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jueves, 11 de agosto de 2011

LIBIA: Filtración del plan de los gobiernos occidentales para "después de Gadafi". Tom Coghlan



The Australian/Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Los gobiernos occidentales han ayudado a preparar un proyecto para una Libia post-Gadafi que retendría gran parte de la infraestructura de seguridad del régimen para evitar un colapso hacia la anarquía similar al de Iraq.
El plan, de 70 páginas, obtenido por The Times de Londres, proyecta los primeros meses después de la caída del régimen de Gadafi. El documento fue elaborado por el Consejo Nacional Transitorio en Bengasi con ayuda occidental.
Los funcionarios dicen que el plan se basa en las lecciones aprendidas del desastroso cambio de régimen en Iraq en 2003 y de la toma de Libia oriental por los rebeldes en marzo.
El plan se basa en gran parte en la deserción de partes del aparato de seguridad de Gadafi hacia los rebeldes después de su derrocamiento. Es probable que no sólo resulte arriesgado, sino también controvertido, ya que muchos de los combatientes rebeldes están determinados a eliminar todos los vestigios del régimen.
El documento incluye propuestas para una “fuerza de tareas Trípoli” de 10.000 a 15.000 hombres, suministrada y apoyada por los Emiratos Árabes Unidos, para que se haga cargo de la capital libia, ocupe instalaciones cruciales y arreste a partidarios de Gadafi de alto nivel.
Afirma que 800 funcionarios de seguridad que sirven al gobierno de Gadafi han sido reclutados de modo clandestino para la causa rebelde y están listos para formar la “espina dorsal” del nuevo aparato de seguridad.
El proyecto contiene planes para que 5.000 policías que actualmente sirven en unidades que no están comprometidas ideológicamente con el régimen de Gadafi sean transferidos de inmediato a las fuerzas del gobierno interino para impedir un vacío en la seguridad.
Los documentos afirman que los grupos rebeldes en Trípoli y áreas cercanas tienen 8.660 partidarios, incluidos 3.255 en el ejército de Gadafi.
Una deserción masiva de altos funcionarios se considera muy probable, ya que se cree que un 70% de ellos solo apoyan al régimen por temor.
Los autores del informe también creen que la escalada de los ataques de la OTAN a un nivel “insoportable” es muy posible.
El CNT de Bengasi confirmó la autenticidad de los documentos de planificación, pero solicitó que The Times retuviera detalles que pudieran poner en peligro a partidarios de los rebeldes que trabajan en Trípoli.
El embajador del gobierno rebelde en los Emiratos Árabes Unidos y el jefe de la célula de planificación para la fuerza de tareas, Aref Ali Nayed, expresaron su pesar por el hecho de que los documentos se hayan filtrado. Pero dijo: “Es importante que el público general (en Libia) sepa que existe un plan adelantado y que ahora está mucho más avanzado”.
El documento muestra una planificación detallada para que la seguridad crucial, telecomunicaciones, infraestructura de energía y transporte –así como para las famosas ruinas clásicas del país– se garantice en las horas siguientes al colapso del régimen.
Los dirigentes rebeldes expresan en el documento su preocupación de que la población de Trípoli no sienta que está siendo “invadida” por tropas de Libia oriental. Significativamente no hay planes para desplegar fuerzas rebeldes del este en Trípoli. En su lugar “secciones de combatientes por la libertad de la Montaña Nafusa y de Zentan” en el oeste deberían ser transferidas a la capital y los mensajes  de los medios subrayarían que no es “una imposición externa sobre los tripolitanos”. La mayor parte de la fuerza de seguridad de Trípoli provendría de la ciudad.
Un programa de un mes con respaldo internacional para el suministro de emergencia de 550 millones de dólares en gas y petróleo a Libia occidental comenzaría de inmediato después de la caída del régimen en un esfuerzo por restaurar la vida normal.
También hay un programa apoyado por la ONU de entregar ayuda humanitaria inmediata, incluyendo agua embotellada, por tierra, mar y aire, con apoyo de países musulmanes clave como los Emiratos, Qatar y Turquía.
En los primeros minutos después del anuncio de que Gadafi ya no ejerza el control, un programa previamente grabado de anuncios de dirigentes rebeldes y clérigos anunciaría el plan de la fuerza de tareas Trípoli, llamaría a la calma y alertaría de los ataques de venganza contra partidarios del régimen. Una estación de radio FM ya ha sido preparada con este propósito en un país cercano. En caso de que Gadafi resulte muerto o derrocado, la planificación de “comunicaciones estratégicas” sugiere que el CNT y sus patrocinadores occidentales estarían dispuestos a negociar con sus hijos o con los que se describen como “capitanes del régimen”.
Una serie de lecciones aprendidas de la toma en Bengasi advierte contra la creación de múltiples grupos rebeldes en Trípoli y pide un “plan claro para encarar una quinta columna hostil”.

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