martes, 19 de diciembre de 2017

FAIRCOIN, Una criptomoneda cooperativa, justa y ecológica

Cada vez están en boca de más gente las famosas criptomonedas que se escapan al control de los estados. La primera que empezó a operar fue el bitcoin en 2009, y desde entonces han aparecido otras con características y protocolos diversos, pero siguiendo las reglas del mercado más especulativo.
Los creadores de faircoin (moneda justa) han hecho posible una criptomoneda basada en valores cooperativos y no competitivos, una divisa solidaria que permite que cualquier persona pueda transferir valor a otras, de manera rápida y segura, sin depender de los poderes gubernamentales o financieros.
La moneda se creó en 2014 y no se acabó de desarrollar hasta que el activista catalán Enric Duran, junto con Thomas König, un desarrollador de software con más de veinte años de experiencia, rescataron el proyecto de faircoin con el fin de promover una economía más justa a escala mundial y en el marco de otro proyecto global, la cooperativa FairCoop (https://fair.coop/economic-system ), que tiene el objetivo de crear el ecosistema necesario para que sea posible una economía justa.
Hemos hablado con miembros de la cooperativa FairCoop que ya utilizan faircoin, para que nos ayuden a entender cómo funciona. La definen como una herramienta para “apoyar a la economía real, la que sustenta la vida y respeta los ritmos de la tierra y no aquella que solo está interesada en el PIB y el crecimiento ilimitado”.
Los miembros de FairCoop creen que el sistema actual, regido por la creencia en el crecimiento infinito, está destruyendo el planeta y la conciencia de quienes lo habitamos. Ven la moneda justa como una herramienta al servicio de las personas, que no esclaviza a nadie y que no está vehiculada por los intereses de una minoría. Faircoin sería, pues, una moneda que se fija más en el valor de los proyectos y las personas que la utilizan que en los precios y en el mercado. En definitiva, una criptomoneda con valor social.
Los usuarios de faircoin piensan que funcionar en euros es “seguir alimentando la economía biocida” y empezar a pensar y mover faircoin es una forma de construir en positivo una nueva economía justa, saludable y descentralizada.

Cómo funciona faircoin

Se puede utilizar tanto a través de aplicaciones virtuales como con las tarjetas fairpay. Se han desarrollado herramientas virtuales para que cada vez más usuarios y comercios puedan usarla. De hecho, existe también el fairmarket https://market.fair.coop/es/, que  proporciona un escaparate donde se pueden adquirir productos con faircoin y conocer también los que se están desarrollando dentro de este ecosistema justo en cualquier parte de los veinte países donde se está implementando.
Para aquellos que no se defiendan muy bien navegando por internet, no  tienen conexión o simplemente no dominan las redes, existen los “nodos locales”. Son puntos de encuentro, participación y facilitación para iniciarse y asesorarse a la hora de hacer los intercambios que se necesiten, resolver dudas o conseguir faircoins. Se les puede contactar a través de la página web:
             https://fair.coop/economic-system

Dos años de vida y crecimiento sostenible y consensuado

Los usuarios de faircoin se habían acostumbrado a una tasa de cambio de 0,05 € (20 faircoin = 1 €). Después de dos años, la asamblea de FairCoop decidió subirla a 0,0667 € (por lo tanto, ahora 15 faircoin = 1 €).
Este tipo de decisiones se adoptan mediante el consenso, un proceso de discusión participativo y abierto, y no a través de las reglas del mercado, ni del control autoritario de un banco central. “Estamos muy contentos por esto, que demuestra que hay una manera diferente de autoorganizar el valor de una moneda”, comentan.
Ahora las personas usuarias de la faircoin en todo el mundo tendrán que tener en cuenta la nueva tasa de cambio para hacer sus transacciones. “Este cambio beneficiará al conjunto del ecosistema FairCoop y recompensará a todas las que  apoyamos y cooperamos en favor de un sistema económico justo. También propicia un aumento de los fondos comunes de reserva para apoyar a proyectos que se impulsan desde el ecosistema FairCoop que, tal como definen sus integrantes, son siempre subversivos y radicales.
El aumento de tasa de faitcoin no cambia las calidades de la moneda, mantiene la estabilidad de su precio para que continúe siendo una moneda útil para transacciones cotidianas, y no una herramienta lucrativa y explotada por una minoría.
Cada vez hay más colectivos interesados en funcionar en un sistema paralelo al capitalista. El pasado mes de mayo, por ejemplo, se celebró la IV Conferencia Internacional de Monedas Sociales y Complementarias: Dinero, Conciencia y Valores para el Cambio Social, organizada en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).
Faircoin, según los que ya la utilizan, complementa y refuerza las monedas sociales basadas en satisfacer necesidades de pequeños grupos de personas, gente que intercambia bienes y servicios basándose en una economía real donde el dinero tiene una importancia justa. “Esta filosofía se puede acoplar muy bien a faircoin y estratégicamente tendría la repercusión necesaria para un cambio global, puesto que une a personas con filosofías de vida parecidas dentro de un ecosistema justo. Además, otorgaría a faircoin la base real de producción, que la convertiría en una criptomoneda más estable”.




 
http://opcions.org

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domingo, 10 de diciembre de 2017

El impacto de Gaspar García Laviana en España: recepción, silencios y resonancias durante la Transición





Por Javier Huerta

La figura del Padre Comandante Gaspar García Laviana (1941–1978), sacerdote asturiano que dejó su labor pastoral para incorporarse a la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, ocupa un lugar singular en la historia reciente de España. Su muerte en combate, en diciembre de 1978, coincidió con los meses finales de la redacción de la Constitución y con la redefinición del papel social y político de la Iglesia católica. Sin embargo, su impacto en el contexto español de la Transición ha sido menos estudiado que su papel en Nicaragua. Este artículo examina cómo su figura resonó —y también cómo fue silenciada— en la España que transitaba desde el franquismo hacia la democracia.

1. Un sacerdote español en la revolución latinoamericana: sorpresa en un país en cambio

En los años de la Transición, España vivía un clima político convulso:

  • pluralización acelerada del discurso público,

  • irrupción de movimientos sociales,

  • tensiones entre sectores conservadores y progresistas de la Iglesia,

  • apertura hacia los debates internacionales sobre derechos humanos.

La noticia de que un sacerdote español había tomado las armas con una guerrilla latinoamericana resultó inesperada. No era algo que encajara fácilmente en los marcos mentales de la época: ni el clero español había sido conocido por participar en insurrecciones revolucionarias, ni los medios estaban acostumbrados a vincular la práctica religiosa con la lucha armada.

La reacción inicial fue de perplejidad, acompañada de un intento de encuadrar su figura en categorías conocidas: ¿era un misionero radicalizado?, ¿un sacerdote coherente con el Evangelio?, ¿un aventurero político? Esa ambivalencia marcó su recepción.


2. La repercusión mediática: entre la cautela y la fragmentación ideológica

La prensa española trató su muerte con notable prudencia. En 1978, los medios aún estaban muy condicionados por décadas de censura y autocensura. Los periódicos más progresistas tendieron a presentar su vida como ejemplo de compromiso humanista, subrayando su denuncia de la explotación campesina y la prostitución forzada en el sur de Nicaragua.

Los sectores más conservadores, en cambio, evitaron amplificar el caso, pues poner el foco en un sacerdote guerrillero podía cuestionar la imagen tradicional del clero español y avivar debates internos incómodos sobre el papel político de la Iglesia.

Como resultado, la figura de García Laviana quedó fragmentada ideológicamente:

  • homenajeado en círculos cristianos de base,

  • respetado en ambientes de solidaridad internacionalista,

  • marginado en la prensa de línea conservadora,

  • casi invisibilizado por los grandes medios generalistas.


3. La Iglesia española: tensiones y silencios

La jerarquía eclesiástica española, que en esos años buscaba reconstruir su legitimidad tras su largo alineamiento con el franquismo, adoptó una postura silenciosa frente al sacerdote guerrillero. Reconocer a García Laviana podría interpretarse como una validación de la teología de la liberación, un movimiento que generaba fuertes divisiones internas.

Mientras tanto:

  • Los cristianos de base lo reivindicaban como ejemplo de coherencia evangélica.

  • Sacerdotes vinculados a movimientos obreros y parroquias obreras lo presentaban como símbolo de la opción por los pobres.

  • La jerarquía evitaba cualquier mención explícita que pudiera politizar aún más su relación con el Estado y con sus propios fieles.

El resultado fue un vacío institucional. García Laviana quedó en una especie de “no lugar” dentro de la Iglesia española: influyente, pero no oficial; inspirador, pero no reconocido.


4. Su influencia en los movimientos sociales y solidarios con Nicaragua

La década de 1980 vio un crecimiento notable de movimientos de solidaridad internacional, especialmente con Centroamérica. En este contexto, García Laviana se convirtió en una figura de referencia para:

  • asociaciones de solidaridad con Nicaragua,

  • grupos universitarios de izquierdas,

  • comunidades cristianas progresistas.

Su figura servía para legitimar una narrativa muy poderosa: la idea de que era posible ser cristiano y revolucionario, sacerdote y militante, creyente y defensor armado de los oprimidos. En España, donde el catolicismo progresista buscaba nuevos referentes, García Laviana se convirtió en un símbolo de puente entre fe y justicia social.


5. Su huella en la memoria española: una presencia difusa pero persistente

En España no existe un gran reconocimiento público a Gaspar García Laviana:

  • no abundan las biografías exhaustivas,

  • no hay películas o documentales de alto impacto,

  • su figura rara vez aparece en programas educativos.

Sin embargo, su memoria persiste en círculos específicos:

  • universidades,

  • movimientos cristianos de base,

  • asociaciones de solidaridad,

  • el Principado de Asturias, donde su figura ha tenido momentos de recuperación periódica.

La persistencia de su recuerdo se relaciona con un rasgo singular: García Laviana no encaja fácilmente en narrativas simplificadoras. Es un personaje híbrido, incómodo, intenso, que obliga a repensar la relación entre fe, política, moral y acción radical.

El impacto de Gaspar García Laviana en España fue menos visible que en Nicaragua, pero no menos significativo. Su figura actuó como espejo y como pregunta para una sociedad en transición:

  • ¿qué significa vivir la fe en clave de justicia social?

  • ¿puede un sacerdote tomar las armas por motivos éticos?

  • ¿qué responsabilidad tiene Europa sobre la desigualdad en América Latina?

Su huella en España se manifiesta más en las preguntas que dejó abiertas que en el reconocimiento institucional. En ese sentido, el legado de García Laviana continúa vivo como estímulo moral e intelectual, especialmente en ámbitos donde la fe y el compromiso social siguen dialogando.




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