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martes, 26 de abril de 2011

Honduras: de “República Bananera” a “República Palmera”

Recientemente se ha desatado un escándalo internacional en torno a una serie
de paquetes financieros que el conocido terrateniente hondureño Miguel
Facussé esta gestionando con diferentes instituciones púbicas y privadas a
nivel mundial. El monto llega a varias decenas de millones de dólares (1),
pero en realidad se desconoce la magnitud de los proyectos que, a través del
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la Naciones Unidas, (2) se otorga a
la beneficiaria  Corporación Dinant con el propósito de contrarrestar el
impacto de las emisiones de carbono mayormente producidas en el norte
industrial, uno de los grandes proyectos dentro del marco del protocolo de
Kioto, criticado por vender el derecho a contaminar sin combatir el problema
de real. Debido a las numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos
en el Bajo Aguan, algunas de estas instituciones han anunciado el termino de
estos proyectos como el caso de la financiera alemana DEG o el gigante
energético europeo Electricité de France S. A. (EDF), constituyendo un golpe
al proyecto de expansión de Palma Africana de Miguel Facussé. Pero aun falta
ver la capacidad de cabildeo de la resistencia internacional para convencer
al Banco Mundial, al BID y al gobierno británico entre otros para detener
estos proyectos, este ultimo respondió un llamado de varias organizaciones
expresando que aun necesita “evaluar si acciones ulteriores por parte del
gobierno británico serian apropiadas” en una carta de Abril de 2011 mientras
el MDL se reunía en Bangkok.
 
Pero ¿Qué hay detrás de todo esto?  Más allá de las violaciones a los
derechos humanos ¿En primer lugar, por qué seria ecológicamente amigable
invertir en un proyecto de  Palma Africana en Honduras? ¿Cómo se relaciona
la injusticia al cultivo de la Palma?
 
Los proyectos de biomasa no solo producen energía que sigue siendo
contaminante, como los bio-carburantes, sino que para producir esa biomasa
se usan tierras de gran fertilidad en lugar de ser empleadas para producir
alimentos en el contexto de la crisis alimentaria que ha repuntado de nuevo
este año, y de la cual occidente principalmente culpa a China por el aumento
en su consumo de carnes.
 
En medio de la crisis de Dinant la prensa local hondureña citó a Miguel
Facussé promoviendo la idea que “necesitamos sembrar más palma para combatir
la crisis petrolera<http://www.latribuna.hn/2011/04/12/cultivo-de-palma-africana-es-solucion-para-crisis-petrolera/>”
y sugiriendo que Honduras tendría que aumentar a unas 300,000 a 500,000
hectáreas su área de producción de Palma Africana en los próximos años.
Actualmente existen alrededor de 90,000 hectáreas. En realidad los prestamos
en el marco del MDL están sirviendo para financiar esa expansión, al mismo
tiempo que el aparato mediático internacional repite que los biocombustibles
son una fuente de energía ecológica o “verde”, insistiendo en lo que muchas
organizaciones ambientalistas llaman “falsas soluciones” al cambio climático
ya que no reducen las emisiones totales de CO2 de los países
industrializados.
 
Por otro lado, los grandes ganadores de la crisis financiera de 2008 fueron
los especuladores de alimentos (Financieras de Wall Street) y las
corporaciones agroalimentarias (Cargill, Monsanto etc.) que comenzaron a
especular con “commodities” en cantidades nunca vistas (3), subiendo a más
de 900 millones la cifra de personas que viven con hambre en el mundo.
Mientras los funcionarios de la FAO a nivel mundial se dedican a pronunciar
verdades incompletas y siempre pronuncian la palabra China en sus primeras
oraciones. Poco se habla de cómo la soberanía alimentaria de los países del
sur se ve más amenazada por la retención de las exportaciones de granos
desde Norteamérica y Europa Occidental que usan ahora para producir
bio-carburantes, cuando ya se había creado la dependencia debido a los
cuestionados subsidios, y en gran parte también por la falta de acceso a los
medios de producción por parte de los hambrientos del mundo que en su
mayoría son habitantes rurales.
 
En Honduras, el Cultivo de Palma Africana, se remonta a los años 70’s cuando
las cooperativas de la Reforma Agraria se formaron y después de pocos meses
dejaron el cultivo de granos básicos para producir Palma y su subproducto
aceite, entrando en una dinámica de agro-exportación, ingreso de divisas y
economía de mercado. El auge de la Palma contribuyó a la formación de
grandes empresas conformadas a su vez por cooperativas de primero y segundo
grado como Coapalma y Hondupalma.
 
Lo que se tiende a obviar en el proceso de Reforma Agraria es que ese cambio
fue impuesto, primeramente por los técnicos de la FAO dirigidos por Clodomir
Santos de Morais, y muy probablemente por los técnicos economistas de USAID
en las formulaciones de los proyectos principales y periféricos, en un
momento que el gobierno gozaba de gran popularidad por su estructurado plan
de desarrollo en el que la Reforma Agraria tenía no solo un rol central sino
que era observada con admiración por la totalidad de la opinión pública
hondureña. Nadie iba a cuestionar que los préstamos para introducir la Palma
Africana provenían del Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencias
internacionales que en aquel momento gozarían de mayor prestigio, sobre todo
entre los teóricos del paradigma estructuralista quienes probablemente
miraban este proceso como apoyo al modelo de industrialización por
sustitución de importaciones (ISI).
 
Los técnicos del INA justifican la introducción de la Palma con situaciones
climáticas y de adaptación del cultivar a las condiciones de la costa norte
de Honduras en general. Pero aun hoy en día encontramos proyectos de
desarrollo implementados por subsidiarias de USAID como Technoserve para el
apoyo al sector palmero de cooperativas conformadas en el Bajo Aguan.
También aun hoy en día, se usan los mismos postulados para defender el
cultivo de la Palma y se obliga a las nuevas Empresas Asociativas Campesinas
( ya no se promueve el cooperativismo) a plantar Palma Africana como
garantía de pago por la recuperación de las tierras por parte del INA, como
sugerido por la Ley de Modernización del Sector Agrícola de 1992.
 
Esto nos dice que si bien la Reforma Agraria era un derecho que se le
concedió a Honduras para desmovilizar movimientos armados para la liberación
nacional, este no iba a ser manejado de una manera completamente soberana y
la Palma, fuente de riqueza campesina, también representaba una vía para
balancear el acceso a aceites ricos en energía al norte industrial, que en
ese momento promovía proyectos palmeros en varios países del sur, sobre todo
en América Latina, África Occidental y Malasia e Indonesia en el Sudeste
asiático. Las instituciones de desarrollo internacional tienen una larga
trayectoria en imponer o privilegiar a los cultivos de agro-exportación o
externo (cash crops), por sobre los cultivos para consumo familiar o interno
(food crops) para así proveer de materias primas baratas y procesarlas en
mercancías mucho más caras que a su vez exportan al sur global, como el
Chocolate. Cuando estas materias primas suben de precio las alarmas de la
cooperación internacional suenan e introducen en algunos países proyectos
millonarios para convertir a Honduras, por poner un ejemplo, en el principal
productor de Cacao de América Central, o a Vietnam, en el principal
productor de Café del Sudeste asiático etc y así prevenir que los precios se
disparen demasiado.
 
Siguiendo con la Palma, en los años 60s en Colombia, cerca de 18,000
hectáreas de Palma Africana fueron plantadas. Hoy Colombia se ha convertido
en el primer productor de Palma del continente Americano, y ahora 35% de su
producto se exporta como bio-combustible. En 2006, la Federación de
Productores de Palma, FEDEPALMA, reportó que el cultivo de la palma africana
se estaba expandiendo a un millón de hectáreas. Esta expansión ha sido
financiada, en parte, por la Agencia Internacional de Desarrollo de los
Estados Unidos (USAID) (4).
 
Por otra parte, el gobierno de Barak Obama acaba de nombrar a una
especialista en bio-combustibles como embajadora de ese país para Honduras,
Lisa Kubiske, una especialista en ciencia, agricultura y negocios; Kubiske
fue condecorada con el Honor Superior del Departamento de Estado por sus
esfuerzos en el sector de la cooperación en bio-combustibles entre los
Estados Unidos y Brasil. Annie Bird, explica en un reciente artículo como
extrañamente se nombra una embajadora sin experiencia previa en ese puesto
para un país en conflicto central como es Honduras y su relación con el plan
agro-energético.
 
*Una alternativa al monocultivo *
 
Para ilustrar lo anteriormente discutido analizamos el caso de el grupo de
mujeres “10 de Junio” del Jardín Clonal, en San Juan Pueblo, formado por 5
EACPs (Empresa Asociativa Campesina de Producción) con un total de 53
familias. El grupo, muy citado incluso a nivel internacional, se encuentra
en la actualidad en un dilema entre seguir diversificando su producción
agrícola que se compone de hortalizas de patio, legumbres y tubérculos,
granos básicos y ganadería vacuna sin tener posesión legal sobre las
tierras, o aceptar un préstamo de alrededor de un millón de lempiras opción
que el INA les da como requisito para otorgar la titulación de las tierras
(69 has) ya que éste les sirve como garantía de pago; los fondos servirían
para plantar la totalidad del área que les pertenece con Palma Africana. Los
técnicos del INA de la región de Atlántida dicen que solo con Palma Africana
podrá el grupo pagar las tierras recuperadas en el marco del decreto 18-2008
(que ahora se encuentra derogado). Sin embargo, ha surgido una discusión al
interno del grupo; hay varias miembros que no ven con buenos ojos sembrar
más palma, ya que en las casi 70 hectáreas viven al menos 300 personas y es
más conveniente para su sobrevivencia sembrar productos de consumo familiar
y vivir de lo que les provee la agricultura diversificada en lugar de
comprar productos en el mercado con dinero efectivo. Doña Elia Román ilustra
lo que el INA les está sugiriendo “Los técnicos del INA vinieron aquí a
decir que tenemos que sembrar toda la tierra con Palma, pero yo le digo al
grupo que si vamos a aceptar ese dinero será para comprar más tierra y no
para sembrar Palma aquí, en este pedacito que tenemos, porque la Palma nos
va a afectar y nos vamos a quedar sin nuestros alimentos. Ellos dicen que
con la Palma vamos a poder pagar la tierra al gobierno y que si seguimos con
granos y tubérculos no vamos a poder pagar y vamos a perder las tierras”.
 
En realidad, para el grupo, los ingresos de la Palma serian muy bajos para
lograr una canasta básica. Esto lo saben porque ya cultivan 10 hectáreas de
Palma Africana, que también fue sugerida hace más de 5 años por el INA, y
los ingresos que de las cosechas han obtenido no son suficientes. Para
cubrir las necesidades de una familia rural se necesitan al menos 14
manzanas de Palma Africana (5) y se sabe que son suficientes 5 manzanas de
agricultura diversificada para el mismo fin, sin contar con el factor de la
fluctuación de precios del fruto y del aceite de la palma que lo dicta el
mercado internacional o las amenazas de plagas que azotan más fuertemente al
monocultivo que a los cultivos tradicionales por estar en ecosistema
diversificado.
 
Este es uno de los raros casos en donde se puede observar de manera real una
pequeña batalla entre el monocultivo propuesto por el mundo corporativo (que
en este caso usa al INA como promotor), el nuevo actor representado por el
mundo de los créditos de carbono, y la agricultura basada en sistemas
campesinos diversificados, que los científicos de la resistencia mundial han
podido conceptualizar durante el último quinquenio con el a veces abstracto
nombre de Soberanía Alimentaria.
 
En este contexto, la institucionalidad cubana de la década de los 80s
descubrió a tiempo que el monocultivo del azúcar había causado un gran
problema para la economía de esa nación caribeña, un problema que se hizo
más evidente durante el periodo especial de los años 90s. Desde entonces, la
nación se vio inmersa en una era de cambios estructurales sin precedentes,
reubicando y actualizando a todos los trabajadores agropecuarios, pero sobre
todo en la destrucción de un paradigma de desarrollo a sustituir por uno
nuevo, hacia la conversión, que continua hasta hoy, a un sistema de
producción basado en los principios de la agro-ecología, de la
diversificación, de la potenciación de los recursos locales, de la
autosuficiencia y del uso de los conocimientos campesinos ancestrales. Para
ello, todo el aparato estatal, y sobre todo, los centros de investigación
científica, de la formación vocacional rural y la educación media y
universitaria del sector, están viviendo una transformación radical (6).
 
Queda así al descubierto cómo la lucha por la tierra en Honduras,  y la
catástrofe humana que conlleva, se encuentra en un marco estructural mucho
más complejo de lo que pensábamos, en donde la imposición del cultivo de
Palma Africana representa un anzuelo para después, el pez, ser ingerido por
la voracidad del capitalismo salvaje y se coloca muy lejos de representar
cualquier solución válida.
 
El ejemplo cubano, también conocido como la última reforma agraria del siglo
XXI, es el único que en la actualidad se puede citar como soberano a nivel
mundial y aunque aun hoy no puede prescindir de las importaciones
estratégicas de alimentos; éste ha proporcionado un camino claro y decisivo
hacia sistemas alimentarios que brindan justicia a la sociedad. En Honduras,
existe actualmente un retroceso en ese camino, en donde la Palma Africana
nos lleva  un callejón sin salida, lleno de violencia y otras injusticias.
 
*Notas*
 
(1) En US$; Banco Mundial 15 millones, BID 7 millones, DEG 20 millones, EDF
20 millones y el Gobierno Británico 30 millones.
(2) UNFCCC United Nations Framework Convention on Climate Change  - Marco de
Naciones Unidas para el Cambio Climático
(3) Telesur, Mesa Redonda, Jueves 21 de abril de 2011. UNAM / Food
Rebellions, Erik Holt Gimenez y Raj Patel, Food First Institute, Oakland,
California, 2009.
(4) http://en.wikipedia.org/wiki/Palm_oil
(5) Conversaciones en el Instituto Nacional Agrario.
(6) Agricultura Sostenible y Resistencia; Transformando la Producción de
Alimentos en Cuba. Fernando Funes, Luis Garcia, Martin Bourque, Nilda Perez
y Peter Rosset. Co-publicado por Food First Books, Asociación Cubana de
Extensionistas Agrícolas y Forestales, Centro para el Estudio de la
Agricultura Sostenible de la Universidad Nacional Agraria de La Habana
(UNAH).

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