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martes, 29 de abril de 2014

Cronica de visita de Rafael Correa en Barcelona el pasado 22 de abril. Por Tamer Sarkis Fernández


Fui el pasado martes 22 de abril al auditorio del Forum de Barcelona, a ver qué se contaba Correa. Sí: el Presidente de la República de Ecuador, cuya gira española los medios de comunicación han in-comunicado deliberadamente. La platea, a reventar. Del aforo, 90% ecuatorianos a ojo de buen cubero. Se grita y se grita: “Correa re-elección”. Banderas de Ecuador, claro. Pero también bolivianas; y bolivarianas, y del Movimiento Al Socialismo, entre otras. Un rostro femenino aimara, o quizás tupí, o guaraní, cobrizo, sujeto un banderín ecuatoriano al moño del cabello y portando, amplia, la estela de Bolivia. Esa gente disuelve por instinto la lógica de la pequeña frontera, que es la lógica de quienes, un par de siglos ha, las trazaron desde Europa.


PLATOS ENTRANTES

Síntesis

El entremés musical lo puso Shun-go, banda de calidad que sintetiza la música terruñera gentilicia ecuatoriana con el jazz, el funk y el rock. Sus escalas y notas son manifiesto rotundo contra cierto fundamentalismo cultural que bajo excusa de lo “multi” y de la “esencia propia” cosifica a los grupos humanos al gusto e interés de los centros geográficos inversores y exportadores de capitales: “Lo vuestro, indios preciosos, es tocar la flauta de cañas; vosotros, indios románticos, no-electricidad, no-conocer metal, no-técnica sofisticada productiva ni instrumental”.
Pues no, señores antropólogos, arqueólogos y etnógrafos del Sistema: indiecito ser muy entrañable y bucólico, e indiecito ir a desarrollar industrias, y megatones también, para defenderse, y mega-vatios para movilizar la robusta Potencia colectiva. Ello no riñe con la identidad. Es, mejor dicho, el super-conductor de flujo de identidad, que, sin ir más lejos, sonaba sobre el escenario desde el fondo de la historia, a cada riff, compás y redoble. Sonaba como presente y futuro; no como residuo perdido en el tiempo, in vitro. Herencia y curso se auto-afirman y en la precisa afirmación se auto-superan (Hegel) gracias a su conjunción con la materia que el grupo humano puede socializar para sí. Y, como escribiera el poeta Celaya, “Nosotros somos quien somos. Basta de historia y de cuentos”.
Al público no le acabó de cuadrar Shun-go. Tranquilos, chavales. “Hay quien nace póstumo”, dijo Nietzsche.

Comunidad

Los entremeses continuaron con una exhibición de danza aimara, cuya primera parte fue Asia pura en movimiento, en música, en vestimenta, en ademanes, en rasgos, en pintura facial. La entrée hizo evidente la unicidad gentilicia asiática de fondo, pluralizada por aquellos nichos ecológicos americanos donde los primigenios grupos migratorios se asentaron. En los intervalos subsiguientes, policromía de capotes holgados y variedad participativa de edades en la coreografía; composición con la que el inconsciente colectivo (se) traduce la reciprocidad funcional múltiple conformadora de la unidad social y conformada en la misma.
Hay una sabiduría comunicadora de complementariedad en ese organismo dinámico danzante de viejos, adultos, mozos y niños. Complementariedad contra la enajenada y utilitaria “co-existencia” propia de las pseudo-sociedades de “individuos” (por llamarles a estos de alguna manera). Contra la muleta moral de la “tolerancia”, la com-unidad fluyendo a través de la danza nos estaba relatando aquel remoto vínculo objetivo radicalmente igualitario generatriz de su reflejo, el lazo inter-subjetivo. Tal como en los ritos de posesión, aquí la música cíclica, insistente, repetitiva, favorece el auto-olvido; la auto-objetivación. La indivisión del sí mismo con la Totalidad que deja de ser alienada, “exterior”. Ritmos y pasos nos estaban contando la primitiva verdad universal de nuestra especie, cuya auto-devolución -para llegar a ser lo que somos- pedimos a gritos y a danzas.

Y recordar también el grupo de salsa cuyos componentes trajeron sabor costeño. En la orquesta se juntaban argentinos, colombianos, venezolanos y ecuatorianos. El cultivo común de cultura latinoamericana pone a las naciones de la Patria Grande a caminar juntas con naturalidad. Con idéntica naturalidad, la política ha de imitar al pueblo, deviniendo grand-política.

El fallo

La nota discordante del entremés fue puesta por la publicidad de Turismo Ecuador proyectada en pantalla: Ecuador de porcelana verde-esmeralda, intocable, in-transgredible, in-soplable. Donde todos los disfrutadores filmados eran de corte guay y foráneo. Divinidades en el Paraíso. Esperemos que jamás Ecuador llegue a cosificarse en el paraje turístico representado, porque, por fortuna, ya lo es. Tiene que librarse de ese “horizonte” vacuo (como el barcelonino de hoy día), porque la república andina parte de esa riqueza -fastuosa, suntuaria, obvia- para transformarla en muchas otras.
La Tierra respira atravesada por un capitalismo mundial donde el principal polo imperialista necesita orquestar en condición de Capital a cada “diferencia consustancial” supuesta. Los árabes, con gidlaba, pastoreando camellos e invirtiendo improductivamente en casinos que no crean plusvalor sino que se limitan a hacerlo circular. Los andinos, a la sombra de las altas nevadas cumbres, tirando de su llama y mirando ladera arriba para cultivar el maizal. Con esa lírica el imperialismo especializa al mundo por “regiones culturales” con arreglo a tipos de intercambio. Sin competencia, y siendo los únicos capaces de atender a las dependencias que han generado, las burguesías monopolistas se dedican a exportar capitales y turistas hacia sus privados monocultivos de café, de chatarras... y de folk-agasajadores de turistas. Invirtiendo en “la diferencia” mientras la aliena y la enlata en un tenderete de productos “autóctonos” y “exóticos” bajo propiedad de unos cuantos Padrinos, el imperialismo estadounidense trata, a su vez, de suplir su inoperancia a la hora de deslocalizar su propia producción, mostrándose ya incapaz de seguir esparciendo por el mundo fragmentos de plantas industriales a una rentabilidad cabal. Las alternativas de acumulación capitalista ideadas por quienes agotaron ya sus perspectivas clásicas de garantizarse Tasas de Ganancia funcionales, consisten en reificar la diversidad a modo de un “sujeto cultural” mezcla de bufón, animador, prostituta, quintaesencia ecológica humana, lagarterana, guía museístico, Buen Salvaje rousseauniano y hábil proletario productor de souvenirs y de exquisitos objetos de importación. A todo esto hay que responder, que los parajes ecuatorianos son bellísimos. También lo son, señores, las centrales, los arsenales defensivos, la biga de acero, la nano-tecnología, la aplicación informática de los extractos de silicio y las perforadoras petrolíferas marca de la casa.

EL PLATO FUERTE

Rato ha que había terminado de hablar el Canciller Patiño -justo reconocimiento a la contribución migrante en lo que atañe a haber paliado la crisis del 99, y anunciación del soporte gubernamental ecuatoriano a sus nacionales afectados por las hipotecas en España. Correa nos tenía en ascuas cuando suena el himno nacional, todos en pie, y entra él desde una de las “bocas” laterales del auditorio. Sus paisanos se lo comen, y no precisamente a ostias. Contextualicemos que se trata de un evento gratuito y abierto -no de militancia-, y donde la entrada no ha sido objeto de control alguno con arreglo a pre-inscripción, carnets o afiliaciones.
Correa inició su locución llamando “exiliados de la pobreza” a sus paisanos migrantes, la mayoría venidos bajo el marco de la citada crisis. Desmontaba así la idealización socialdemócrata que a menudo pinta la migración con la florida tonalidad del “empuje por probar fortuna en tierras de oportunidades”. Se trata, por el contrario, de un exilio; de una enajenación traumática respecto de la tierra propia y relaciones. Ahora, en este nuevo contexto económico abierto por el cambio de 2007, Ecuador puede recibirles en condiciones, al tiempo que van disolviéndose los cacareos y los trapicheos de eso que fuera denominado por Gramsci “la política de estar por casa” o “la pequeña política”, dominadora un día, con sus desfalcos, del escenario institucional ecuatoriano, como hoy domina el escenario español. Al habérsele cercenado las pinzas al indecente banquete exterior de intervención sobre la vida económica y compra, la gran mayoría de corruptos potenciales se han quedado sin corruptores a quienes hacer la faena. El pueblo ecuatoriano agradece este cambio de escena con un 80% de apoyo tras siete años de Gobierno. Correa les llama a no olvidar jamás las injusticias recibidas. Y los “poderes fácticos” rabian al reconocer que se han quedado irremisiblemente sin sujetos particulares extra-legalmente favorecedores, al haberse visto privados de favoritismo estructural legal.
La revolución educativa constituye un pilar obvio de la llamada “revolución ciudadana”. El ser humano es la fuerza productiva más valiosa, única capaz de generar las demás fuerzas, o bien de transformarlas y operativizarlas. Solamente en España hay más de 600 becarios ecuatorianos. El Valor saldrá del trabajo, y será real, en lugar de proceder (falsamente) de una ficción financiera oligárquica dependiente de unos acreedores que, de golpe y porrazo, cuando se cansaron de sustentar la mesa de la oligarquía, dieron un manotazo suscitando la quiebra del sistema bancario ecuatoriano. Y siendo así que, para salvar a los suyos de ser engullidos en un graznido de los cuervos norteños, el banco central procedió a un “salvataje” bancario que le obligó a sobre-producir moneda, dividiendo por tres su valor y poniendo al país de rodillas ante las exigencias imperialistas de dolarización. Desmoralización y desesperanza compusieron el reflejo mecánico de la debacle. La sociedad civil no percibía un plus ultra a la “crisis”, mientras dos años después de haberse iniciado ésta, los bancos doblaban su volumen de rentabilidades pre-quiebra, y las expatriaban hacia los centros económicos internacionales.
Los bancos se excusaban por la fuga de Capital, argumentando que así no hacían más que prevenirse ante un futurible ecuatoriano similar al ya padecido. Y Correa les trató de traidores a la patria: pues las quiebras de sistema bancario se hallaban determinadas por unas relaciones bilaterales oligarquía-imperialismo, enmascaradas tras la jurisdicción definidora del “sistema bancario” interno. Se acabó el juego de ser los causantes y salvarse de las consecuencias propias a costa del país (“El Capital debe asumir todos los riesgos, por ninguno el ser humano”). Y se acabó la regencia financiera sobre la política de Estado petrolera, que empujaba a los delegados políticos de la oligarquía, a vender por un plato de lentejas la riqueza nacional para financiar a la clase dominante pagadora de tales delegados. La prensa y los políticos propiedad de las “élites” “nacionales” e “internacionales” (imperialistas), las Potencias, las finanzas y sus monopolios, fueron justamente quienes pusieron toda la carne en el asador a la hora de “advertir” a la población sobre la “jaula de hierro” administrada mundialmente por “los mercados”, “las élites”, “las finanzas”, “los monopolios”... Cinismo de quien camufla su amenaza tras el manto naturalizador de un discurso fatalista “alertador”. Y dice Correa, parafraseando a Lenin, que “Todo depende de quién tiene el Poder”. En las nuevas relaciones de Poder configuradas, aquella endiosada jaula de hierro, tótem y tabú del fetichismo vulgar periodísticamente organizado, se disolvió como un azucarillo en te caliente.

A fecha de hoy, señala la ONU en su Índice de Desarrollo Humano, que Ecuador es el país latinoamericano con más acusada reducción de las desigualdades y de la pobreza. No está mal si lo dice “la cueva de bandidos” (Lenin), nada sospechosa de “correísta”.
Y es que Correa siempre tuvo consciencia de que la cuestión del Poder era condición sine qua non, pero no era condición suficiente. En otras palabras, Correa fue siempre consciente de que, el Pueblo en el Poder, muy revolucionariamente sería candidato a pasar escaseces y en tal caso iría desencantándose -iría dejando de ser revolucionario. Ello a menos que, junto con el Poder, el Pueblo pasara a ser protagonista del desarrollo de medios materiales. De lo contrario, “tenemos el Poder”, ¿pero Poder sobre qué?. En todo nuevo marco de Poder, ideología y Economía son indivorciables. Mao lo dijo a su manera: “Los seres humanos caminamos con los dos pies”.

Y sin embargo, no es estrictamente técnico o tecnológico el desarrollo que haga posible ejercer el Poder sobre una materialidad enriquecedora de la vida colectiva. Ni tan siquiera lo es fundamentalmente. Se trata, parafraseando a la ONU -pero de verdad-, de “desarrollo humano”. Con ese objeto ha sido configurada una Universidad Nacional Docente, ya que, en palabras de Marx, “el educador tiene que ser educado”. Una elevación de la calidad de los saberes y una diversificación de estos, es el dispositivo rector para cumplir la premisa gubernamental de “diversificación de la matriz productiva”. Hay vida más allá del petróleo y junto a éste. El propio arte deja de ser una performance para contemplación propia y ajena, y asume sus substancia: es producción de la auto-representación colectiva, que vale y nos enseña. Correa habla del viejo boom petrolero, traicionero y limitado, versus el boom del conocimiento, que, como la vida, carece de punto y final. Y al caso viene: la vida será objeto científico en la Universidad Amazónica, de ubicación selvática.

Con la hominización y la adquisición de capacidad de producción consciente y técnica por parte de nuestra especie, “la historia natural se vuelve social” (Federico Engels, Dialéctica de la naturaleza). Y al caso va que Correa está empeñado en elevar hasta el 93% el origen hidráulico de la electricidad en Ecuador. Para 2016 desea exportar porciones de esa energía. Gracias a la superación conjunta latinoamericana respecto de la pequeña óptica territorial, UNASUR invertirá en un tendido eléctrico de Ecuador hacia Chile. En Chile están empezando a soplar vientos. Queremos que sean vientos del Pueblo, emancipando a Chile -al Mundo- de ser retaguardia de lo viejo, para hacerlo Vanguardia de lo nuevo. Nosotros, en esta España mezcla de cortijo bananero y pocilga, aborrecemos el chovinismo injusto de “la madre patria”, y queremos ser parte activa de la Patria Grande trans-oceánica. La de los parias que van ya dejando de serlo. La de los parias que todo han de ser.

Tamer Sarkis Fernández,

Vicedirector de DIARIO UNIDAD 

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