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sábado, 14 de enero de 2012

Honduras: Miguel Pavón y Moisés Landaverde - Mártires del Pueblo

Honduras: HOMBRES DE NUESTRA PATRIA

Mártires del Pueblo

El 14 de enero de 1988 a las 6:30 de la tarde, en la Colonia Villa Florencia en San Pedro Sula, frente a su casa de habitación, cuando regresaba de participar en una reunión, de acción por la paz, fue asesinado junto a otro defensor de los Derechos Humanos, Miguel Ángel Pavón.

Su muerte fue perpetrada por dos hombres encapuchados, a bordo de una motocicleta. Uno de los individuos bajó de la motocicleta, caminó hasta la ventanilla delantera izquierda del carro estacionado les disparó. Sí algún día hay que pensar en los mártires de la sociedad hondureña, indudablemente habrá que pensar en Moisés Landaverde Recarte como uno de los mas grandes.

Ya han pasado 23 años del asesinato de los dos dirigentes magisteriales. En octubre del 2007, la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) de San Pedro Sula, capturó a Jaime Ramírez Raudales, de 52 años, autor material del crimen, cuando este se prestaba a solicitar su hoja de antecedentes penales para obtener un permiso de conducir taxi. Raudales tenía una orden de captura desde junio del 2006, para cumplir la sentencia de 20 años de cárcel por el doble crimen de Pavón y Landaverde.

En diciembre de 1988, un ex-miembro del Escuadrón 3-16, el señor Fausto Reyes Caballero, dio declaraciones al Diario Washington Post, indicando como autores materiales (sicarios) del hecho a los militares Teniente de Policía Mario Asdrúbal Quiñónez y el Sargento Jaime Raudales. El señor Reyes Caballero especificó que el conductor de la motocicleta era Jaime Raudales y el ejecutor del crimen el Teniente Mario Quiñónez.

El 7 de agosto de 1989, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió la denuncia. La resolución del caso, fue dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien demandó al Estado de Honduras el pago de una cuantía a los dependientes. En el caso de Moisés Landaverde, el Estado de Honduras entregó una indemnización a los familiares, aunque esta llevó más de 10 años de trámites.

Nuestro Moisés

Nace el 30 de marzo de 1954, en Agua Blanca Sur, aldea de El Progreso, Yoro, su madre una joven de 17 años, Ana María Recarte Iraheta, dio a luz a su primer hijo, Moisés, a la vez séptima criatura de Carlos Alberto Landaverde Cerna.

Desde su infancia combinó el trabajo con el estudio para aportar ingreso a la economía familiar. Egresó en 1969 de la Escuela “Manuel Bonilla” de Agua Blanca Sur, al mismo tiempo que trabajó en la agricultura junto a su abuelo( Ernesto Recarte). Para entonces, ya había señales del futuro hombre de teatro. Participaba en casi todas las veladas escolares, sábados cívicos, conmemoración de efemérides patrias; sentía pasión por la declamación y los actos públicos.

1972 cambió radicalmente de vida al trasladarse a Tegucigalpa. Inició a trabajar de lo que había lugar, desde conserje en el Correo Nacional y en El Instituto Nacional de Estadística y Censo, hasta modelo de la Escuela Nacional de Bellas Artes, tenía un cuerpo perfecto, ganaba 10 lempiras por hora por estar parado en el centro de un grupo de estudiantes para pintar la polisemia del cuerpo. Razón por la cual en 1978 su cuerpo sirvió de base monumental a Álvaro Canales para pintar El Prometeo.

En 1972 ingresó al Instituto Luís Andrés Zúñiga, de donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el año de 1976. Durante este tiempo no sólo los dedicó al estudio sino que a la organización estudiantil. Se convierte en dirigente de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE). También participa en los talleres de arte dramático sobre el nuevo teatro latinoamericano de entonces, que impartió la dirección de extensión universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de Hondura (UNAH), para entonces, 1974 andaba con el Teatro Estudiantil y trabajaba como maestro suplente en el Patria.

En 1977, después de un examen de admisión, opta a una beca e ingresa al Área de Ciencias Sociales de la Escuela Superior del Profesorado “Francisco Morazán”. Estaba convencido de que su verdadera vocación eran las letras; decía que eran indispensables “para escribir algunas bainas que me zumban en la cabeza y que no quiero dejar de compartir con los demás en forma clara.” Sin embargo sólo estudia hasta el tercer año y abandona la carrera por exigencias económicas familiares; y se ve obligado a trabajar como docente de español en el Instituto La Independencia de Santa Bárbara.

El año de 1980 es muy representativo en su vida. En la capital había quedado su novia, una joven universitaria de la carrera de trabajo social, de quien era novio desde el 4 de enero de 1979. En una función teatral conquistó a Sandra Luz Jovel, Con quien decidió hacer su vida familiar.

Contrajeron matrimonio el 13 de junio de 1980 en San Pedro Sula. De dicho matrimonio procreó a Danahe Alejandra y Pablo Moisés, su mayor orgullo y parte vital de la razón de su ser.

Cuando estaba en Santa Bárbara dirige su primer taller de teatro y monta la obra “Cuentos, Mimos y Otras Cosas” aquí pone en práctica toda la experiencia asimilada en su vida artística asistida en su participación en diversos talleres.

Seis meses antes de llegar a Santa Bárbara, había estado trabajando como profesor de español, en el “Instituto 19 de Diciembre De 1881”. Ahí también se desempeño como coordinador del departamento de orientación.

A principios de marzo de 1981 llega al Instituto Patria de la ciudad de La Lima, a trabajar como profesor de español e instructor de teatro. A parte de esto imparte cátedras gratuitas de actuación teniendo como resultado final la creación del Teatro Infantil “Los Campeños”, nombre que debía dejar de ser peyorativo, pretendía redescribir la dignidad del hombre que produce riqueza social en las zonas bananeras.

Siempre combinó el trabajo de cátedra con el artístico y gremial. En artístico como miembro prominente de la Comunidad Hondureña de Teatrístas (COMHTE); en el gremial como miembro y activista del Colegio de Profesores de Educación Media (COPEMH) del que fuera presidente regional en el momento de su muerte.

En 1981 durante el primer semestre fue nombrado profesor de teatro libre, adscrita a la subdirección de extensión universitaria CURN. Para entonces vivía en la ciudad de El Progreso de donde viajaba a La Lima y a San Pedro Sula.

Desde 1986 comenzó a recopilar datos para elaborar su trabajo de tesis. Así fue como dejo grabados en casetes entrevistas a cerca de la Danza del Jorobo, del Baile de los Diablillos, (Comayagua) y el Baile del Guancasco (Yama, Santa Bárbara).

La vida de Moisés no se puede separar del Moisés padre, del Moisés maestro, del Moisés teatrista, del Moisés esposo, compañero y ciudadano. Por que nunca hizo deslinde entre sus actividades y en ninguna había dispersión: en todas conjugó el amor y el compromiso con los desposeídos, por humildes marginados. Hubiera querido resolver todo la pobreza del mundo, fue por eso que siempre unió sus esfuerzos con los esfuerzos de otros hondureños, y así como él decía, ir creando el paraíso de leche y miel, en el área de nuestros 112, 500. Km. cuadrados

Su Legado

Primero fue teatrista, y por eso entro a estudiar Ciencia Sociales, ya que se hacía un teatro coyuntural, cuando se hacia teatro de conciencia como herramienta ideologizadora.

Moisés no dejó riqueza material para sus hijos, pero eso jamás le quitó el sueño, deja si, grandiosa herencia, su ejemplo de hombre integro, vertical, del siglo 21, deja a sus hijos Danahe Alejandra y Pablo Moisés, una transparente hoja de servicios en la bitácora del pueblo.

En todas sus actividades se caracterizó por su modestia y sencillez, por su observación de hombre comedido. Sus observaciones tenían el peso y la sabiduría de los que como él se educan en el pueblo en su ejemplo y lucha, el reconocimiento a su labor no se hizo esperar por las personas que en verdad valoraban a este hijo del pueblo hondureño. Que herencia mejor para sus hijos que este ejemplo dignificador.

Tenía una enorme capacidad de organizar, de hacer que la unidad y la solidaridad prevaleciera en las organizaciones fraternas, sindicales, campesinas y estudiantiles.

En fin hablar de Moisés, es hablar del hombre nuevo, del compromiso hecho acción, del padre ejemplar y amante esposo, del hombre cargado de libros.

Moisés era un organizador, un revolucionario, que tenía de vocación de maestro y teatrista. Andaba organizando el teatro, pero a la vez andaba organizando a los maestros en la lucha para hacerle frente a la situación del país.

23 años del Asesinato de Moisés Landaverde y Miguel Angel Pavón

Entrevistas con el Prof. Armando García, Fanny Suazo y Gonzalo Valle.


Comunicación Comunitaria ( COMUN )

http://difusionrebelde.blogspot.com/

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