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lunes, 7 de octubre de 2013

La demonización de un líder o de un gobierno

El "carnicero" Assad, acusado por The Independent en mayo de 2012 de la masacre de Houla (informe CIAR).
Aunque dicha masacre fuese obra de los terroristas islámicos que tanto apoya la prensa y nuestro poder económico y político
¿Quién está  entonces realmente empapado de sangre: el presidente Bashar al Assad o el poder económico occidental con sus medios de comunicación y sus organizaciones de "derechos humanos"?

Estamos ya muy acostumbrados a oír y ver en los medios de comunicación y también por parte de las organizaciones apodadas como humanitarias, que tal país está dirigido por un dictador, por un tirano, incluso por un caudillo, y que aquello no es un gobierno democrático, sino un régimen. Famosa palabra esta, régimen, usada por doquier y que una vez asignada  marca de forma permanente el carácter sobre quien recaiga. Así, si se habla de régimen de Gadafi o de régimen sirio, ya nadie se cuestionará y menos se atreverá a decir que en estos países había o hay libertad. Era y es como un tabú cuestionar tales afirmaciones.
Sin embargo, ¿quién dijo que estas personas o los gobiernos de estos países eran regímenes?, ¿en base a qué lo dijo?, ¿a qué pruebas? Para una breve introducción al carácter político de estos países y de sus líderes les invito a leer estos artículos:




¿Podemos afirmar realmente entonces que el gobierno de Gadafi era un régimen, una dictadura? ¿Podemos afirmar que el gobierno de Bashar al Assad lo es? ¿En base a qué? ¿A qué lo dijeron los medios de comunicación y las organizaciones humanitarias que hacen de portavoces y defienden los intereses de las grandes fortunas de occidente? Para ver la naturaleza de  organizaciones humanitarias de todos conocidas, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, o incluso de  Médicos Sin Fronteras, recomiendo este enlace:


En definitiva, ¿por qué aceptamos la calificación de tal dirigente o gobierno como dictador o régimen?, ¿porque lo haya dicho el poder económico occidental? ¿No vemos la trampa, el engaño obvio, que nada tiene que ver con el carácter democrático ni con la tolerancia de tal o cual gobierno, sino con los intereses económicos de los grandes propietarios de occidente? ¿Tan difícil es verlo, tan ciegos podemos estar?
¿Qué está pasando en los países donde dominan las corporaciones occidentales, incluidos los nuestros? ¿Ha mejorado la situación de la gente? ¿Son realmente democráticos? ¿No tenemos suficientes pruebas y escarmientos para espabilar, para aprender una lección tan sencilla?
Pese a todo esto, se encontrarán ustedes incluso con la izquierda alternativa haciendo el juego al poder económico en este aspecto, dándole la razón en un tema capital precisamente donde lo no tiene y con unas consecuencias trágicas.

Ante este tipo de descalificaciones y otras como la muletilla tan usada de "dictador", sin mostrar normalmente ninguna evidencia de que lo sea, tenemos que tener muy presente que no son algo sin importancia o neutras, nada más lejos de la realidad:

No debemos olvidar que en estos ambientes prebélicos y bélicos cualquier apoyo a una calumnia de un líder, de un pueblo, o de un país tiene unos efectos demoledores, con unas consecuencias terribles.
 
"Una vez que la conciencia  social es inducida a asumir la ilegitimidad de un líder o de un sistema político, la forma de su derrocamiento es ya una cuestión secundaria, un problema tecnológico."(4) 

...basta con deslegitimizar o demonizar al líder de un país, una vez hecho esto lo demás viene seguido y rodado. Es una cuestión secundaria, solo un problema técnico que los expertos mediáticos y militares solventarán. 


Este extracto corresponde a un artículo dedicado a la actuación de Pascual Serrano en relación a este tema: El Déjà Vu de Pascual Serrano. Por supuesto que todos nos podemos equivocar, yo el primero, por ejemplo, que se escape el uso de la palabra régimen. Pero cuando no es así, cuando hay una clara intencionalidad falsificando los hechos, cuando además es repetitivo y no hay una sola disculpa o corrección, entonces hay poca inocencia en ello y sí una clara tendencia y objetivo.

Carlos Martínez explica como en Sudáfrica en los comienzos de los años 90 del pasado siglo, cuando sufría el Apartheid, hubo una intensa demonización de los movimientos que luchaban contra esta tiranía a cargo de los medios de comunicación, especialmente contra el MK y también contra el ANC. Esto creo un clima favorable para disponer a la población a que algo les pudiese ocurrir a estos líderes. Y así fue, Chris Hanni fue asesinado el 10 abril de 1993 (1). Esto decía Mandela en su funeral:

Criminalizar es proscribir y la caza de alguien fuera de la ley es vista como legítima. Es por ello que, aunque millones de personas se han indignado por la muerte de Chris Hani, pocos estaban realmente sorprendidos. Aquellos que han creado deliberadamente este clima de asesinatos políticos son tan responsables por la muerte de Chris Hani como el hombre que apretó el gatillo. (1)

Y en similar medida aquellos que demonizaron a Gadafi, a su gobierno, son responsables también de lo que ha sucedido después. Porque el líder libio, pese a todas las descalificaciones, seguramente peco de no ser precisamente autoritario, dejando a las nuevas generaciones actuar, y, de este modo, se relajaron las precauciones, siendo demasiado tolerante el Gobierno libio con los extremistas islámicos que habían estado encarcelados y fueron liberados. Más tarde estos, junto con la OTAN y la pléyade de fanáticos que invadieron el país, asolaron y destruyeron Libia. Aquí tienen una explicación de qué ocurrió en Libia y de la tragedia que tuvo y tiene lugar ahora mismo, con la inestimable ayuda de nuestros gobiernos, de los medios de comunicación, las organizaciones humanitarias y la propia izquierda:




Incluso figuras tan renombradas como Noam Chomsky y otros, han caído en esta falsedad de cebarse con un líder puesto como objetivo a atacar por parte del poder económico.  

Tanto Noam Chomsky en sus comentarios en Pacifica Radio, el 7 de abril de 1999, y Alexander Cockburn en la Nación, el 10 de mayo de 1999, se refirieron  a la "brutalidad" serbia y describieron a Milosevic como "monstruoso", sin ofrecer detalles.

Como indica el historiador Michael Parenti:

Así, se revelan ellos mismos como habiendo sido influenciados por la misma maquinaria de propaganda de los medios que ellos critican en tantas otras cuestiones. Rechazar la imagen demonizada de Milosevic y de los serbios no es idealizarlos o indicar que no tienen culpa o están libres de crímenes. Solamente es desafiar la propaganda parcial que sentó las bases para la destrucción de Yugoslavia por la OTAN.(2)

La imagen de un Milosevic tiránico, sanguinario y genocida poco tiene que ver con su figura real. Ver este artículo:

The Demonization of Slobodan Milosevic (hay traducción al castellano). Esta traducción fue llevada a cabo para un medio como Rebelión, que ha tenido una actuación realmente penosa e irresponsable, cuando no propagandística, en las guerras de agresión coloniales contra Libia y Siria.
.
En relación a la profunda desinformación emitida por los medios de comunicación en la guerra de Yugoslavia vean los siguientes informes:




Y ya en el caso de que incluso nos topemos con alguien que puede ser un dictador, como  fue Sadam Hussein, pero que pese a ello mantenía a Irak como el país árabe con mayor nivel de vida de Oriente Medio y que fue perseguido por esto y por desobedecer a quienes le ayudaron a llegar al poder para combatir a Irán, justificar su caída, sin tener en cuenta las terribles consecuencias que iba a tener y ha tenido finalmente, no deja de ser otra irresponsabilidad. Más si cabe porque si comparamos el historial de Sadam Hussein con el de cualquier presidente de los Estados Unidos: Obama, Clinton, Bush padre e hijo, Reagan, Truman..., el primero tiene un historial de muchos menos crímenes.

Bush, con su embargo genocida, mata a un niño iraquí cada seis minutos, y planea --tiene decidida ya-- una invasión que provocaría cientos de miles de víctimas más. Equipararlo a Sadam es como comparar a Herodes con un bocadillo de mortadela.(3)

¿Sería entonces justificable un bombardeo contra las ciudades, infraestructuras, hospitales,  escuelas, industrias, sistema agrario, eléctrico y acuífero de Estados Unidos por los crímenes horrendos de sus presidentes y de su poder económico?
¿O estaríamos en contra de un bombardeo, pero era necesaria una acción enérgica y decidida para acabar con esos tiranos, aunque la violencia no fuese la mejor solución?
¿Qué opinan? ¿A qué no piensan ya igual  viéndolo de esta manera?

Este escrito tiene como fin mostrar que debemos fijarnos en las evidencias y en los hechos para afirmar algo. El que alguien con un gran conocimiento diga ciertas cosas, no quiere decir que eso que dice sea cierto, el argumento de autoridad no es una prueba, en realidad es una conocida falacia, como lo que es el que la mayoría crea o afirme algo. Si no hay pruebas que lo confirmen no vale, todavía más cuando las evidencias son en sentido contrario. Es así de simple y así de claro. Apliquen este modo de pensar y de actuar  en cada ámbito de su vida, evitarán muchos engaños y problemas,  entenderán mejor el mundo en el que viven y lo harán más habitable. Todo ello merece en verdad la pena.

Notas:
(1) Carlos Martínez. Decriminalizing Bashar al Assad. Towards a more effective anti-war movement. Global Research, 23.9.2013.
(2) Michael Parenti. The rational destruction of Yugoslavia. Enlace
(3) Carlos Frabetti. Sadam y la mortadela. 23.11.2002. Enlace

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