto -no de militancia-, y donde la entrada no
ha sido objeto de control alguno con arreglo a pre-inscripción,
carnets o afiliaciones.
Correa inició su locución llamando
“exiliados de la pobreza” a sus paisanos migrantes, la mayoría
venidos bajo el marco de la citada crisis. Desmontaba así la
idealización socialdemócrata que a menudo pinta la migración con
la florida tonalidad del “empuje por probar fortuna en tierras de
oportunidades”. Se trata, por el contrario, de un exilio; de una
enajenación traumática respecto de la tierra propia y relaciones.
Ahora, en este nuevo contexto económico abierto por el cambio de
2007, Ecuador puede recibirles en condiciones, al tiempo que van
disolviéndose los cacareos y los trapicheos de eso que fuera
denominado por Gramsci “la política de estar por casa” o “la
pequeña política”, dominadora un día, con sus desfalcos, del
escenario institucional ecuatoriano, como hoy domina el escenario
español. Al habérsele cercenado las pinzas al indecente banquete
exterior de intervención sobre la vida económica y compra, la gran
mayoría de corruptos potenciales se han quedado sin corruptores a
quienes hacer la faena. El pueblo ecuatoriano agradece este cambio de
escena con un 80% de apoyo tras siete años de Gobierno. Correa les
llama a no olvidar jamás las injusticias recibidas. Y los “poderes
fácticos” rabian al reconocer que se han quedado irremisiblemente
sin sujetos particulares extra-legalmente favorecedores, al haberse
visto privados de favoritismo estructural legal.
La revolución educativa constituye
un pilar obvio de la llamada “revolución ciudadana”. El ser
humano es la fuerza productiva más valiosa, única capaz de generar
las demás fuerzas, o bien de transformarlas y operativizarlas.
Solamente en España hay más de 600 becarios ecuatorianos. El Valor
saldrá del trabajo, y será real, en lugar de proceder (falsamente)
de una ficción financiera oligárquica dependiente de unos
acreedores que, de golpe y porrazo, cuando se cansaron de sustentar
la mesa de la oligarquía, dieron un manotazo suscitando la quiebra
del sistema bancario ecuatoriano. Y siendo así que, para salvar a
los suyos de ser engullidos en un graznido de los cuervos norteños,
el banco central procedió a un “salvataje” bancario que le
obligó a sobre-producir moneda, dividiendo por tres su valor y
poniendo al país de rodillas ante las exigencias imperialistas de
dolarización. Desmoralización y desesperanza compusieron el reflejo
mecánico de la debacle. La sociedad civil no percibía un plus
ultra a la “crisis”,
mientras dos años después de haberse iniciado ésta, los bancos
doblaban su volumen de rentabilidades pre-quiebra, y las expatriaban
hacia los centros económicos internacionales.
Los bancos se excusaban por la fuga
de Capital, argumentando que así no hacían más que prevenirse ante
un futurible ecuatoriano similar al ya padecido. Y Correa les trató
de traidores a la patria: pues las quiebras de sistema bancario se
hallaban determinadas por unas relaciones bilaterales
oligarquía-imperialismo, enmascaradas tras la jurisdicción
definidora del “sistema bancario” interno. Se acabó el juego de
ser los causantes y salvarse de las consecuencias propias a costa del
país (“El Capital debe asumir todos los riesgos, por ninguno el
ser humano”). Y se acabó la regencia financiera sobre la política
de Estado petrolera, que empujaba a los delegados políticos de la
oligarquía, a vender por un plato de lentejas la riqueza nacional
para financiar a la clase dominante pagadora de tales delegados. La
prensa y los políticos propiedad de las “élites” “nacionales”
e “internacionales” (imperialistas), las Potencias, las finanzas
y sus monopolios, fueron justamente quienes pusieron toda la carne en
el asador a la hora de “advertir” a la población sobre la “jaula
de hierro” administrada mundialmente por “los mercados”, “las
élites”, “las finanzas”, “los monopolios”... Cinismo de
quien camufla su amenaza tras el manto naturalizador de un discurso
fatalista “alertador”. Y dice Correa, parafraseando a Lenin, que
“Todo depende de quién tiene el Poder”. En las nuevas relaciones
de Poder configuradas, aquella endiosada jaula de hierro, tótem y
tabú del fetichismo vulgar periodísticamente organizado, se
disolvió como un azucarillo en te caliente.
A fecha de hoy, señala la ONU en su
Índice de Desarrollo Humano, que Ecuador es el país latinoamericano
con más acusada reducción de las desigualdades y de la pobreza. No
está mal si lo dice “la cueva de bandidos” (Lenin), nada
sospechosa de “correísta”.
Y es que Correa siempre tuvo
consciencia de que la cuestión del Poder era condición sine
qua non, pero no era condición
suficiente. En otras palabras, Correa fue siempre consciente de que,
el Pueblo en el Poder, muy revolucionariamente sería candidato a
pasar escaseces y en tal caso iría desencantándose -iría dejando
de ser revolucionario. Ello a menos que, junto con el Poder, el
Pueblo pasara a ser protagonista del desarrollo de medios materiales.
De lo contrario, “tenemos el Poder”, ¿pero Poder sobre qué?. En
todo nuevo marco de Poder, ideología y Economía son indivorciables.
Mao lo dijo a su manera: “Los seres humanos caminamos con los dos
pies”.
Y sin embargo, no es estrictamente
técnico o tecnológico el desarrollo que haga posible ejercer el
Poder sobre una materialidad enriquecedora de la vida colectiva. Ni
tan siquiera lo es fundamentalmente. Se trata, parafraseando a la ONU
-pero de verdad-, de “desarrollo humano”. Con ese objeto ha sido
configurada una Universidad Nacional Docente, ya que, en palabras de
Marx, “el educador tiene que ser educado”. Una elevación de la
calidad de los saberes y una diversificación de estos, es el
dispositivo rector para cumplir la premisa gubernamental de
“diversificación de la matriz productiva”. Hay vida más allá
del petróleo y junto a éste. El propio arte deja de ser una
performance para
contemplación propia y ajena, y asume sus substancia: es producción
de la auto-representación colectiva, que vale y nos enseña. Correa
habla del viejo boom petrolero, traicionero y limitado, versus el
boom del conocimiento, que, como la vida, carece de punto y final. Y
al caso viene: la vida será objeto científico en la Universidad
Amazónica, de ubicación selvática.
Con la hominización y la
adquisición de capacidad de producción consciente y
técnica por parte de nuestra
especie, “la historia natural se vuelve social” (Federico Engels,
Dialéctica de la naturaleza).
Y al caso va que Correa está empeñado en elevar hasta el 93% el
origen hidráulico de la electricidad en Ecuador. Para 2016 desea
exportar porciones de esa energía. Gracias a la superación conjunta
latinoamericana respecto de la pequeña óptica territorial, UNASUR
invertirá en un tendido eléctrico de Ecuador hacia Chile. En Chile
están empezando a soplar vientos. Queremos que sean vientos del
Pueblo, emancipando a Chile -al Mundo- de ser retaguardia de lo
viejo, para hacerlo Vanguardia de lo nuevo. Nosotros, en esta España
mezcla de cortijo bananero y pocilga, aborrecemos el chovinismo
injusto de “la madre patria”, y queremos ser parte activa de la
Patria Grande trans-oceánica. La de los parias que van ya dejando de
serlo. La de los parias que todo han de ser.
Tamer Sarkis Fernández,
Vicedirector de DIARIO UNIDAD
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