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miércoles, 20 de junio de 2018

Pacto aterrador entre cúpula eclesiástica y organizaciones pro aborto en Nicaragua

por Resistencia 2.0 -

La agitadora política Azahalea Solís, representante del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAN) y reconocida líder pro aborto, pactó con la cúpula de la Iglesia Católica, para presionar la renuncia del Presidente Daniel Ortega desde la Alianza Cívica en la Mesa de Diálogo Nacional, y desde las calles con acciones de desestabilización, violencia y muertes.

Particularmente, los obispos Silvio Báez, Abelardo Mata y Rolando Álvarez, miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) han respaldado cada una de las posiciones de la líder pro aborto en la mesa de Diálogo Nacional, y han legitimado las acciones violentas que grupos afines a la oposición desarrollan en unos 25 municipios del país.

Esta alianza estratégica, de los grupos que promueven el aborto con los obispos de Nicaragua, además de nueva, es por lo visto en los últimos dos meses donde la violencia es el pan nuestro de cada día cada vez más fuerte.
Sin importar la posición de la Iglesia Católica universal sobre el tema del derecho a la vida desde la concepción, las organizaciones pro aborto por fin encontraron en la voz de los Obispos de Nicaragua un aliado importante.

Azalea Solís vinculada organizaciones asesinas

Desde siempre, Azahalea Solís ha estado vinculada a organizaciones criminales y asesinas que no respetan la vida, en el espectro nacional e internacional. 

En el año 2010, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Solís se refirió al tema de la Ley que prohíbe el aborto en todas las circunstancias, calificándola como inconstitucional.

Pero la iglesia católica nicaragüense, representada por los obispos, ha dicho desde siempre que condena el aborto. Así lo reiteró en 2013, durante la celebración de Jubileo Nacional Laico, en el que se condenó el aborto y la eutanasia.

“La vida debe ser defendida desde la concepción hasta la muerte natural”, dijo en ese entonces monseñor Carlos Enrique Herrera, Obispo de Jinotega, y pidió a los católicos defender la vida desde el  momento de la concepción. 

Por otro lado, a nadie se le olvida que en el año 2006 la iglesia católica hizo presión y recolectó firmas para que la Asamblea Nacional penalizara el aborto, siendo su principal argumento que Nicaragua era un país cristiano y por ende debía penalizar cualquier práctica de este tipo.


La doble moral y el atentado contra la vida

Ahora, en el 2018, la realidad es otra. Ambas ideologías, una que promueve la violencia y la muerte, y otra que supuestamente era defensora de la vida, han encontrado una empresa común: derrocar al Gobierno Sandinista.

Es por ello que desde abril del 2018, para finiquitar el golpe de estado en contra del pueblo y gobierno de Nicaragua, la iglesia católica se hace de la vista gorda e ignora la posición de Solís que es a favor del aborto, es decir, de la muerte.

A nivel internacional Solís también ha encontrado respaldo en organismos que promueven el aborto abiertamente, entre estos resalta Amnistía Internacional, que a través de sus plataformas ha denunciado al Gobierno de Nicaragua por su política del derecho pleno a la vida.

En una de sus campañas de difamación, este organismo pidió “la prohibición total del aborto en Nicaragua”. Apenas 20.334 firmantes tuvo la petición, pero para los representantes de este organismo, esas firmas fueron suficientes para arrogarse el derecho de condenar a Nicaragua a nivel internacional, por violaciones a los derechos humanos.


La Cultura de la muerte, ¿un derecho humano?  

Estos organismos internacionales son los mismos que han denunciado a Nicaragua en instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que no ha dudado en condenar a Nicaragua por lo que consideran es una violación de los derechos humanos, pero que son claramente condenas políticas.

En el año 2015, la misma CIDH reprendió a Nicaragua por continuar la penalización absoluta del aborto.  En octubre de ese año, durante una audiencia enfocada en los derechos sexuales y reproductivos, las relatoras especiales de ese organismo emitieron una severa reprimenda al Estado de Nicaragua por continuar la penalización absoluta del aborto.

Resulta curioso que contrariando la posición de la Iglesia Católica y de sus principales líderes espirituales sobre el rechazo al aborto y a la cultura de la muerte, los obispos de Nicaragua avalen a Azahalea Solís, a organizaciones criminales y a la misma CIDH, que promueven la cultura de la muerte como un “derecho humano”.








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