Luego del asesinato de Cristian Ferreyra, militante del Mocase, desde los grandes medios se trató de desdibujar las responsabilidades políticas y ocultar el trasfondo de la muerte: la lucha por la tierra. Darío Aranda, periodista de Pagina/12, asegura que Ferreyra fue una nueva víctima de la expansión de los agronegocios y que varias de sus notas sobre el tema fueron retocadas por el diario cambiando el sentido de las mismas.
¿Cómo se desarrolló todo esto porque desde muchos medios lo primero que trataron de correr es que tuviera que ver con la disputa por la tierra?
Lamentablemente es algo recurrente lo que está pasando en los medios, por un lado los grandes medios asociados a los agronegocios lo tratan de mostrar casi como un hecho policial muchas veces o cuando se demuestra que fue una represión por un tema territorial no se aborda el fondo de la cuestión; el motivo de todas las represiones, de los asesinatos es el modelo extractivo petrolero, minero, forestal, agropecuario, que avanza sobre territorios campesinos indígenas ancestrales con derechos reconocidos por las propias leyes argentinas, internacionales, que no debieran ser corridos de esos lugares donde vivieron siempre.
¿Cómo fue el caso puntual de Cristian Ferreyra?
Cristian era un joven militante de 23 años, referente de las comunidades a 60 km de Monte Quemado, limite norte de santiago del Estero, se conoce con los agresores, quienes fueron a la casa de un compañero, Dario Godoy, incluso uno de los agresores tiene una relación de parentesco con la compañera de Cristian, son conocidos en el lugar, en la zona norte de Santiago de Estero como una mano de obra disponible en todo este trabajo represivo, ya sea para sectores políticos o sectores empresarios.
El MOCASE lo ha denunciado claramente y la comunidad viene enfrentando recientemente un proceso de hostigamiento en los últimos dos años que incluyó la quema de una radio, el encarcelamiento de Ricardo Cuella, y el pedido de captura por el mismo juez que está interviniendo ahora y que ahora pareciera que interviene tan rápido, cuando es un juez sindicado como cómplice de todas estas represiones. El juez había ordenado 12 detenciones con el único argumento de campesinos que han defendido su territorio, en el hecho puntual, el miércoles a la hora de la siesta llegaron a la casa de Darío Godoy a buscar directamente a Cristián, cuando salieron y sin mediar palabra le dispararon y lamentablemente Cristián murió desangrado con su esposa y su hijito de dos años enfrente.
* Nota realizada por cooperativa La Brújula
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