“Pueblo de Ucrania” pasó a ser un ente en sí en el imaginario romántico de nuestro indignado cuando todo Pueblo es en realidad el producto del conjunto de sus relaciones sociales operativas sobre sí mismo
Por Tamer Sarkis Fernández
- EL ESPEJISMO DE LO ESPONTÁNEO
Da asco haber tenido que oír durante más de dos años a una masilla de
indignados patrios empatizar con la turba de indignados ucranianos.
“Denunciamos el curso que ha tomado el movimiento, pero apoyamos el
hecho de la rebelión popular ucraniana”. Que es tanto como decir: “Estoy
contra el curso tomado por la bala que asesinó a aquel niño desarmado,
pero a favor de que la bala saliera del cañón. No en vano, esa pistola
podría haber sido apuntada y disparada, en cualquier otro lugar, contra
algún bellaco”.
Pero resulta que las balas no toman curso ni salen ellas de los
cañones, lozanas. Ni tampoco las pistolas podrían haber estado en otro
lugar más que justo en aquél donde fueron colocadas por unas precisas
correlaciones de poder. El curso tomado era algo determinado a priori
por las características del acto. Lo demás no son más que engaños del
lenguaje; aunque -es curioso- la expresión misma se integra también como
parte de lo denunciado: nótese “engaño del lenguaje”. De esta
especie de síndrome del sujeto-espejismo (“irrumpe el trueno”, “el
relámpago resplandece”, “pienso lo que quiero”, “la bala sale del
cañón”, “la bala está tomando curso”, “el movimiento se mueve por
derroteros lejanos a los suyos propios”…) nos alerta Nietzsche en Genealogía de la Moral, 1er Tratado.
Para el caso, “Pueblo de Ucrania” pasó a ser un ente en sí en el
imaginario romántico de nuestro indignado, cuando todo Pueblo es en
realidad el producto del conjunto de sus relaciones sociales (materiales
e ideológicas) operativas sobre sí mismo (Marx, Tesis sobre Feuerbach). Sin embargo, nuestro indignado no se conforma con pensar una caractereología metafísica (un “ser Pueblo” en sí).
Además –y he aquí lo grave- al traducirse para sí como “rebelión
popular” las fragmentarias imágenes que le llegan del espectáculo, el
espontaneísta ibérico vuelve a dejarse llevar por la fantasía del sujeto
espectral e identifica al adjetivo “popular” con un sujeto actor en
lugar de tasarlo en su justa medida, esto es, en tanto que sujeto
actuado: agente y vehículo del proceso.
Pues lo actuante (lo motriz y lo in-formante al agente) es,
como no podría ser de otro modo, materia social políticamente ordenada y
así habilitada para tornarse conciencia en el seno del sujeto agente
(cierta parte de la población ucraniana) a través de propiciar la
codificación ideológica de éste. Puede tratarse de una u otra
codificación: funcional a la producción soberana de vida social en
dialéctica con los factores productivos insertos en el medio físico, o
bien funcional a los expoliadores del grupo humano y del medio físico. Y
en Ucrania, ¿de qué codificación hablamos?. ¿Quiénes han ido poniendo
en juego materia social deliberadamente orientada hacia el fin ideado (y
logrado)?: recursos, dinero, “personalidades”, megafonía, armas,
hombres importados, periodistas, respaldos diplomáticos y presiones,
organización, aprendizaje táctico, una estrategia y metodología de
acción…
- RACIONALIDAD E IDEOLOGÍA ACTUANTES SOBRE EL SUJETO AGENTE
¿Desde qué racionalidad pusieron todo eso en juego?: ¿desde una
racionalidad tendente a avanzar en una apolaridad mundial o desde la
racionalidad de apuntalar el Hegemonismo estadounidense?. ¿Desde una
racionalidad de la Soberanía Nacional y la convivencia pacífica entre
los pueblos, o desde la racionalidad de escala bélica contra la
competencia rusa?. ¿Desde el No-Alineamiento o desde la OTAN?. ¿Desde
una racionaliad de re-definición horizontal de las relaciones
productivas y mercantiles entre naciones, o desde un deseo de extender a
Ucrania el saqueo financiero, la Ley imperialista de los Intercambios
Desiguales y el trazado euro-alemán sobre la división regional del
trabajo?.
¿A través de qué ideología han podido ser amalgamadas y orientadas
las fuerzas materiales invertidas hacia la consumación de la
racionalidad directriz?: ¿ideología comunista o anticomunista?;
¿ideología patriótica?, ¿o ideología del “camino individual de la vida
optimizando gratificaciones a través de la relación práctica con los
demás y con una sociedad-objeto de lo individual” (darwinista)?;
¿ideología de la liberación nacional y de los pueblos oprimidos, o
ideología (por lo demás alucinatoria) de entrar en un Club VIP para ser
parte de los depredadores y no de “los parias” de la Tierra aun a costa
de esos “parias”?. ¿Memoria de la heroica guerra de Crimea y de las
glorias de Stalingrado, donde juntas las gentes agredidas dieron muerte
al invasor?, ¿o resentimiento anti-ruso que vuelve bajo la forma de
colaboracionismo con el IV Reich, tal y como hubo sido en otros tiempos
colaboracionismo con el IIIº?.
En Maidan se pusieron a ondear las banderas de las ratas anti-sirias
contra un país, Siria, que ha resistido al conato ultra-violento de su
secuestro por el jinete apocalíptico de la deuda externa y por la Bolsa
de Chicago. En Maidan se pusieron a ondear banderas israelíes y las
azules de ese IV Reich franco-alemán, contra la roja bandera de la
famélica legión internacional que ellos parasitan y que tratan de seguir
criando, hundiendo y repelando. Banderas del viejo orden parasitario
contra el presente emerger de los países y su disidencia, que deja
desnudos a los ladrones y a tanto “triunfador” por cuenta ajena.
Desde Maidan no resonó, más que en las Repúblicas Populares
declaradas al Este del país, un futuro de la dignidad común de poder al
fin pensar lo que uno quiere hacer y poder hacer –materializar- lo que
uno piensa y planifica, sin que terceros alienen el sentido de los
proyectos colectivos. O enajenen el producto de ese trabajo colectivo.
O, en fin, impidan la socialización del producto colocando a éste un
precio enemigo de las necesidades del semejante. En el cambio kievita sí
resonaron, ante banderas ponzoñosas saludadoras, las peroratas de un
Bernard Hénry-Levi vestido de color “liberal-futuro” para la ocasión, y
no ya de negro-“islamista moderado” como cuando estuvo en Siria en 2011.
Hénry-Levi relatando ante la Plaza el cuento de la lechera del Oeste de
Libertad que deja hacer al individuo en su épica personal hacia “lo más
alto” mientras le entretiene con gran glamour y oportunidades de pasar
buenos ratitos. “Bienestar”, “consumo”, “Ego”, “y que le dejen a uno en
paz”, “hágame yo y perezca el mundo si el mundo no se espabila”. Es ése
el Horizonte de la muchedumbre atomizada que ejecutó la rebelión
ucraniana, mientras el rebaño aún se auto-complace en aparentar creer
que la protagoniza. ¿Rebeldes contra qué y conformistas o anhelantes con
qué?. Si eres joven y rebelde, coca-cola te comprende.
- EL MITO ESPONTANEISTA COMO CATARSIS PARA EL ESPAÑOL PASIVO
Tal vez sea también auto-complacencia lo que se esconde tras las
ensoñaciones del españolito simpatizante con los rebeldes ucranianos.
Una especie de sublimación de la impotencia propia delegando
(inconscientemente) en lo ajeno fetichizado: “Ya que yo estoy cosificado
hasta en mi cobardía y pasividad, me consuelo al menos idealizando en
otros lo que yo debería hacer por cuenta propia”. Ésta es la lógica
honda del espectáculo, que alimenta las imágenes mediáticas que vuelven
acto seguido al espectador, generándose y volviéndose a generar
recíprocamente oferta y demanda, demanda y oferta. Ese abrazo del
espectáculo, donde el mentiroso –también el espectador- se miente a sí
mismo hasta el delirium.
¡Pero sea usted, por una vez en su vida, honesto con su figura: señor
Juanico, señor Josele, señora Tere…!. Si lo de Ucrania ha venido
resumiendo un espléndido estallido de la espontaneidad, sólo a
posteriori corrompida o “secuestrada”, que había tomado pistolas,
escopetas perdigoneras, granadas de mano y escudos anti-bala…, contra la
opresión: ¡¿por qué no toma usted entonces ese camino, señor Juanico,
señor Jozele, señor parado, señor precario, señor timado, señor
ensuciado, dirigido, de país anulado por el Hegemonismo yankee y sus
euro-enanoides, culo del Mundo?!. ¿Acaso están los ucranianos hechos de
otra pasta?. ¿Los tienen cuadrados, de plomo?. ¿Son ellos parientes de
Atila y ustedes tan civilizados que no pueden más que protestar del
“hecho social” en días extraordinarios de catarsis sindicalmente
seleccionada o parloteando en la cola de la pescadería o del
supermercado?.
La ensoñación del españolito antes con Libia, Siria, y ahora con
Ucrania, es de una bajeza y fariseísmo tales que casi da ganas de poner
al orden del día otra vulgar bajeza; eso de que “tenemos lo que nos
merecemos”. Su paja mental es típica del esclavo que necesita
compensarse inventando trasmundos imaginarios y “viviéndolos” con
esperanza puesta. En corolario, el españolito no puede más que desdoblar
artificialmente, aquello que es en realidad un proceso unitario, en una
metafísica de “rebelión-rebelión” originaria (jovial, generosa, mozalba
e ingenua, retrato de ese “pueblo” abstracto estereotipado) fatalmente
pervertida por una “física del Poder filtrado” (siempre un caso tras
otro: ¡qué casualidad…!).
- ESPECTÁCULO DE LAS REBELIONES Y REBELIONES PRO-ESPECTÁCULO EN UNIDAD RETROALIMENTADA
Todo discurrir desdoblamiento y contraposición entre ingeniería
político-social anglo-sionista (externa) e intersubjetividad en
movimiento (interna), significa nulo comprender que, en el actual
estadio hiper-desarrollado de Potencia política hegemonista yankie para
producir acontecimientos, lo de Ucrania o Venezuela son síntesis de
laboratorio donde rebelión popular (de un sector poblacional más o menos
cuantioso) y reacción conducida centralizadamente desde el epicentro
Hegemonista, son lo mismo. Son los polos dialécticos conformadores de
una Totalidad preparada. La producción ingenieril de cambios políticos
no es magia y chistera; necesita su vehículo, su sujeto actuado, su
carne de cañón. Y la carne sería nada más que carne amorfa –ni tan
siquiera se origina como “carne de cañón”- si no fuera por los cañoneros
y por el cañón que toman en sí a esa carne para apuntarla y dispararla.
Igual que la bala que da inicio a este artículo, y que no ha sido en
modo alguno “manipulada”, “desviada” o “perversamente usada por la
pistola o el pistolero”. ¡¡Sólo desde una metafísica grosera puede ese
trozo de materia ser nombrado “bala” considerada aisladamente a ese
artefacto y a ese artificiero precisos, que tomando a ese pedazo
objetual en su racionalidad lo están produciendo socialmente como
bala!!. Antes, no había nada.
En libre paráfrasis a Dani Estulin, podemos decir que los despliegues
Hegemonistas de agitación y Golpe o de segmentación contra países y
sistemas políticos desobedientes, no son cuatro viejos babosos con kipá
conflagrando desde una lejana torre de marfil. Son, en cambio, una densa
y compleja red de relaciones extendiéndose desde el epicentro a las
periferias. Es una fuerza objetiva produciendo lo subjetivo y tomándolo
en su seno, incluida la subjetividad “Pueblo”, su cabreo y su
“rebelión”. Por supuesto que hubo en las calles ucranianas una
subjetividad moviéndose cargada de razones –reales algunas de ellas-
para “su” “propio” estar-en-la-calle. Yanukovich no fue del Pueblo: ¡¿y
qué?!. Tal banalidad no explica un ápice de la realidad objetiva
desenvuelta sobre Ucrania e impuesta a ese país. Hay rebelión, y por
ella se consuma la reacción. Hay un plan reaccionario, y es su
materialidad política, logística, ideológica y armamentística aquello
que engendra la rebelión.
A fecha de 2016, no podemos seguir repitiendo dogmáticamente y en
abstracto aquella gran verdad revolucionaria del Presidente Mao: “La
rebelión se justifica”. Eso era en sí verdad en vida de Mao. Incluso al
inicio del presente siglo. Pero en unos años, el propio hiper-desarrollo
ingenieril del Hegemonismo anglo-sionista ha jubilado esa gran verdad.
“Sólo conocemos una ciencia: la ciencia de la historia” (Marx). Hoy, la
rebelión se justifica… o no. Hoy “la rebelión se justifica” tout court
se ha transformado en un Mito abstracto con cuya invocación
“izquierdista” el propio Hegemonismo no hace otra cosa que justificar
sus Operaciones posesivas sobre distintas sociedades civiles. Fracciones
poblacionales posesas por el espectáculo de la “rebelión” y de la
“libertad occidental” que el Hegemonismo despliega, y que acaban
imitando con movimientos reales al espectáculo referencial. Y este
paroxismo hegemonista hasta llega a encarnarse personificándose como
perfecto rebelde-reaccionario: Hénry-Levi, Salim Idris, Alba Rico,
Esther Vives, Leopoldo López, las Femen, los indigenistas y sus
indígenas contra Correa, Timoshenko, Madonna o Beyonce.
El autor es vicedirector de DIARIO UNIDAD
https://twitter.com/DifusionRebelde
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