Por Carlos Fonseca Terán.
El contraste es evidente; cuánta razón tiene el viejo adagio de que una imagen vale por mil palabras. Por un lado, jóvenes de clase media y alta, bien vestidos, posando en actitud que se supone desafiante, para fotos que parecen postales o brochures promocionales de universidades privadas; por otro, los muchachos y muchachas del barrio, sin poses mediáticas como los otros, en actitud laboriosa y con rostros serenos que expresan determinación.
La derecha nicaragüense está tan desprovista de ideas y credibilidad, que no tiene empacho en recurrir a temas insólitos como pretexto para hacer oposición, y sus dirigentes se presentan vendiendo una imagen distanciada incluso de los mismos partidos políticos por los cuales han hecho campaña e incluso, han corrido como candidatos. Sin el menor rubor, se quitan la camiseta partidista y se presentan como “activistas” que se declaran adversos a todos los partidos, aunque todo el mundo sepa a qué partidos pertenecen; y lo hacen porque ven que en las encuestas aparece un margen poblacional importante que no se identifica con ningún partido, olvidando que quienes muestran dicha apatía no lo hacen por militancia política anti-partidista, sino por desinterés en la política, y que gran parte de ellos termina votando de todas formas, por alguno de esos mismos partidos que dicen rechazar. Esas encuestas, por las que se guían para diseñar su estrategia, son las mismas que ellos niegan, por reflejar también el amplio respaldo popular con que cuenta el sandinismo en la actualidad.
El más reciente pretexto de esta derecha sin organización, militancia ni convocatoria, fue el incendio en la reserva natural Indio Maíz, que fue sofocado en tiempo récord para los estándares internacionales en este tipo de eventos, pero que provocó otro incendio, esta vez en las mentes psicóticas de esta derecha pulverizada por la historia. ¿Contra qué protestaban? La única explicación es que atribuyeran el incendio al gobierno, como en efecto hicieron explícitamente los que se atrevieron a hacer semejante ridículo, sobre todo en las redes sociales, en las que según Umberto Eco, se expresan “legiones de idiotas”, lo que por supuesto, no quiere decir que lo sea la totalidad de quienes se expresan en ellas, incluyéndonos.
Una idea asociada a la anterior, pero tal vez un poco menos disparatada, era que el gobierno había reaccionado tarde y que aun así estaba rechazando la generosa ayuda de nuestros hermanos costarricenses. Pero aun en caso de que fuera cierto lo tardío de la respuesta, también lo fue entonces la protesta, porque comenzó cuando ya el gobierno había reaccionado y de manera contundente, pero lo supuestamente tardío de esa reacción es más que dudoso si se tiene en cuenta la rapidez con que fue controlada la situación, a pesar de los pocos recursos y experiencia del país en este tipo de fenómenos.
En cuanto a la ayuda tica, consistía en cuarenta bomberos que nada iban a hacer – como nada iban a hacer los nuestros – frente a un incendio forestal que si bien abarcó sólo una pequeña porción territorial de la reserva (menos del 1%), en este caso lo pequeño sólo lo es en comparación con el tamaño de la misma, pero en términos absolutos su magnitud y características requerían de otras técnicas para enfrentarlo, como en efecto fueron implementadas con ayuda de expertos internacionales y equipos facilitados por otros países, entre ellos varios helicópteros equipados específicamente para esas eventualidades, y la decisiva participación de alrededor de mil soldados del Ejército de Nicaragua y habitantes organizados del sector.
Pero el asunto no para ahí. El incendio llegó a su fin y las protestas siguieron; ¿ahora contra qué? Esto ya es el colmo: contra el plan de reforestación en la zona afectada, pues ahora dicen que después de un incendio no es bueno reforestar, y que debe dejarse que la naturaleza recupere por sí misma lo que se perdió. Si la naturaleza se restaura sola, ¿qué es entonces lo malo de los incendios? En fin, que entrar en estas discusiones a veces da hasta vergüenza por el bajo nivel de las mismas, pero es necesario, pues por algo dijo Einstein que hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Sin embargo, discrepamos en esto del ilustre sabio, pues pensamos que la estupidez será superada cuando la humanidad alcance la capacidad de construir una sociedad a la altura de sí misma.
Por otra parte, hubo quienes seguían protestando porque sencillamente, como sólo leen los medios de la derecha, no se habían dado cuenta de que ya no había incendio. En cuanto comenzó el plan de reforestación y la Juventud Sandinista organizó sus brigadas para ir a cumplir tan noble y necesaria tarea, se invitó a los que protestaban a participar en la jornada, en vista de su amor a la naturaleza, pero la respuesta generalizada fue que ellos no iban a andar ayudando a este gobierno. ¿Entonces, las protestas fueron motivadas por la intención de defender una naturaleza que quienes protestaron no conocen ni respetan, o simplemente fueron por atacar al gobierno? ¿Estos son los “apartidistas”? ¿Estos son los que rechazan “la política”?
Horas después de ser apagado el incendio en Indio Maíz, apareció un titular en La Prensa que literalmente decía: “Estados Unidos mantendrá apoyo a sociedad civil nicaragüense, según administrador de USAID”. Sin comentarios.
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