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miércoles, 31 de julio de 2013

Cesar Vallejo y Julián Conrado

Apenas a días de comenzar la campaña mundial “Tod@s por Julián” convocada para que desde el Lunes 15 de Julio hagamos sentir el reclamo por sus derechos a la vida, al amor y a la solidaridad que nos unen como revolucionarios, recordaba un poema de Vallejo donde ejemplifica excelentemente como la unión de tod@s se convierte en una fuerza imbatible capaz de lograr cualquier cosa.
Julián Conrado desde hace más de dos años se encuentra detenido y privado de libertad en Venezuela. Cantor y guerrillero colombiano que cruzó la frontera a Venezuela esperando que la patria de Bolívar le protegiera ante la feroz cacería que sobre él cernía Santos y el ejército santandereano de Colombia. Julián solo encontró la prisión en Venezuela, la prisión y el olvido. Es la hora de hacer más que de seguir diciendo, HAGAMOS JUNTOS LA FUERZA DE NUESTRAS VOCES Y ACTOS PARA DESAGRAVIAR A JULIAN Y LIBERARLO.
Al soldado caído del poema que les anexo no le bastó que sus compañeros cercanos le pidieran que regresara a la vida, siguió muriendo. Cuando todos, absolutamente todos se lo pidieron, el amor sentido logró regresarlo de la muerte.
Seguro estoy  que lograremos lo mismo. Por eso te pido, si eres uno que al oír hablar de Julián Conrado, no te das por aludido, leas en el link que anexo al final de este escrito ¿Quién es Julián Conrado? Para juntos, a partir del 15 de Julio cantemos, escribamos, pidamos por todos los medios, su libertad merecida y nuestra fuerza logre que nuestro comandante obrero y presidente haga lo que debe hacer para que Julián Conrado vuelva a cantar en libertad en nuestra patria o la que sea prudente, pero libre.
MASA
Cesar Vallejo
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
¿Quién es Julián Conrado?

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