Tras el endurecimiento de las medidas de recortes neoliberales en Portugal, el ejercito ha avisado que, al contrario que en Grecia, avisan no reprimirán ninguna revuelta popular.
En Portugal los recortes sociales aplicados por el Gobierno están llevando a la población a una situación desesperada, haciendo prever que en el país que acogió la primera de las “primaveras europeas” en la “Revuelta Precaria” del pasado 12 de marzo acaben estallando disturbios como los de Grecia.
No obstante, y a diferencia de lo que ha ocurrido en el país balcánico, los militares portugueses se han declarado servidores de la ciudadanía y han avisado de que, en caso de producirse una revuelta, se negaran a reprimirla.
Cuando, el pasado junio, el derechista Pedro Passos Coelho se convirtió en el nuevo Primer Ministro de Portugal, acordó un préstamo de 78.000 millones de euros con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un “paquetazo” neoliberal que supone privatizaciones, reducción de salarios, ampliación de la jornada laboral y una serie de recortes presupuestarios en sanidad y educación.
Lo último, la presentación de los presupuestos generales del estado para 2012, un año que verá como se aumenta el IVA una vez más y en el que, debido a los recortes el desempleo, actualmente situado en el 12%, aumentará.
La paciencia de parte de la ciudadania esta a punto de rebosar, aunque como hemos dicho, parece que el ejercito no esta dispuesto a convertirse en el perro de presa del gobierno y de los que le imponen sus medidas de ajuste contra el pueblo portugues.
Hay que recordar que al contrario que otros ejercitos europeos, incluyendo el español, el portugues se alzó contra la dictadura de Salazar y logro imponer un breve gobierno revolucionario (tras la Revolucion de los Claveles en 1974) que nacionalizo toda la banca y la mayor parte de la gran industria, y en marzo de 1975 anunció que se había iniciado la transición al socialismo.
Aunque aquel proceso fue destruido, no por el pueblo portugues, sino por la injerencia norteamericana y de las grandes empresas europeas, es posible que de la dignidad de aquellos todavia quede algo.
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