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domingo, 10 de noviembre de 2013

Carlos Fonseca Amador, un símbolo del pueblo nicaragüense

Llevó adelante la acción que insertó a su patria, en el contexto social que le corresponde y dio su vida por ese ideal

Un hombre solo no forma un pueblo, pero un pueblo si puede estar simbolizado en un hombre, por su amor, por su heroísmo, por llevar adelante una acción que inserte a su patria en el contexto social que le corresponde y dar la vida por ese ideal.

Ese es el significado que tiene para los hombres  honestos de cualquier lugar del mundo, la figura del revolucionario nicaragüense Carlos Fonseca, cuya valoración histórica fue dada a conocer por su amigo Tomás Borge Martínez, en el artículo, “Carlos Fonseca: Síntesis de Hombre y Pueblo”.

Pero, ¿quién fue este bravo combatiente?

Según afirma su compañero y amigo: “Carlos fue un hombre de su pueblo y de su época. Fue un hombre que siempre supo hacernos compartir, aún en los momentos más difíciles, su fe inquebrantable en el triunfo.

De él aprendimos que todo revolucionario debe ser profundamente humano, él fue el ejemplo de la entrega total, sin condiciones a la causa del pueblo, a la causa de la Revolución. A lo largo de su vida, Carlos demostró que los principios revolucionarios no se venden jamás…”, destacó Borges en el citado artículo.

Primeros pasos

Carlos Alberto Fonseca Amador  nació en la ciudad de Matagalpa el 23 de junio de 1936, fruto del amor entre la campesina Justina Fonseca y el contador Fausto F. Amador. Durante su niñez demostró su responsabilidad para el trabajo, fue vendedor de caramelos y periódicos, bodeguero y otras labores, con las que ayudaba a la economía familiar.

Entre 1950 y 1955, termina la secundaria y se acerca a la Unión Nacional de Acción Popular, organización dominada por la derecha y se desilusiona. Funda la revista Segovia en la que publica artículos y poemas. Lee sobre la Revolución Industrial, el Manifiesto Comunista, la obra de  Gorki, y sigue trabajando para ayudar a la familia.

Concluye la Segunda Enseñanza con exitoso resultado, durante esa etapa el joven Carlos, se dedicó a la organización del incipiente movimiento estudiantil. De esa época data el encuentro con su inseparable amigo, que como él, jugaría un destacado rol en el futuro de Nicaragua, el Comandante Tomás Borges, junto a quien descubre importantes lecturas para su formación cultural y revolucionaria.

Con tales cualidades, aquel pequeño matagalpino era un símbolo de amor a su familia, al estudio, a la amistad y a su patria.

En busca de experiencia

Con su título de Bachiller viaja Managua, combina el trabajo con el estudio en la Universidad Nacional de Nicaragua, se destaca como dirigente en la lucha por la autonomía de dicha institución. Luego matricula en la Facultad de Derecho de León. Integra con Silvio Mayorga, Tomás Borge y el guatemalteco Heriberto Carrillo la primera célula identificada con los principios del proletariado.

Viaja al extranjero, asiste al V Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes y a varios Congresos. Durante su estancia en países europeos y americanos, aprende  y acumula todo lo que necesita -según sus intereses y su sensibilidad- para dar respuesta a los problemas sociales existentes en Nicaragua. Al volver lo detienen en el aeropuerto.

Su labor revolucionaria es incesante, en 1959 Carlos funda la Juventud Democrática Nicaragüense, que fue el primer intento de la juventud nicaragüense por independizarse políticamente y jugar su papel histórico. Desde ese movimiento el joven líder se manifiesta contra la tiranía somocista. Lo detienen y lo deportan a Guatemala.

Nace un guerrillero

Carlos Fonseca pasa de Guatemala a Honduras y se integra en la columna guerrillera “Rigoberto López Pérez”, pero la columna es masacrada en El Chaparral, Honduras, y Carlos es herido en un pulmón, va a curarse a Tegucigalpa y a La Habana. Luego de su recuperación, viaja a Costa Rica y Venezuela.

Durante sus viajes por países latinoamericanos tiene contacto con otras figuras revolucionarias del continente. Ese recorrido lo prepara ideológicamente, para regresar a su país. Ha comprendido que nuestros pueblos tienen problemas comunes, similitud de ideas para enfrentarlos y una estrategia para combatir los problemas. Empapado con la teoría, adquiere la práctica.

El joven guerrillero alcanza la madurez definitiva para desarrollar su obra revolucionaria.

Es la época en que funda el Movimiento Nueva Nicaragua (MNN) junto con otros compañeros. Lee la historia de Nicaragua, libro que le enseña a valorar el nacionalismo de Augusto César Sandino.

Del héroe de las Segovias, adopta el nuevo líder, su ideario social y antiimperialista como base del programa del Frente Sandinista de Liberación Nacional, organización político-militar que fundó en 1961.

Después, junto con el veterano sandinista Santos López, estudia la posibilidad de la lucha armada sobre el terreno, pero por discrepancias con un compañero y la necesidad de fortalecer el Frente Interno evitan su participación en la guerrilla rural.

En el período 1962-1969, Carlos es detenido  varias veces y condenado. En la prisión escribe “Yo acuso a la dictadura” y “Esta es la verdad”, ensayo que desmiente una acusación del gobierno contra los sandinistas. Contrae matrimonio, tiene dos hijos, al mismo tiempo que continúa su labor revolucionaria.

En 1966, Carlos escribe varios trabajos investigativos sobre el poeta Rubén Darío, a la vez que junto a otros compañeros, hace los preparativos necesarios para implementar la lucha armada en el campo y la ciudad.

Por toda su actividad revolucionaria, Carlos Fonseca enfrentó a lo largo de su vida cárcel, torturas y destierros. Entre 1970 y 1975 residió en Cuba, donde escribió numerosos ensayos que guiaron la lucha del FSLN contra la dictadura somocista, publicados en la revista cubana Bohemia.

En 1975 regresa a Nicaragua donde redacta “Síntesis de algunos problemas actuales”. Luego se integra a la lucha en la montaña, y en 1976, escribe “Notas sobre la montaña” y “Notas sobre algunos problemas de hoy”, en el mes de octubre.

Al mes siguiente, el 7 de noviembre de 1976, cae en combate, en la región de Zinica, en una emboscada preparada por una patrulla de la guardia somocista. Fonseca fue asesinado el día 8, después de su captura. Mutilaron su cadáver y sus manos se enviaron a Managua para su identificación. Desde 1979,  reposa en el mausoleo de la plaza de la Revolución en Managua.

Legado de  un héroe

Carlos Fonseca fue un continuador activo del movimiento revolucionario de América Latina al que hizo importantes aportes como, conquistar el poder mediante la lucha armada, tener un partido, un programa y una estrategia, así como integrar al campo y la ciudad en el combate por la conquista de los derechos de los oprimidos.

Carlos no vio coronada su lucha, pero el Gobierno Sandinista que llegó al poder en 1979, hace realidad el ideario de este Héroe Nacional, con la instauración de la restitución de derechos a todos los nicaragüenses, a través de diferentes programas, mediante  los cuales sus coterráneos matagalpinos disfrutan hoy de educación, salud, agua, electricidad, viviendas decorosas, entre otros beneficios.

honores al camarada fonseca en su paso a la inmortalidad

LAVOZDELSANDINISMO

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