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domingo, 3 de noviembre de 2013

Jimmy Carter y la piñata Sandinista. Por Carlos Escorcia Polanco


Por: Carlos Escorcia Polanco

La oligarquia blancoide y la burguesia chapiolla lleva 23 años remojando el cuento de la PIÑATA. Por supuesto que al verdadero piñatero de Humberto Ortega, a ese no lo acusan de piñatero, lo cual desnuda la hipocresia y fariseismo de los antisandinistas. Pero 
documentos históricos revelan que no hubo semejante "inmoralidad" como les gusta decir a los antisandinistas.
En un libro titulado BEYOND THE WHITE HOUSE, escrito por el ex-presidente estadounidense Jimmy Carter, este relata la mediacion que a el le toco jugar en Febrero de 1990 cuando "triunfo" la Sra. Violeta Barrios de Chamorro. A continuacion una traduccion que yo realice de los parrafos pertinentes tal como los narra Jimmy Carter en su libro BEYOND THE WHITE HOUSE:


LA PIÑATA SANDINISTA FUE NEGOCIADA ENTRE LA UNO Y EL FSLN CON LA MEDIACION DE JIMMY CAR TER


Traducción de párrafos de Jimmy Carter


Finalmente, alrededor de la media noche, Daniel Ortega me llamó, para pedir que yo fuera junto con los delegados de la OEA y la ONU, a las oficinas de los Sandinistas, para convencer a sus dirigentes que aceptaran pacíficamente los resultados. En el trayecto, vimos grandes multitudes de simpatizantes, con músicos listos para encabezar las celebraciones. Estaban callados pero comenzaban a inquietarse, esperando noticias sobre su victoria. Los líderes Sandinistas, conocidos como los “comandantesâ€, estaban reunidos en una mesa larga y nosotros estábamos sentados enfrente, junto con los representantes de la ONU y la OEA. 


Les informé con franqueza que habían perdido por amplio margen y les urgí a que permitieran la divulgación de los resultados finales. Les recordé que yo también había sido derrotado, pero estaba disfrutando “una nueva vida†y que su partido continuaría desempeñando un importante papel en la política nicaragüense. Le sugerí a Ortega que hiciera una declaración temprano por la mañana y señalar los logros de la Revolución y que gracias a ella se celebraron elecciones democráticas, al tiempo que admitía su derrota. Por mi parte prometí persuadir al gobierno de los Estados Unidos a que controlara a las fuerzas de la Contra para que no continuaran las incursiones contra los Sandinistas y expresé que permanecería en Nicaragua hasta que estas promesas quedaran garantizadas. Los dirigentes (Sandinistas, N. del T.) escucharon calladamente y Ortega finalmente asintió.


Yo anoté un bosquejo de lo que el podría decir y sugerí las 6:00 A.M. como la hora apropiada para hacer la declaración. Nos dirigimos entonces a entrevistarnos con la Sra. Chamorro y le pedimos que hiciera un llamado a sus simpatizantes a esperar los resultados. Ella estuvo de acuerdo y yo le hice algunas sugerencias sobre una digna declaración de victoria que hiciera simultáneamente.


Retorné a mi cuarto de hotel y solicité una llamada al Secretario de Estado (James) Baker en Washington. Eran las 4 de la mañana y el respondió el teléfono soñolientamente pero entusiasmado con la noticia. A el también le sugerí hacer una declaración positiva y no condenar a los Sandinistas y al menos darles crédito por haber llevado a cabo una elección honesta y justa y aceptar sus resultados. Baker me preguntó: “Que debería yo decir?†Yo le respondi: “Tienes un lápiz?†Le dicté algunos comentarios y Baker aceptó hacer su declaración simultáneamente con las de Ortega y Chamorro.


Bob Pastor y yo permanecimos en Nicaragua por unos días mas para asegurarnos de la implementación de tres disposiciones fundamentales: (1) Los Estados Unidos ayudaría a los dirigentes de la UNO en el desarme de los Contras antes de permitirles retornar de Honduras. (2) El Ejército Sandinista permanecería intacto pero quedaría como el Ejército Nacional, bajo el liderazgo del hermano de Ortega pero bajo la autoridad de la Sra. Chamorro. (3) Se le permitiría a los militantes Revolucionarios quedarse con algunas propiedades confiscadas a los simpatizantes de Somoza.

Finalmente habíamos llegado a un acuerdo sobre estos y otros asuntos e hicimols una declaración conjunta cuidadosamente redactada antes de regresar a Estados Unidos. Resultaba casi sin precedentes ver un gobierno revolucionario que accedió al poder por la vía de la lucha armada, entregar el poder como resultado de una elección libre. Tomado del libro BEYOND THE WHITE HOUSE, Jimmy Carter, páginas 98-99.

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