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domingo, 3 de agosto de 2014

NICARAGUA: 35/19: Unidos en Victoria, en la visión de Carlos Fonseca. Por Edwin Sánchez

Por Edwin Sánchez




I
En algunos miembros del Frente Sandinista, quizás de media data, puede haber cierta inquietud con la apertura de la organización hacia otros sectores o, inclusive, con la presencia protagónica de la juventud, como si esta política de puertas abiertas pudiera afectar el tejido histórico del único partido revolucionario de Nicaragua.
No obstante, el FSLN se afirma y confirma con los mejores valores de la nicaraguanidad, potenciándolos además, porque forman parte de sus primigenias raíces. El documento “35/19: Unido/as en victorias”, dado a conocer por la intelectual sandinista Rosario Murillo, lo sintetiza. Y si algo palpita en el escrito, es el corazón de Carlos Fonseca Amador.
Podemos reconocer que el Frente es abanico y arco iris, es el concierto de los hombres y mujeres de buena voluntad. No fue, ni es, una logia de iniciados como algunos quisieron disminuirlo en los años 80, y que gracias a Dios ya no están. Para estos, solo valían los que empuñaron el fusil, y al resto, simples mortales, los veían por encima de su bordado adoquín rojinegro. Carlos condenó estas jactancias desde 1960: “La ostentación exhibicionista representa el izquierdismo infantil”.
No se trata de desconocer los méritos sino de reconocer a los que hicieron posible el 19 con las balas y los que lo mantienen con los votos, aunque sean de nueva data.
II
En nuestro país, donde la historia se construyó con fragmentos, desencuentros, divisiones, y que incluso Rubén debió llamar a la unión de tantos Vigores Dispersos, el sandinismo ha contado con la ventaja nacional de renovar, de fondo, la unidad.
“Nicaragua es el Bien Común, forjándose cada día en el Corazón Individual y Social”, es decir, lo particular y lo colectivo, lo personal y lo nacional. Este planteamiento está muy lejos de conducir al totalitarismo, palabra manida de los ultraconservadores que sí cuentan con una obcecada visión anacrónica de Nicaragua, tan así que a falta de la armada, invocan y se prestan a la intervención mediática internacional.
El documento 35/19, es una celebración de la unidad para andar. Unidad de valores supremos. Esa que nace del alma y no de los cálculos. Que no surge de hoy, sino que es un largo camino y que empezó en el movimiento de unos cuantos caminantes, cuando las paralelas libero-conservadora habían reducido a Nicaragua a una historieta. Y eso era, en sus penosas páginas, “lo correcto”, lo “establecido”, o, con la asistencia del pensamiento hegemónico, la “voluntad” de Dios.
Para lograr lo que parecía una formidable ilusión, Carlos debió dar un paso que movería la realidad, al interpretar el ser nicaragüense: “Es fundamental en el Frente Sandinista la unidad entre los verdaderos revolucionarios y los verdaderos cristianos” (Mensaje al Pueblo de Nicaragua, octubre de 1970). Y a los cristianos no les puso apellidos ni credos: los identificó a partir de su praxis.
Carlos subrayó la palabra “verdaderos”. Dos emblemáticas vidas u ofrendas de sacrificio por la liberación de nuestros pueblos, le inspiraron: Ernesto Che Guevara, caído en 1967 y el sacerdote Camilo Torres, muerto en combate un año antes.
Por supuesto, Carlos, un santo casi sacado de las epístolas de San Pablo, pedía lo que hacía y algo más: supo ver que la unidad era esencial para el crecimiento y consolidación del Frente Sandinista. Unidad entre los revolucionarios, pero unidad también con el hermano gemelo del revolucionario, o hermana melliza: el cristiano, la cristiana.
El Modelo Cristiano, Socialista y Solidario germina de esta premisa. En palabras de Carlos, para el Frente Sandinista, expresión superior de la Causa de Sandino, “es fundamental”.
III
Pese a las toneladas de injurias, el Frente está hecho de vigores, no de rencores. Sus directrices no derrapan en un culto al odio como sí se puede observar en ciertos dirigentes de siglas.
Desde una emisora, un ex miembro de la Junta de Gobierno trató de causar un efecto negativo, al recordar que en 1979 le comentó “muy preocupado”, al comandante Daniel Ortega, que en los CDS se habían integrado miembros del recién colapsado régimen de Somoza. El hoy Presidente le dijo: “¿Y qué querés? ¿Que los mandemos a matar?”. Hasta en ese ataque se revela el espíritu humanista del líder histórico de la Revolución: el respeto a la vida.
Vale precisar, en la cancha del Frente no se juega a la revancha, como sí ocurre en un segmento de la oposición política controlada por la derecha fundamentalista.

Inclusión, no exclusión. El exhorto 35/19 de Rosario: “Nicaragua es la Unidad de Objetivos, Metas, Propósitos, y sobre todo, la Conciencia de Unidad y Respeto como factor indispensable para Vivir Mejor, Hoy, Mañana, y Siempre”, se enlaza con las coordenadas trazadas por Carlos en los albores del Frente Sandinista.

“El sectarismo es el principal enemigo de la unidad. Debemos de tener el cuidado de saber distinguir entre las diversas fuerzas políticas del país, los elementos que coinciden con nuestras aspiraciones, aunque esa coincidencia sea mínima. El sectario se empeña en ver solamente lo que diferencia y lo que separa. Es muy importante comprender que en las filas del Partido Conservador hay representativos del pueblo que si son convencidos mediante una paciente explicación pueden acompañarnos en la lucha. Lo mismo ocurre dentro del gobierno, la Guardia y dentro de otras instituciones nacionales”. (La lucha por la transformación de Nicaragua. CFA. 1960)

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